Category: Biotecnología

  • El primer campo de pruebas de mosquitos modificados genéticamente contra el Zika

    El primer campo de pruebas de mosquitos modificados genéticamente contra el Zika

    Hasta 250.000 ejemplares alterados para que su progenie no sobreviva son liberados cada día en la localidad brasileña de Piracicaba

     

    A las 07:00 de la mañana de un día de verano en Piracicaba, una ciudad del estado brasileño de Sao Paulo, Cecilia Kosmann estaba sentada en la parte de atrás de una furgoneta, rodeada de envases de plástico de comida para llevar. Pero en lugar de comida, los botes estaban llenos de mosquitos macho de Aedes aegyptimodificados genéticamente (MG). Cada dos minutos, agitaba un envase dentro de un embudo de plástico para liberar a los mosquitos al aire libre del exterior.

    Para cuando la furgoneta terminó su ruta diaria por dos barrios, había puesto en libertad a unos 250.000 ejemplares.

    Estos mosquitos pasarán la vida compitiendo entre sí, copulando y, dado su alto número, avasallando a la población de machos silvestres que buscan sus propias hembras. Debido a un cambio genético de su ADN, sólo vivirán cuatro días y sus crías jamás superarán la fase larvaria.

    Los insectos fueron desarrollados por Oxitec, una empresa británica que los llama “Aedes amigables” y los produce en unas instalaciones ubicadas a una hora en coche de Piracicaba. Aunque los insectos aún no están disponibles comercialmente, el programa piloto de Piracicaba se ha convertido en prueba para comprobar si los insectos modificados genéticamente podrían frenar la transmisión de enfermedades.En caso afirmativo, también será necesario analizar si el coste de la medida puede ser asumido por las ciudades.

    El proyecto arrancó en abril de 2014, un año después de una epidemia de denguebque provocó más de 1,5 millones de casos en Brasil. Hasta ahora, funciona: después de 10 meses de pruebas en dos pequeños barrios, el número de casos de dengue entre los 5.600 habitantes cayó en un año de 133 casos a tan sólo uno. El alcalde de la ciudad, Gabriel Ferrato, está buscando financiación estatal para ampliar el programa. Ferrato asegura que “si tuviese los recursos necesarios ahora mismo, adoptaría el método en toda Piracicaba”.

    El dinero no resulta fácil de conseguir ahora mismo en Brasil, que está pasando por una importante crisis económica y política. Su moneda se ha desplomado, y un escándalo de corrupción del dinero petrolífero ha llegado hasta el despacho de la presidenta. Ahora también es el epicentro de la epidemia del Zika, y los políticos se echan las culpas de ello. Se especula que otros países podrían boicotear los Juegos Olímpicos de verano en Río. El ministro de Sanidad de Brasil, afirmó en enero: “Estamos perdiendo la batalla contra los mosquitos horriblemente”.

    Pero el problema también está convirtiendo al país en un invernadero de nuevas tecnologías. Además de los mosquitos MG, se están realizando experimentos con mosquitos infectados con una bacteria, Wolbachia, que parece impedir la transmisión de enfermedades. Un proyecto en esta línea ha recibido 40 millones de dólares (unos 36 millones de euros) de la Fundación de Bill y Melinda Gates, y se espera que en los próximos cuatro meses se despliegue ampliamente por Brasil. Un enfoque aún más futurista, que emplearía la edición genética para erradicar los mosquitos, no estará disponible para su aplicación hasta dentro de varios años.

    El pasado mes de agosto, Oxitec, que también ha organizado lanzamientos en Panamá y las Islas Caimán, fue adquirida por 160 millones de dólares (unos 143 millones de euros) por el conglomerado estadounidense Intrexon. El gigante posee un catálogo de organismos transgénicos, incluidos el salmón y los manzanos. Ahora que Brasil está combatiendo el Zika además del dengue (ambos virus son propagados por mosquitosAedes aegypt, al igual que el virus de la chikunguña) el interés por la tecnología se ha disparado. El director de la operación brasileña de Oxitec, Glen Slade, afirma: “El momento de crisis pasará, pero estamos seguros de que nuestra tecnología ha llegado para quedarse”.

    Los insectos MG son criados cerca, en la ciudad de Campinas, en unas instalaciones que pueden producir dos millones de mosquitos a la semana. En una habitación completamente blanca, los mosquitos son emparejados y las larvas resultantes son separadas por sexos. Los trabajadores abordan los mosquitos extraviados con un sistema de control de insectos por descarga eléctrica en forma de raqueta de tenis(similares a las que se venden en las tiendas pero que se han agotado en un Brasil obsesionado con los mosquitos).

