Sabía usted que hay empresas que tienen ingresos por 51 mil millones de dólares como Amazon, 75 mil millones de dólares como Google, 13 mil millones como Facebook; Bill Gates, Paul Warren y Larry Elison, 3 personas, que poseen una fortuna equivalente al PIB de 42 naciones, que tienen más de un millón de habitantes, ya ni se diga de Elon Musk, ni de las empresas petroleras como Shell y Exxon, qué en conjunto alcanzan más de 937 mil 412 millones de dólares, Wal-Mart líder de las tiendas departamentales en México, tiene ingresos globales de más de 500 mil millones de dólares.
¿Por qué? Estas empresas trasnacionales como todas las de su tipo, operan a través de cadenas tecnológicas en diversos países, como la farmacéutica Pfizer que opera en 163 naciones, todas están permanentemente innovando, son poseedoras de las invenciones que generan en productos y procesos, a través de la llamada Propiedad Intelectual que incluye la Industrial y los derechos de Autor.
Los mercado globales están dominados por estas empresas, que nunca dejan de investigar aprovechando la infraestructura tecnológica y del talento de investigadores y estudiantes que se encuentran en las universidades y centros de investigación, a lo largo y ancho de todo el planeta.
La globalización obedece a los avances tecnológicos que posibilitan el desplazamiento de insumos bienes y capacidades productivas, generando mercados oligopólicos, propiciando la competencia en el desarrollo de nuevas tecnologías, de proceso, de producto, de organización, de generación de nuevas materias primas (nuevos materiales), de nuevas fuentes de materias primas y de formación de redes de investigación, como de financiamiento, para abatir costos en los proyectos de investigación y de la formación de nuevos talentos.
Las empresas trasnacionales encabezan estos procesos globales, tanto por su liderazgo tecnológico como por su dominio de los eslabones clave, no se trata de agentes económicos autónomos, sino de operaciones estratégicas coordinadas tanto por las propias empresas trasnacionales, como por los gobiernos donde están sus corporativos, de ahí los tratados comerciales.
El tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es una muestra, tratados que no son actos de buena voluntad de parte de esas naciones tecnológicamente desarrolladas, claro que no, es una lucha diplomática entorno a la creación de condiciones, que permita a esas naciones aprovechar nuestros recursos naturales, como el petróleo, el litio, el oro, y que seamos mercado para los productos que generan sus empresas trasnacionales.
Los tratados son mecanismos estratégicos para facilitar los flujos de recursos naturales y financieros, como de talentos, que favorezcan a las economías de esas naciones, cuyos gobiernos hablan de mercados libres para ellos, pero aplican programas de protección para sus empresas.
De que nos hace falta el T-MEC sin lugar a dudas, pero no debemos apostar que será la panacea para la problemática económica tan aguda que vivimos, sobre todo los asalariados. Si bien el T-MEC, puede ser un factor que impulse la inversión y la reactivación económica de México, pero tenemos que superar las trampas de Trump que presiona con lo de la supervisión en el cumplimiento de las leyes laborales mexicanas, sin lugar a dudas una descarada intervención de EU en México.
Cabe ser enfático que el verdadero motor de la economía mexicana es el desarrollo científico y tecnológico aplicado a los procesos de los pequeños y medianos productores manufactureros y sobre todo del campo, cuyo rezago tecnológico los saca de los mercados globales orillándolos al autoconsumo desde hace décadas.
La tecnología aplicada al sector agropecuario está generando que sean las naciones tecnológicamente más desarrolladas, las que dominen la eficiencia en la producción de alimentos y el dominio de los mercados, al inundarlos con sus productos y controlando los precios, que muestran una tendencia creciente.
Según la FAO y el Banco Nomura, los precios de los alimentos ya no podrán ser sostenibles por los productores que no apliquen las tecnologías apropiadas.
Darles apoyos financieros a los campesinos mexicanos, sin insertarlos al paradigma tecnológico, es privarlos de la posibilidad de ser competitivos. Al negarles la democracia tecnológica, queda sin efecto la democracia política y social. ¿no lo cree usted?