Raúl Hernández Sánchez se graduó de Ciencias Químicas en su natal Chihuahua y ahora desde la Universidad de Harvard, Estados Unidos, investiga la estructura electrónica de moléculas polinucleares compuestas por átomos metálicos y su interacción, para diseñar moléculas simples que puedan aplicarse a gran escala en baterías de flujo de grandes dimensiones, las cuales brinden energía a fábricas, institutos o pequeñas ciudades.
El mexicano, quien forma parte de la Red de Talentos, capítulo Boston, realiza su investigación en el departamento de Química y Química Biológica de Harvard, donde junto con su equipo de trabajo sintetizan moléculas inspiradas en cofactores enzimáticos que buscan llevar a la implementación en baterías de flujo.
Basado en estudios de moléculas complejas, el equipo ha diseñado compuestos sencillos que incorporen las características deseadas para crear una mayor densidad de energía. La idea es hacer una sustancia genérica que se integre al funcionamiento de una batería de flujo, sin importar el tamaño.
El prototipo que diseña en su doctorado Raúl Hernández busca suministrar electricidad a pequeños poblados localizados en montañas o desierto, lugares con difícil acceso a este servicio. El beneficio puede ser por una semana o un mes, dependiendo del tamaño de la comunidad.
También tiene la finalidad de servir como una batería de emergencia que brinde ayuda a ciudades afectadas por desastres naturales, donde la infraestructura eléctrica se daña, o para facilitar electricidad a “hospitales que debe tener el quirófano disponible las 24 horas los 365 días del año”, advierte el investigador.
Raúl Hernández, quien reside en Boston desde hace más de cuatro años, donde realiza su doctorado en Química, platica que llegó a Harvard gracias a la beca del Conacyt Apoyo para estudiantes en el extranjero. “Siento una responsabilidad muy grande con mi país de hacer algo, trasladar una tecnología como esta de baterías de flujo y desarrollarla en México, que los beneficios realmente se queden en mi país de origen”.
El joven egresado del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, ha realizado investigaciones en diferentes ciudades. En el Instituto Tecnológico de California (Caltech) estudió celdas de combustible a base d hidrógeno y en Dinamarca analizó el diseño de membranas biológicas sintéticas.
En cuanto al prototipo, señala que la batería sería similar a la de un celular, pero del tamaño de un edificio, con la facilidad de mandarla a otra parte del planeta donde brinde energía.
Para realizar la recarga, la batería tendría que ser trasladada a una planta generadora o una estación subalterna, pero también puede colocarse en las vías de suministro y utilizarse sólo en situaciones de emergencia.
La diferencia con otro tipo de baterías es el tamaño, debido a que no existen de grandes dimensiones: “realmente una de 15 metros de alto por 15 de largo y 15 de ancho recargable no la hay”, menciona Raúl Hernández. Además el tanque de carga diseñado por el mexicano se puede hacer a la medida y suministrar energía, ya sea a un tráiler o una fábrica, funcionaría como un tanque de gasolina y con sólo conectarlo se llenaría de suministro eléctrico.
En la actualidad, una de las formas globales para almacenar energía es “a través de procesos hidrodinámicos; presas y represas, las cuales utilizan métodos mecánicos que podrían eliminarse con el uso de una batería de flujo recargable y además brindarían una mayor eficiencia”, advierte el científico.
Una vez seleccionadas las moléculas necesarias, demostrarán su función, después realizarán los trámites de patente y planean, en un futuro, crear una compañía.