     

    La instalación de Oxitec en Campinas, al sudeste de Brasil, cría mosquitos MG para combatir la fiebre del dengue. Un trabajador ataja los insectos extraviados con una raqueta de tenis ‘electrificada’.

     

  • La edición genética es un arma de destrucción masiva para la inteligencia de EEUU

    La edición genética es un arma de destrucción masiva para la inteligencia de EEUU

    CRISPR es barata y fácil de usar y, por tanto, difícil de controlar. Podrían crearse virus que alteren el ADN humano, pero otros expertos no comparten este miedo

     

    La edición genética constituye un arma de destrucción masiva. O eso afirma el director estadounidense de inteligencia nacional, James Clapper. Este martes, el nuevo informe anual de evaluación de riesgos mundiales de la comunidad de inteligencia estadounidense añadió esta técnica a la lista de amenazas que plantean las “armas de destrucción y proliferación masiva”.

     

    La edición genética incluye las distintas maneras de alterar el ADN que vive dentro de las células vivas. El método más popular, CRISPR, está revolucionando las investigaciones científicas, dando paso a novedosos animales y plantas. Y es probable que impulse una nueva generación de tratamientos genéticos para enfermedades graves (ver Todo lo necesario sobre el año de infarto de CRISPR y la edición genética).

    Lo que preocupa a la comunidad de inteligencia estadounidense sobre la edición genética es su relativa facilidad de uso, según el informe. “Dada su amplia distribución, bajo coste y el ritmo acelerado de desarrollo de esta tecnología de doble uso, su mal uso deliberado o accidental podría tener amplias implicacioneseconómicas y de seguridad nacional”, afirma el informe.

    Esta decisión de señalar la edición genética como posible arma de destrucción masiva (ADM) sorprendió a algunos expertos. Fue la única biotecnología que figura entre un total de otras seis amenazas más convencionales, como la supuesta detonación nuclear de Corea del Norte el 6 de enero, las armas químicas no declaradas de Siria y los nuevos misiles de crucero rusos que podrían violar un tratado internacional.

    El informe es una versión desclasificada de la “percepción colectiva” de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y media docena de otras operaciones estadounidenses de espías y recopilación de información.

    Aunque el informe no nombra específicamente a CRISPR, está claro que Clapper tenía en mente el sistema más nuevo y versátil de edición genética. Los ingredientes básicos para trabajar con ella se pueden comprar en internet por unos 60 dólares(unos 53 euros). Así que su bajo coste y su relativa facilidad de uso parece haberasustado a las agencias de inteligencia.

    “Las investigaciones de edición genética realizadas por países con distintos estándares regulatorios o éticos que los países occidentales probablemente aumenten el riesgo de la creación de agentes o productos biológicos potencialmente dañinos”, detalla el texto.

    El temor de la biotecnología es su doble uso, ya que los avances científicos también podrían ser aprovechados como arma. El informe hizo constar que los nuevos descubrimientos “recorren la economía y se globalizan con facilidad, al igual que el personal con la experiencia científica para diseñarlos y utilizarlos”.

    Clapper no detalló ningún escenario concreto de bioarmas, pero los científicos han especulado con anterioridad acerca de la posibilidad de que CRISPR sea empleado para producir “mosquitos asesinos”, plagas que diezmen cosechas claves o inclusoun virus que altere el ADN de las personas.

    “La biotecnología, más que cualquier otro dominio, tiene un gran potencial para el bienestar humano, pero también es posible abusar de ella”, asegura el analista de políticas de RAND y un antiguo secretario general adjunto del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Daniel Gerstein. El experto explica: “Nos preocupa que la gente desarrolle algún tipo de patógeno con unas robustas capacidades, pero también nos preocupa el mal uso”. Gerstein cree que “la edición genética podría producir un accidente catastrófico, puesto que el genoma representa la misma esencia de la vida”.

    Para el experto en bioarmas del Centro de Woodrow Wilson en Washington, D.C. (EEUU), Piers Millet, la decisión de Clapper de incluir la edición genética en la lista ADM fue “una sorpresa”. En su opinión, el desarrollo de una bioarma, por ejemplo una forma extravirulenta del ántrax, aún requiere el dominio de “una amplia gama de tecnologías”.

