Nuestra piel es una maravilla natural de la bioingeniería.
El órgano más grande del cuerpo, es un sistema de defensa impermeable que protege contra infecciones. Está repleto de glándulas sudoríparas que nos mantienen frescos en temperaturas elevadas. Puede recibir golpes graves (quemaduras de sol, rasguños y raspaduras, salpicaduras de aceite de cocina y otros accidentes en la vida diaria), pero se regenera rápidamente. Claro, puede haber cicatrices duraderas, pero los signos de daño menor eventualmente desaparecen.

