Un nuevo gen sensor de calor identificado por científicos de la Universidad de California Riverside puede ser la respuesta a la necesidad de plantas que soporten el calentamiento global en curso.(more…)
Científicos del CERN de Ginebra han conseguido romper la barrera que hasta ahora impedía acceder a los secretos de la antimateria: han enfriado átomos de antihidrógeno usando láseres, lo que arrojará nueva luz sobre los orígenes del Universo y permitirá crear antimateria en laboratorio. (more…)
En el universo existe una especie de masa no visible que no es energía oscura, materia ordinaria (bariónica) ni neutrinos. La llamamos sencillamente materia oscura. (more…)
Un nuevo estudio realizado en la Universidad Estatal de Washington sugiere que la habilidad para controlar el comportamiento o función ejecutiva en los niños no se encuentra ligada solamente al desarrollo cerebral. Las influencias ambientales y externas también juegan un rol preponderante, a la par de los aspectos internos e individuales. (more…)
Los científicos han creado por primera vez un organismo sintético unicelular que se divide y se multiplica como si fuera real. No es realmente un organismo vivo, pero se comporta como tal porque incorpora el proceso de división celular: permite a una célula inicial dividirse para formar células hijas. (more…)
Científicos de la Universidad de Rice han optimizado un proceso para convertir los desechos de las llantas de caucho en grafeno que, a su vez, puede usarse para fortalecer el hormigón. (more…)
Investigadores del Hospital Universitario Charité de Berlín, en Alemania, han identificado un proceso que posibilita la recuperación del cerebro con posterioridad a una lesión. Una proteína que puede ser manipulada en forma artificial crea cicatrices para preservar al tejido dañado, optimizando la cura y reduciendo el impacto negativo de un trauma neurológico.(more…)
Científicos han desarrollado un nuevo catalizador para la conversión de CO2 en productor químicos o combustibles que optimiza dispositivos ya disponibles de cobre haciéndolos más estables. (more…)
Lo salvaje ha entrado en el laboratorio, como dirían los científicos y divulgadores Jerome Ravetz y Silvio Funtowicz. Si los beneficios basados en la tecnología tienen que ser disfrutados por toda la humanidad, el planeta no podrá soportar la explotación que esto acarreará. Aplicaciones positivas de la ciencia han acabado abriendo una discusión sobre la equidad que es tan urgente que ocupa un número creciente de horas en la política internacional. Los problemas ambientales son muy distintos de los conflictos científicos tradicionales. Las nuevas teorías no nos proveen de herramientas para el control de la ciencia física clásica, más bien desbrozan el camino a una nueva concepción, en la que el conocimiento y la ignorancia interactúan de manera creativa.
Para los profesores de la Stanford University (Estados Unidos) Antero Garcia, Lynne Zummo y Emma Gargroetzi, los aspectos sociales de la ciencia están transformándose en la medida en que sus practicantes están perdiendo el carácter de expertos exclusivos. Fuera del laboratorio, científicos y tecnólogos contribuyen con su saber especial al diálogo político sobre los retos globales, que se entabla y se mantiene con otros actores, igualmente legitimados. En la evaluación de los riesgos acumulativos, la incertidumbre devora el conocimiento, que siempre quedará supeditado al peso de la prueba, los principios de la prudencia y los límites éticos, agregan desde el Reino Unido los investigadores Hugh Willmott (City University) y Emma Bell (Open University).
Episodios de transformación como los relacionados con figuras como Galileo Galilei, Charles Darwin o Albert Einstein se referían a la teoría, al reino de las ideas. Sin embargo, las amenazas actuales afectan a la supervivencia de la humanidad. Por ello, los desafíos ya no son los convencionales —conquistar la verdad—, sino que, en palabras de Funtowicz y Ravetz, reflejan la necesidad de alcanzar una cierta armonía con la naturaleza. El crecimiento de la población humana es asimétrico, lo que crea diferencias notables entre ricos y pobres, ciudades y campo…
Este movimiento desigual se paga con energía y degradación ambiental. La ciudad, un logro histórico y social, genera disfunciones en el ecosistema: la explotación del entorno para la industria, la contaminación, la modificación del clima, etc. La pandemia del coronavirus ha puesto en crisis estas capitales: con una mayor densidad, la probabilidad de contagio era mayor allí. Y las medidas de confinamiento han resultado más duras donde había menos posibilidades de mantener una distancia de seguridad.
Como señalan Johannes M. Dijkstra y Keiichiro Hashimoto, de la Fujita Health University (Japón), el ritmo en el aumento de la población mundial, que previsiblemente no se verá afectado por la Covid-19, es preocupante. La tasa de mortalidad ha disminuido en pocos siglos gracias a la medicina, la sanidad, la higiene… La natalidad ha experimentado otro descenso, pero menos acusado. El crecimiento, pues, ha sido logarítmico, propio de los organismos que (todavía) no se encuentran limitados por los recursos de los que dependen. Esto no se puede mantener para siempre.
Por mucho que hayan avanzado la ciencia y la tecnología, estos recursos no son infinitos, tanto si se considera estrictamente los alimentarios como si también se tiene en cuenta los energéticos. El auge de la ciudad se ha producido tradicionalmente a expensas del campo inmediato. La aceleración de la tendencia a la urbanización se derivaba de unos estilos de vida en los que las distancias y los gastos no eran un problema, al menos, en el primer mundo. El cierre de las fronteras de los países, las regiones y las ciudades por el virus rompió, al menos momentáneamente, esta lógica. Por ello, entre enero y abril de 2020, las búsquedas de fincas rústicas y chalés en el portal español Fotocasa desde España se incrementaron un 46% y un 36%, respectivamente.
Aveces, en la ciencia, solo hay que combinar con intuición y paciencia elementos de la naturaleza que están ahí para que las cosas funcionen. Y si no que se lo digan al equipo de científicas del Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid que ha logrado descubrir una sofisticada manera de producir bioplástico sin necesidad de recurrir al petróleo.
El sistema que han ideado se basa en un tipo de bacteria modificada genéticamente para devorar a otro tipo de bacteria productora de bioplástico y extraer de ella el material sin degradarlo. Se trataría de una extraordinaria manera de conseguir este elemento, mucho más sostenible que los métodos convencionales que necesitan de petróleo.
Los resultados del trabajo se han publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Nature. Según sus creadoras, las bacterias productoras del bioplástico, llamadas P. putida KT2440 producen este material y lo acumulan hasta en un 90% de su peso, pero es muy difícil de extraer. Para ello, lo que se viene haciendo hasta ahora es utilizar detergentes o sistemas de disrupción para liberar el producto, en un proceso que es contaminante y, además, poco eficiente.
La innovadora propuesta de estas investigadoras es utilizar a la bacteria B. bacteriovorus como un agente lítico para que deprede, precisamente, a la bacteria productora, y libere, después, el bioplástico que esta lleva dentro. Eso sí, sin tener que usar compuestos tóxicos para ello, ya que la bacteria B. bacteriovorus modificada genéticamente, puede romper las membranas de las células en las que está el bioplástico, haciendo más sencillo y puro el proceso de extracción del producto.
Las científicas responsables del proyecto ya han registrado la patente que parece tener ya pretendientes para empezar a ponerla en práctica no solo en la fabricación de bioplásticos, sino para extraer de bacterias otros compuestos como proteínas u otros productos intracelulares de interés industrial.