    El desarrollo de bioarmas está prohibido por la Convención de Armas Biológicas y Toxinas, un tratado del tiempo de la Guerra Fría que ilegaliza las iniciativas de guerra biológica. Estados Unidos, China, Rusia y otros 172 países lo han firmado. Millet dice que los expertos que se reunieron en Varsovia (Polonia) el pasado mes de septiembre para discutir el tratado creían que la amenaza por parte de los grupos terroristas aún era remota, dada la complejidad de producir tal bioarma. Millet dice que el grupo concluyó que “para el futuro previsible, tales aplicaciones seguirán estando al alcance únicamente de los estados”.

    El informe de inteligencia señala específicamente la posibilidad de utilizar CRISPR para editar el ADN de embiones humanos. Esto produciría cambios genéticos en la próxima generación de humanos, por ejemplo, eliminar los factores de riesgo de enfermedades. El texto también señala que los rápidos avances de la edición genómica en 2015 provocaron que “grupos de biólogos estadounidenses y europeos de perfil alto cuestionaran la edición no regulada de la línea germinal humana (las células relevantes para la reproducción) que podrían crear cambios genéticos heredables”.

    Hasta ahora, el debate acerca de cambiar los genes de la próxima generación ha sido sobre todo una cuestión ética, y el informe no especificó cómo tal desarrollo sería considerado como una ADM, aunque es posible imaginar un virus diseñado para matar o lesionar humanos al alterar sus genomas.

  • Descubre cómo se está llevando la carrera por llevar la carne artificial al mercado

    Descubre cómo se está llevando la carrera por llevar la carne artificial al mercado

    Del laboratorio a la mesa: la carrera por llevar la carne artificial al mercado

    Memphis Meats Inc., apunta a ser en tres o cuatro años la primera empresa en vender carne desarrollada a partir de células animales.

    Varias startups están en una carrera para ser la primera en llenar los platos de los consumidores con hamburguesas y salchichas creadas en laboratorios que sepan tan bien como las de carne de res y cerdo.

    Memphis Meats Inc., una empresa de San Francisco fundada por tres científicos, apunta a ser en tres o cuatro años la primera en vender carne desarrollada a partir de células animales en tanques de acero. Rivales como Mosa Meat y Modern Meadow Inc. también buscan llevar este tipo de “carne cultivada” al mercado en los próximos años.

    La competencia pone de manifiesto la forma en que estas iniciativas se han expandido desde la prueba de sabor de una hamburguesa creada en un laboratorio en 2013. El proyecto de varios años fue financiado con 330.000 dólares de Sergey Brin, cofundador de Google Inc., y dirigido por el fisiólogo Mark Post. Las reseñas de la hamburguesa fueron variadas, pero motivaron a Post, quien cofundó la empresa holandesa Mosa Meat, a seguir adelante.

    El ambicioso objetivo es reformar la cría de animales moderna, que según estimaciones de Naciones Unidas consume un tercio de los granos del mundo y utiliza un cuarto de toda la tierra para pastoreo. Las empresas dicen que cultivar carne con células y biorreactores -similares a los fermentadores usados para hacer cerveza- consume una fracción de los nutrientes, crea muchos menos desechos y evita la necesidad de usar antibióticos y aditivos.

    “La industria de la carne sabe que sus productos son insostenibles”, afirma el presidente ejecutivo de Memphis Meats, Uma Valeti, cardiólogo y profesor de medicina de la Universidad de Minnesota. “Creemos que en 20 años, la mayoría de la carne vendida en las tiendas será cultivada”.

    La ganancia podría ser enorme. En Estados Unidos, por ejemplo, los consumidores gastaron 186.000 millones de dólares en carnes y aves en 2014.

    Memphis Meats planea anunciar este mes su estrategia y una financiación de cerca de 2 millones de dólares de las firmas de capital de riesgo SOSV LLC y New Crop Capital.

    Algunos en la industria cárnica dudan que los consumidores, muchos de los cuales exigen alimentos orgánicos o “naturales” sin aditivos ni ingredientes transgénicos, acepten la carne cultivada. Representantes de Tyson Foods Inc., Hormel Foods Corp. y Perdue Farms Inc., tres grandes empresas del sector, no quisieron comentar, salvo para decir que la tecnología era demasiado nueva.

    Silicon Valley apuesta por la carne de laboratorio

    No obstante, el entusiasmo de las firmas de capital de riesgo e inversionistas de Silicon Valley por las nuevas tecnologías para saciar el apetito de los consumidores por la carne es desbordante.Bill Gates, cofundador de Microsoft Corp., y Biz Stone y Evan Williams, cofundadores de Twitter, han invertido en las empresas de proteína basada en plantas Beyond Meat e Impossible Foods Inc.

