En el proceso histórico que ha vivido la humanidad, siempre han existido hechos que representan puntos de inflexión, propiciando cambios drásticos en la sociedad global, como los cambios climáticos, que el planeta ha registrado a lo largo de los siglos, también están los cambios provocados por la explotación irracional de los recursos naturales, afectando, principalmente, a los más vulnerables, sin faltar claro, las guerras, las enfermedades y el hambre.
A la luz de la cumbre mundial de la Sociedad de la Información en dos reuniones de la ONU, Ginebra en 2003 y Túnez en 2005, se sentaron las bases de la Convergencia Tecnológica, la cual a principios del presente siglo XXI, se integraron la Nanotecnología, la Biotecnología, la Info-tecnología y la Cogno-tecnología, formándose lo que conocemos como NBIC (Nano, Bio, Info y Cogno) una confluencia disciplinar de diversas y múltiples interacciones, entre átomos, genes, byts/qubyts y neuronas, y dada su omnipresencia, la Inteligencia Artificial (IA), como eje transversal (Echeverria, 2008), en un proceso expansivo de alto impacto social.
A finales del 2001, la Fundación para la Ciencia de los EEUU, organizó el foro sobre las “Tecnologías convergentes para el desempeño humano” para analizar las cuatro tecnologías de punta (nano, bio, info y cogno) el propósito real fue el predominio de los EEUU, en lo militar y lo económico (Cibernético, 2007).
La realidad que hoy se nos presenta, es que nunca antes habíamos sido testigos de procesos tecno-científicos, con un potencial tan profundamente transformador, representa, sí, un punto de inflexión en el proceso histórico de la humanidad, tan impresionante como intimidante (Suleyman & Bhaskar, Michel , 2024, pág. 11), donde la IA, en tanto modelo de negocio trasnacional, por su multiplicidad de aplicaciones, tiene una contundente presencia en la sociedad global, creando nuevas tendencias culturales (Larson, 2023).
Según Mosterín (Mosterín, 1993, págs. 15-26) la cultura es la información transmitida por aprendizaje social, donde la información es el factor clave, debiéndose entender por información, desde las siguientes perspectivas: por su forma y estructura (sintáctica), por su correlación (semántica) y por su capacidad de cambiar el estado del receptor (pragmática).
En el proceso de aprendizaje social, la imitación es un elemento base de la cultura, donde el efecto multiplicador, se transforma en patrones de conducta y por ende en cultura.
Hay que diferenciar la información genética, que se transmite por proceso hereditario, resultado de la transformación y mutación física, posibilitando su adaptación a su biodiversidad. Toda especie que logre adaptarse a los cambios de su entorno, son las que sobrevivirán, según la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin (Marsall, 2020)
En el aprendizaje social cobra relevancia la información representacional, integrada por los conocimientos, las creencias, las imágenes, los símbolos y la cosmovisión, sin dejar de considerar la información, que la madre transmite a los hijos e hijas, en el proceso social de integración de la célula social, que es la familia.
Pero también en el aprendizaje socio-cultural, está la información que los diversos sectores económicos, sociales, políticos y religiosos, transmiten a la sociedad, este tipo de información obedece a intereses de cada grupo y sector, para integrar y/o manipular al resto de la sociedad.
La información que prevalece actualmente, es la tecnológica, trasmitida fundamentalmente, por los grandes corporativos tecnológicos, en tanto modelos de negocio, es el mercado, el que ha venido sustituyendo los valores sociales por valores económicos, diluyendo el sentido humano en la sociedad, dando paso a una anticultura, donde el valor social está en proporción directa al consumo de tecnologías; para el mercado solo existen los consumidores y no la sociedad.
Ante este contexto es urgente crear una cultura tecnológica, que redimensione los valores sociales y ubique a la tecnología en su dimensión real, un instrumento, que amplía las capacidades de los humanos, no lo sustituye, aunque sí plantea la necesidad de construir las bases, de una sociedad tecnológica, donde los valores sociales vuelvan a ser dimensionados por el aprendizaje social, teniendo en el centro al ser humano, en un contexto de igualdad y de justicia social, una cultura tecnológica debe ser una cultura de paz, basada en la ética, la sustentabilidad y sin pobreza.
La Era Tecnológica Marca un punto de Inflexión En la Cultura de la Humanidad
Bibliografía
Larson, E. J. (2023). El Mito de la Inteligencia Artificial: porque las maquinas no pueden pensar como lo hacemos nosotros. Sabadell Barcelona, Barcelona, España: Especialidades Graficas para Editoriales S.A.
Cibernetico, S. u. (5 de noviembre de 2007). WordPress. Recuperado el septiembre de 2025, de wordpress: https://cibernetica.wordpress.com/2007/11/05/%C2%BFque-significa-nbic/
Echeverria, J. (7 de junio de 2008). Los Grendes Procesos de la Convergencia Tecnológica. Quaderns del CAC, 5-11.
Marsall, M. (20 de noviembre de 2020). BBC News Mundo. Recuperado el septiembre de 2025, de bbc.com: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-55011670
Mosterin, J. (1993). Fiosofía de la Cultura. Madrid, Madrid , España: Alianza Editorial.
Suleyman, M., & Bhaskar, Michel . (2024). La Ola que viene: Tecnología, Poder y el gran dilema del siglo XXI. Ciudad de México, Ciudad de México , México : Penguin Random House Grupo Editorial.
