Las innovaciones de la tecnología digital como la inteligencia artificial, Internet de las cosas, Big Data, blockchain y un largo etcétera nos permiten integrar hoy de forma poderosa el mundo real y el virtual. La cuarta revolución industrial es una realidad que está impulsando nuevas formas de gestionar y organizar las empresas. Es la era de la industria 4.0.
Pero, ¿cómo cambia el liderazgo en este nuevo contexto? El liderazgo en el mundo de hoy está más relacionado con el mañana. Con el dinamismo y continuos cambios de la industria actual, se requiere poder visionar el futuro. Por eso, el nuevo directivo en realidad es un explorador que descubre el futuro y “regresa” para mostrárselo a otros. Este es, posiblemente, el más importante de todos sus desafíos y también el más difícil, porque tiene que ser profeta.
Además este nuevo líder debe tener un conocimiento amplio del mercado y del sector en el que se desenvuelve para poder anticiparse a la competencia. Ahora los hábitos de consumo son diferentes: predomina la comodidad, la inmediatez y la conveniencia. Por eso los ciclos de producción se han acortado para dar respuesta a una demanda cada vez más exigente que quiere satisfacer sus necesidades “aquí y ahora”. Por lo tanto, otro de los grandes retos es la capacidad de plantear una estrategia innovadora que dé respuesta a los desafíos empresariales que se presenten.
En el contexto interno los desafíos son aún mayores pues debe preocuparse de construir un equipo de trabajo formado, comprometido y motivado, junto con la capacidad para atraer y mantener el talento. Este directivo tiene entre sus prioridades el crecimiento profesional de las personas de su equipo. Además entiende que su misión es, ante todo, ayudarles a desarrollar todo su potencial para ser mejores profesionales y mejores personas. De hecho, debe conseguir que cada uno de los miembros de su equipo llegue a convertirse, a su vez, en un líder dentro de sus propias responsabilidades. Ahora, la toma de decisiones ya no está exclusivamente en manos de una sola persona, el centro de gravedad descendió dentro de la organización con estructuras más planas y colaborativas, y con trabajadores empoderados.
Este líder se gana la confianza de su gente al asumir la responsabilidad por el desempeño del equipo y en su propio ejercicio del liderazgo inculca esos mismos hábitos entre los demás, porque su compromiso con una promesa se mantiene hasta el final del proceso. En este sentido, las evaluaciones de desempeño se transforman en retroalimentación permanente, es decir, en el intercambio constante de opiniones para aprender de los errores y anticipar conflictos futuros. Surge así una nueva cultura corporativa que fomentará la confianza y la colaboración productiva en todos los niveles, que estimula el intercambio de información, porque en el mundo digital la información ya no es un poder reservado a unos pocos: es una herramienta para distribuir el conocimiento y obtener valor.
En definitiva, son directivos que se anticipan al futuro, conocen su industria, inspiran e incentivan la colaboración y dan sentido de misión al trabajo. Son verdaderos innovadores disruptivos que transforman sus industrias para beneficio de sus empresas. Son los nuevos líderes, para los nuevos tiempos. Son los líderes 4.0.
Fuente: La Republica