    Memphis Meats cultiva carne aislando células de vaca y cerdo que tienen la capacidad de regenerarse, proveyéndoles oxígeno y nutrientes como azúcares y minerales. Las células se desarrollan dentro de biorreactores y se transforman en músculo esquelético que puede ser recogido entre nueve y 21 días después, dice Valeti.

    Mosa Meat, la empresa formada por Post junto con Peter Verstrate,técnico alimentario de la Universidad de Maastricht, se propone vender carne molida a restaurantes de primera categoría y tiendas especializadas dentro de cuatro o cinco años. La firma está atrayendo a potenciales inversionistas, dice Post. Si bien la eficiencia y los aspectos medioambientales del método interesan a algunos consumidores, “tomará tiempo y gente que lo adopte temprano” para que despegue, agrega.

    Modern Meadow trabaja en cuero cultivado, que podría salir a la venta en dos o tres años, señala Sarah Sclarsic, la directora de negocios de la empresa de Brooklyn. La carne, dice, “es una misión de mayor plazo para nosotros”.

    Las startups dicen que su principal desafío será aumentar la producción y mantener los costos lo suficientemente bajos como para que la carne cultivada cueste, y sepa, casi igual que la de animales. Actualmente, cuesta casi US$40.000 producir un kilo de carne molida de Memphis Meats. Con el tiempo, Memphis Meats y Mosa Meat aspiran a vender productos más complejos como bistec y producir carne más saludable cultivando células que contengan menos grasa saturada.

    Ejecutivos de Memphis Meats dicen que han conversado con el Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE.UU. acerca de las posibles regulaciones. La FDA probablemente evaluará la carne cultivada antes de que el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del USDA comience a regular el producto y la forma en que se procesa, dijo un vocero del USDA.

    Memphis Meats planea presentar su carne en restaurantes y minoristas, incluyendo varios establecimientos de barbacoa del área de Memphis copropiedad de William Clem, ingeniero de tejido y cofundador de la empresa junto con Valeti y Nick Genovese, un biólogo de células madre.

    Clem cuenta que ha estado promocionando la idea de la carne cultivada a comensales regulares de su cadena, Baby Jack’s BBQ, y que algunos tienen dudas y otros se interesan.

    “Este es probablemente el mercado más difícil que pueda imaginar para algo como esto. Es Memphis, Tennessee; la tradición (de la barbacoa) es lo más importante”, dice Clem. “Tenemos una hoja de ruta para empezar de a poco y presentarla a la gente y recibir algunos comentarios”. Memphis Meats ha hablado de su producto con distribuidores de alimentos como U.S. Foods Inc. y Sysco Corp., añade.

    Steve Lieber, director de marca global de BurgerFi, una cadena de Florida que sirve hamburguesas de vacas alimentadas con pasto y utiliza mesas hechas de botellas de leche recicladas, dice que su empresa consideraría el uso de carne de res cultivada para una especialidad de temporada si supiera tan bien como la carne que utiliza actualmente.

    “Queremos ser una compañía de vanguardia en todo lo que hacemos”, asevera. Pero “en este momento para la Generación del Milenio, la tendencia hacia lo natural está arraigada”.

     

  • Biofiltros para el tratamiento de aguas residuales

    Biofiltros para el tratamiento de aguas residuales

    Con el objetivo de obtener agua apta para riego agrícola a partir del tratamiento de aguas residuales, personal de la Coordinación Académica Región Altiplano de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (Coara-UASLP) en colaboración con investigadores de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) y de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec), trabajan en la elaboración de compósitos conductores a partir de esponjas de poliuretano, polipirrol y polianilina para la inmovilización de microorganismos en el tratamiento de aguas residuales.

    De acuerdo con datos proporcionados por el doctor Víctor Manuel Ovando Medina, investigador de la Coara-UASLP, el sector agrícola consume aproximadamente 76.6 por ciento del total de agua potable, incrementándose de forma proporcional al crecimiento de la población. Tal es la demanda de agua por el sector agrícola, que en algunas ciudades de nuestro país se utiliza agua residual sin tratamiento previo, sobre todo en zonas áridas y semiáridas, donde este recurso es escaso. Esta práctica genera problemas a la salud ya que las aguas residuales, además de químicos y dependiendo de su origen, pueden contener altas concentraciones de microorganismos patógenos.

