La pandemia persiste en la llamada 3ª ola, los agentes económicos, tanto trabajadores, como organizaciones productivas y autoridades, están buscando nuevas formas para no tener que aplicar otro freno a la economía, los costos financieros y sociales incuantificables, dándose paso a inestabilidades políticas.
Las fuerzas políticas, están en franca lucha por el poder en diferentes escenarios, los ultraderechistas por el predominio del libre mercado, favoreciendo los procesos de acumulación financiera, donde la corrupción es un elemento activo y la reducción del Estado en la economía, es requisito.
Por su parte las corrientes políticas que están por una economía con sentido social, sustentable y equitativo, buscan que la rectoría de la economía corresponda al Estado, para garantizar una mayor equidad social, respetando los derechos humanos y no cederla a las trasnacionales, que buscan el acceso más rentable a los recursos naturales estratégicos y al dominio de los mercados, principalmente de alimentos y fármacos.
Por su transversalidad, los procesos científico-tecnológicos son los determinantes del crecimiento económico y de los mercados, por lo que la recuperación económica, que no necesariamente es social, no representa la salida de la pandemia, la cual no tiene fecha para erradicarse.
El pasado 24 de julio se llevó a cabo en México la XXI reunión de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) donde Alicia Barcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, propuso la creación de un Plan de Autosuficiencia Sanitaria para América Latina y el Caribe , con el propósito de superar la carencia de vacunas y de fármacos, que padecen los latinoamericanos, cuya dependencia de las grandes corporaciones transnacionales en estos rubros, es más que evidente.
La recuperación de todas las economías nacionales, desarrolladas o no, está en proporción directa a la disponibilidad de las vacunas, ya que si no se inocula a la población, sobre todo a la fuerza laboral, el freno económico se repetirá; los esquemas de vacunación son muy diversos, por ejemplo en Américalatina, Chile tiene vacunada al 55.9% de su población, México registra el 15.4%, pero hay naciones como Haití que está en cero, Honduras, Venezuela y Guatemala no alcanzan el 1%.
Los decesos en el mundo por covid superan los 4.22 millones de los cuales el 30% se registraron en las naciones Latinoamericanas, o sea más de un millón 260 mil personas, en México las cifras del anterior fin de semana, mostra 241 mil decesos, de los más de 2 millones 850 mil personas infectadas, se han recuperado el 78%.
La gran vulnerabilidad de las naciones con economías emergentes, entre ellas México, tiene dos grandes vertientes, la primera es el rezago en investigación y desarrollo tecnológico, sobre todo el aplicable al sector salud; la otra vertiente son las enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, que son consecuencia, en gran medida, de una alimentación de baja calidad nutritiva, dado que predomina en los mercados alimentos con alto contenido de grasas, sodio, azúcares artificiales y sales, son productos provenientes del sistema agroalimentario industrial trasnacional, que ha venido a cambiar los patrones de consumo de nuestra población.
Por ejemplo, los frijoles que se consumían en México eran naturales, provenientes de nuestro campo, hoy cada vez más, se consumen frijoles deshidratados o enlatados de importación, con alto contenido de conservadores.
Son las grandes trasnacionales las que dominan la cadena global agroalimentaria industrial, utilizan herbicidas y transgénicos, como el glifosato y otros agrotóxicos. Este tipo de alimentación propicia obesidad y el surgimiento de enfermedades crónicas que nos hacen vulnerables ante las contagiosas como el covid.
El crecimiento del PIB según INEGI para el segundo trimestre de este 2021 es de 19.6%, respecto al mismo periodo del 2020, pero respecto al trimestre anterior fue de 1.5%, desde la perspectiva de la CEPAL, el crecimiento proyectado para este 2021 será del 5.8%, insuficiente para superar la caída del 8.6% del 2020, el crecimiento estimado para 2022 será de 3.2%, que tampoco será suficiente.
Si los desarrollos científico-tecnológicos no llegan a los procesos económicos de los pequeños productores, manufactureros y del campo, nuestra economía no superará los rezagos, ni alcanzará el crecimiento suficiente para disminuir la desigualdad.