Uno de cada cinco pacientes en estado vegetativo persistente está realmente despierto y encerrado en cuerpos que no responden, advierte un grupo de científicos del Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.
Los miembros de este equipo son los profesores Neil Scolding, de la Universidad de Bristol; Adrian Owen, de la Universidad de Western Ontario; y John Keown, de la Universidad de Georgetown en Estados Unidos.
Han publicado un artículo científico en la revista Brain y una carta a la opinión pública en el diario británico The Times, para denunciar que la práctica médica está ignorando lo que supone esta experiencia para muchas personas.
Señalan que solo en el Reino Unido puede haber hasta 25.000 personas en un trastorno prolongado de la consciencia (PDOC), conscientes de su situación y sin poder comunicarse.
Inconsciencia persistente
El estado vegetativo persistente es el que perdura un mes después de una lesión cerebral traumática o no traumática aguda, o que dura al menos un mes en pacientes con trastornos degenerativos o metabólicos o malformaciones del desarrollo.
En estado vegetativo, la persona no tiene consciencia de sí misma ni de su entorno. La principal diferencia entre el coma y el estado vegetativo es que, en algún momento, las personas en este segundo estado pueden tener los ojos abiertos e incluso parecer que están despiertas.
Pueden mover partes de su cuerpo, pero este movimiento no es voluntario. Incluso pueden producir sonidos y palabras ocasionales. Después de cuatro semanas, se dice que la persona se encuentra en un estado vegetativo «prolongado» (PDOC).
En la carta al Times, estos científicos escriben: «Una investigación notable que utiliza neuroimágenes ha demostrado que alrededor del 20 por ciento de los pacientes etiquetados como PDOC son de hecho total, o al menos parcialmente, conscientes».
Comunicación posible
En el artículo científico, dicen que detectar la consciencia en estos pacientes podría permitirles expresar sus puntos de vista y sentimientos, e incluso determinar si tienen la capacidad mental de tomar decisiones sobre su situación.
Destacan que la literatura científica ha demostrado que el uso de imágenes de resonancia magnética, o el electroencefalograma, una herramienta de monitorización que utiliza electrodos, puede detectar la consciencia en algunos pacientes que se cree que no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor.
Estas técnicas incluyen pedirles que visualicen personas u objetos, que activan diferentes áreas del cerebro, o analizar si sus patrones cerebrales, mientras miran una película, coinciden con los medidos en audiencias similares de personas plenamente conscientes.
Uno de los firmantes de ambos documentos, Adrian Owen, junto a otros investigadores, ha demostrado de manera convincente que un subconjunto de individuos en estados vegetativos persistentes tiene mentes que funcionan de manera significativa, incluso cuando siguen siendo completamente incapaces de participar en otras formas de comunicación o comportamiento volitivo.
Imágenes cerebrales delatoras
Adrian Owen, Clara Stafford, de la Universidad Western Ontario, y la española Davinia Fernández-Espejo, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), usaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) en pacientes que parecen estar en estados vegetativos persistentes, tal como informaron en un artículo publicado en 2019 en la revista NeuroImage: Clinical.
Conectaron a estos pacientes a una máquina de resonancia magnética funcional y les pidieron que pensaran en jugar al tenis, si deseaban responder afirmativamente a una pregunta, o bien que se imaginaran caminando dentro de sus casas, si querían responder negativamente a la misma pregunta.
A través de la fNMR, que registra los patrones de flujo sanguíneo en sus cerebros, los investigadores compararon sus patrones con los de personas sanas y comprobaron que, de los 15 pacientes con PDOC, ocho cumplieron los criterios para el estado vegetativo, 5 cumplieron los criterios para el estado de consciencia mínima y 2 cumplieron los criterios para salir del estado de consciencia mínima.
Sus conclusiones fueron categóricas: «nuestros resultados sugieren que el daño estructural a las fibras motoras puede conducir a una capacidad de respuesta reducida en los pacientes con PDOC en todas las subcategorías de diagnóstico y, por lo tanto, las evaluaciones del comportamiento (médico) pueden subestimar el nivel de función cognitiva retenida y conciencia en todo el espectro de PDOC.»
Decidir sobre su futuro
Estos investigadores consideran que, si personas en estados vegetativos pseudopersistentes pueden comunicarse, incluso de esta manera rudimentaria, está más que justificado proporcionarles un cuidado continuo y mantener la esperanza de una mayor recuperación.
Owen y su equipo pudieron comprobar asimismo que algunos de los pacientes con los que se habían «comunicado» de la forma descrita no sentían dolor.
Por todo ello, los firmantes de la carta, y del artículo en la revista Brain, plantean la posibilidad de que en el futuro las personas en estado PDOC puedan expresar decisiones que orienten sobre sus cuidados, e incluso señalar si desean seguir viviendo atrapados dentro de sus cerebros.
En su carta, critican las directrices del Royal College of Physicians del Reino Unido, publicadas en marzo de 2020, sobre el tratamiento de pacientes con trastornos prolongados de la consciencia.
Mejor atención médica
Cuestionan el rechazo establecido por este documento a las nuevas tecnologías, como las técnicas de neuroimagen, incluida la resonancia magnética funcional y / o el electroencefalograma, para detectar la posible consciencia encubierta en estos pacientes.
Consideran que esta decisión condena a muchas de las personas en estas circunstancias a vivir en un estado de consciencia atrapada, sin posibilidad de comunicar nunca nada sobre sí mismas, a pesar de darse cuenta de lo que pasa con ellas y con su entorno, porque nadie asume que se están dando cuenta de lo que les pasa.
Referencia
Prolonged disorders of consciousness: a critical evaluation of the new UK guidelines. Neil Scolding, Adrian M Owen, John Keown. Brain, 2021 Jul 28;144(6):1655-1660. DOI:10.1093/brain/awab063.