    Por este motivo es necesario crear tecnologías para el tratamiento de aguas residuales de bajo costo y que sean capaces de eliminar elementos patógenos. En las últimas décadas se han desarrollado biofiltros que consisten en microorganismos adheridos a un soporte, en el cual se desarrolla una película microbiana, también llamada “biopelícula”, que brinda a los microorganismos mayor protección contra factores adversos como potenciales de hidrógeno ácidos o alcalinos, o cambios en la temperatura, aunado a un incremento en los porcentajes de biodegradación y con la ventaja de producir una menor cantidad de biomasa.

    El doctor Ovando Medina ha enfocado su trabajo de investigación en el desarrollo de los compósitos conductores de esponjas de poliuretano modificadas con polímeros conductores como el polipirrol y la polianilina, mediante la oxidación química de monómeros de pirrol y anilina para la inmovilización de microorganismos en el tratamiento de agua residual municipal. Adicionalmente se diseñaron biofiltros anaerobios y aerobios operados en regímenes de alimentación de flujo estacionario y continuo, en los cuales, como soporte, fueron utilizados los compósitos mencionados.

    Las innovaciones, realizadas con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se llevaron a cabo en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro por la doctora Iveth Dalila Antonio Carmona durante sus estudios en el doctorado en Ciencias en Agricultura Protegida de dicha institución, bajo la dirección de la doctora Silvia Yudith Martínez Amador y en colaboración con el doctor José Antonio Rodríguez de la Garza de la Universidad Autónoma de Coahuila.

  • Brasil está combatiendo el Zika con mosquitos genéticamente modificados

    Brasil está combatiendo el Zika con mosquitos genéticamente modificados

    Las autoridades brasileñas están usando una nueva arma para combatir con las enfermedades.

    En el 2015 Brasil alcanzó la cifra de tres millones de habitantes infectados con dengue oZika. Esta cantidad se ha agravado tanto que las autoridades brasileñas no se dan abasto con sus miles de inspectores de salud, programas de educación, insecticidas y hasta el ejército. Ahora, desesperados, acuden a una nueva herramienta: mosquitos genéticamente modificados.
    Esta nueva arma fue desarrollada en Oxford y distribuida por Oxitec. Consiste en modificar genéticamente a los machos de Aedes aegypti, los mosquitos que tienen a Brasil en esta situación, para que sus crías se mueran antes de poderse reproducir.


    Esta especie de mosquitos es muy difícil de combatir. Es una de la que ha evolucionado para convivir con nosotros. A diferencia de sus familiares, pueden crecer en agua de basureros. Además prefieren reproducirse en lugares oscuros, lo que los hace muy difíciles de matar.
    Las pruebas preliminares de esta “arma” se realizaron en las Islas Caimanes, Panamá, Malasia y Brasil, donde los resultados demostraron que la población de mosquitos se redujo hasta un 95%. En una prueba más grande alcanzaron 82% en un distrito de la ciudad de Piracicaba, Brasil. Tras ese asombroso resultado, soltarán a estos mosquitos genéticamente manipulados en el centro de la ciudad.
    Las autoridades están preocupadas por el contagio de la Zika porque, además de provocar fiebre Zika causa microcefalia. Esta enfermedad provoca un desarrollo insuficiente del cráneo y generalmente lleva a atrofia cerebral en los fetos. Del 2014 a 2015 esta enfermedad se disparó de 200 a 3500 casos. Todavía no tienen certeza de cómo Zika produce esto con certeza, pero los científicos piensan que puede ser debido a que una mujer sea infectada.
    El problema con el arma que están usando ahora es que una vez que se muera la población de mosquitos manipulados, Brasil tiene que comprar más. Es una medida a corto plazo. Por eso están haciendo pruebas con una bacteria llamada Wolbachia. La idea es que esta bacteria reduzca el tiempo de vida de los mosquitos antes de que puedan contagiarse con dengue. Se hereda esa enfermedad que acorta su vida, pero, poco a poco se va a haciendo más pequeño el conjunto de mosquitos infectados y al final mueren todos.
    Existe una tercera opción que están desarrollando en la Universidad de California. Se trata de un nuevo gen que están desarrollando para los mosquitos, el cual los hace inmunes a la malaria. Así podrían llegar a introducir este gen a los mosquitos para que ya no porten la malaria. Todavía no hay pruebas, pero de ser posible, sería un paso preliminar para encontrar nuevos modos de acabar con enfermedades transmitidas por mosquitos.

  • Biopelículas para alimentos frescos por más tiempo

    Biopelículas para alimentos frescos por más tiempo

     

    Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) diseñó biopelículas activas capaces de adherirse a las frutas que evitan su rápida maduración, disminuyendo así las pérdidas económicas que esto representa para las industrias procesadoras y comercializadoras de alimentos.

    Según explicó Raúl Ávila Sosa Sánchez, profesor investigador de la FCQ y responsable de la investigación, este proceso consiste en añadir antimicrobianos de origen natural a las películas, obtenidos a partir de especias como el orégano, con el fin de integrarlas como un fino recubrimiento de los alimentos.

    Gracias a esta formulación se logró disminuir hasta en 60 por ciento el crecimiento de hongo sobre la superficie de las frutas y duplicar el tiempo de vida de anaquel.

    “Una película activa es una matriz continua elaborada con sustancias poliméricas que funciona como barrera, la cual puede almacenar ciertos compuestos deseados. Su función es retardar la migración de humedad, de gases y de transpiración de un fruto, además de que son capaces de transportar solutos y ciertas propiedades mecánicas”.

    Frescos como una lechuga

    El método lo aplicaron en frutas como el mango Ataulfo y la papaya Maradol, las cuales fueron recubiertas con películas hechas de almidón y sorbitol, así como de timol y carvacrol, dos antimicrobianos derivados del aceite esencial de orégano.

    “Con la ayuda de un aspersor los recubrimos y los dejamos secar durante diez días a temperatura ambiente (20 grados) para medir ciertos valores como la vida de anaquel, el número de manchas, la acidez, el índice de madurez, el color y la firmeza, entre otros”, explicó.

    Los resultados demostraron que los alimentos que no habían sido tratados comenzaban a madurar más rápido, en comparación con aquellos que fueron recubiertos con las películas que presentaban mayor firmeza y menor número de manchas.

    El recubrimiento comestible permite que sea más lenta la salida de oxígeno, lo que retarda el proceso de maduración, y gracias a los antimicrobianos se evita que se desarrollen los microorganismos responsables del deterioro de las frutas.

    El académico, doctor en Ciencias de Alimentos, dio a conocer que para procesar una película activa se necesitan tres elementos: un polímero natural, almidón o una sustancia capaz de retener una amplia variedad de compuestos; un solvente que puede ser agua previamente tratada para modificar sus valores de pH, y un plastificante, sustancia química que ayuda a integrar las capas de polímeros para que la película sea flexible.

    “Las fuerzas intramoleculares que se encuentran en el plastificante se van a encargar de unir y brindar estabilidad al conjunto de polímeros, para que de esta forma la película tenga la capacidad de adherirse a cualquier tipo de superficie, como la de un alimento”, refirió.

    Y aunque los resultados en pruebas con mango y papaya han sido positivos, el investigador afirma que continuarán trabajando con este tipo de tecnologías para experimentar con otros alimentos vegetales, a diferentes niveles de temperaturas y condiciones de humedad, así como desarrollar modelos de predicción y estudios toxicológicos.

    Así que dentro de poco, productores de alimentos perecederos, estudiantes y personas que gustan conservar alimentos por largo tiempo, podremos disfrutar de esta nueva tecnología.

  • Estudian microalgas como biodegradadores

    Estudian microalgas como biodegradadores

    El doctor Ignacio Alejandro Pérez Legaspi, científico del Laboratorio de Investigación en Biotecnología Acuícola del Instituto Tecnológico de Boca del Río, está desarrollando un proyecto enfocado en la biorremediación de pesticidas mediante el uso de microalgas como herramienta biológica, monitoreando su comportamiento cuando están sujetas a contaminantes, para posteriormente usarlas como bioindicadores de toxicidad y biodegradadores de estos.

    El investigador explicó que estas microalgas son implementadas en pruebas de toxicidad, con la finalidad de analizar su respuesta ante la presencia de sustancias tóxicas. “La intención del uso de estos organismos es ocuparlos como indicadores en la calidad del agua, es decir, monitorear la calidad de esta, a través de ellos. Estamos analizando la posibilidad de aprovecharlos como removedores de contaminantes en el agua”.

    De acuerdo con Pérez Legaspi, existen algunos estudios donde las microalgas son utilizadas como parte de tratamiento de aguas residuales en lagunas, donde son incorporadas para remover contaminantes. “Estamos trabajando con estas microalgas que pudieran utilizarse como organismos remediadores de algún contaminante en aguas marinas, y así poder contrarrestar el impacto ambiental que supone la presencia de sustancias tóxicas en el litoral mexicano”.

    El investigador del Instituto Tecnológico de Boca del Río dio a conocer que en diversos estudios que han realizado se han percatado que estas microalgas pueden llegar a remover pesticidas clorales, como el lindano, el cual es un pesticida altamente tóxico y poco degradable, que se ha usado ampliamente en nuestro país. “Las microalgas tienen la particularidad de incrementar su biomasa y, por ende, remover este contaminante del medio, incorporándolo a su célula, donde lo ha de aprovechar como fuente de carbono para crecer”.

    Cabe señalar que estos procedimientos no arremeten contra la vida del organismo, puesto que, como lo indicó el investigador, dichas microalgas no están siendo explotadas de manera irracional, únicamente se obtiene un metabolito secundario y se aprovecha como precursor para obtener un beneficio.

    Este proyecto, encabezado por el doctor Pérez Legaspi, tiene la finalidad de generar conocimiento novedoso y sustentable, contribuyendo con el mejoramiento del monitoreo de la calidad ambiental del golfo de México. “Es conveniente implementar organismos para evaluar la calidad del agua, que sean lo suficientemente sensibles para identificar si hay algún problema en ese medio; de igual manera es primordial realizar monitoreos periódicos que puedan garantizar que tenemos agua limpia en la que podamos recrearnos y obtener nuestro alimento de manera confiable”.

    Por último, el investigador indicó que se espera poder implementar estas microalgas en aguas veracruzanas, en un año aproximadamente, “la idea es hacer más adelante un monitoreo ya en campo, en la zona que corresponde al litoral de Boca del Río, monitoreando con ese organismo la calidad del agua y conocer qué tipo de toxicidad es a la que nos estaríamos enfrentando, esto con el fin de poder combatirla, a través de biodegradadores”.

  • Mosquitos genéticamente modificados contra la malaria

    Mosquitos genéticamente modificados contra la malaria

    Científicos de la Universidad de California han producido una cepa de mosquitos genéticamente modificados capaces de bloquear la transmisión de la malaria. Esto con el objetivo de que puedan reproducirse con otros miembros de su especie y que su descendencia no propague la enfermedad.

    El paludismo, o malaria, es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados. Es una de las enfermedades más mortales del mundo, enferma más de 300 millones de personas y mata a más de 600.000 cada año, la mayoría de ellos niños.

    A pesar de los esfuerzos mundiales generalizados, los parásitos de la malaria se han vuelto más resistentes a los medicamentos, y la detección epidemiológica eficiente y el diagnóstico precoz son muy difíciles de conseguir en los países más afectados por la enfermedad.

    En el estudio los investigadores diseñaron un prototipo de sistema accionado por los genes CRISPR/Cas9 los cuales son capaces de introducir y propagar un gen antiparasitario entre los mosquitos Anopheles stephensi, el cual actúa sobre dos proteínas clave producidas durante la fase infecciosa del parásito de la malaria Plasmodium falciparum.

    En los resultados se consiguió que el gen antiparasitario se propagara en una conversión genética específica con una eficiencia de más del 98 %. “Esto nos abre la puerta a una promesa real de que esta técnica pueda ser adaptada para eliminar la malaria”, dijo Anthony James, uno de los autores del estudio.

    “Es un paso significativo. Sabemos cómo funcionan estos genes. Aunque los mosquitos que hemos creado no son el último paso, ahora conocemos esta tecnología que nos permite crear de forma eficiente grades poblaciones”.

    La malaria se contagia a través de la picadura de mosquitos hembra infectados en seres humanos. El objetivo del proyecto es liberar mosquitos genéticamente modificados para que puedan aparearse con mosquitos salvajes y que sus genes bloqueadores de la malaria entren en su reserva genética y finalmente desborden a la población, impidiendo la posibilidad de que estas especies puedan infectar a personas.

    La Organización Mundial de la Salud estima que habrá 214 millones de casos de malaria en todo el mundo en 2015 y 438.000 muertes, la mayoría de ellas en África Subsahariana. Solo en 2014, alrededor de 580.000 personas murieron a causa de la malaria en todo el mundo.

  • Crean biodigestor que abastece de energía a 3 mil granjas en México

    Crean biodigestor que abastece de energía a 3 mil granjas en México

    El sistema anaeróbico se patentó en 2010 y a la fecha ha generado más de 50 millones de pesos en ganancias; también tiene presencia en África.

    El principio de acción del sistema digestivo de una vaca sirvió como modelo a Camilo Pagés y Alexander Eaton a fin de crear un contenedor que recibe desechos orgánicos, más estiércol de ganado, y donde se mezclan con millones de bacterias para obtener un gas natural compuesto en su mayor parte por metano, llamado biogás, así como un biofertilizante de gran calidad.

    El biodigestor, llamado comercialmente Biobolsa, transforma el desecho en un contenedor fabricado en geomembrana de alta densidad de polietileno en donde componentes y bacterias generan el gas que se aprovecha como combustible para estufas o calentadores, e incluso en forma de energía eléctrica.

    Alex Eaton, uno de los creadores, comenta en entrevista que tecnologías anaeróbicas como la de Biobolsa se han usado por décadas en granjas industrializadas, y ahora buscan llevar sus beneficios a medianos y pequeños productores, quienes generan el 99 por ciento de la comida del país, y a nivel mundial el 80 por ciento.

    “Nos hemos acercado a las familias que tienen pequeñas granjas para autoconsumo, o a quienes tienen 100 vacas lecheras, que son quienes no tienen acceso a créditos o financiamientos. Además son quienes forman el tejido social de las zonas rurales, son los cuidadores de las cuencas, de la tierra, del suelo y esta es una forma de empoderarlos ente el cambio climático, manejo de suelos, inocuidad alimentaria, contaminación de agua y más“.

    En términos muy simples, Alex Eaton explica que su tecnología se ve como una bolsa enorme, de 15 metros de largo por dos metros de ancho y dos más de altura, que llega a contener 40 mil litros de capacidad líquida, y a tratar hasta una tonelada de desechos por día.

    Sin embargo, han sabido adaptarse a necesidades específicas y han creado biobolsas pequeñas de dos por dos metros, que trabajan con 20 kilos de estiércol. “El sistema es modular y puede interconectarse, además es desplegable y ajustable. En promedio el retorno de inversión se contempla a un año y medio, y si se considera que el material empleado para la biobolsa tiene una duración superior a 20 años, hay mucho margen de ganancia“, puntualiza el periodista de formación con un posgrado en protección ambiental.

    Agrega que hay muchos pequeños productores que no tienen conciencia de que hay opciones económicas y ambientales de aprovechar lo que es desecho, en este caso, de que el estiércol puede generar ganancias.
    La primera biobolsa se colocó en 2007 en Jalisco, se consiguió la patente en 2010 y a la fecha ha generado cerca de 50 millones, a decir de Alex Eaton; añade que considera finalizar el año cubriendo 3 mil granjas solamente en el país, aunque reconoce que tienen presencia en nueve países de Latinoamérica, y en África se han implementado dos plantas piloto.

    La transferencia tecnológica de Biobolsa contempla capacitación e implementación, así como seguimiento a su operación y eficiencia.

  • Utilizan células madre para desarrollar marcapasos biológicos

    Utilizan células madre para desarrollar marcapasos biológicos

     

    Investigadores de la Universidad de California han desarrollado marcapasos hechos a partir de células madre reprogramadas. Un avance que aunque aun no es capaz aun de sustituir a los dispositivos electrónicos las pruebas en animales son prometedoras, refieren los científicos.

    Actualmente los marcapasos están limitados por su naturaleza artificial. Por ejemplo, sus piezas pueden fallar o pueden infectarse. Además, los dispositivos requieren un mantenimiento regular, deben ser reemplazados periódicamente, y sólo se pueden aproximar a la regulación natural de un latido del corazón.

    Por su parte, los marcapasos biológicos, hechos de células vivas y eléctricamente activas, que permiten una integración completa con el corazón, podrían proporcionar una regulación natural del ritmo cardíaco natural sin la necesidad de hardware electrónico alguno.

    Para crear marcapasos biológicos, hay dos enfoques refieren los investigadores. Uno fue alentar a células madre a convertirse en las células cardíacas especializadas para la función de marcapasos, que normalmente se encuentran dentro del nódulo sinoauricular del corazón. Estas nuevas células son después trasplantadas a un corazón enfermo para restaurar la función de marcapasos.

    El segundo fue reprogramar directamente las células de soporte, ya presentes en el corazón, por ejemplo los fibroblastos (como el tejido conectivo), y convertirlas en células de marcapasos para recuperar la función cardiaca normal.