Economía e Innovación
Por: Roberto Morales Estrella
De alta preocupación se torna el giro que está dando la política económica, ya que se observa un marcada tendencia de reducir la participación pública en los procesos económicos y sociales, cuando las condiciones de pobreza, desigualdad y baja productividad, requieren de una mayor inversión social y económica, que impulsen la competitividad de las mipymes que representan el 98 por ciento de nuestra estructura productiva, generando más del 60% de los empleos, pero el paquete económico del 2016 prevee reducir los Requerimientos Financieros del Sector Público del 4.1 en 2015 al 2.5 por ciento del PIB en el 2021.
Si algo distingue a nuestra economía y a la sociedad mexicana es la grave desigualdad, según expertos (Esquivel, Campos y Chaves 2014 y 2015) al 1 por ciento más rico de México, le corresponde el 21 por ciento de los ingresos totales en México, en el informe del Global Wealth Report 2014, se identifica que el 10 por ciento de la población concentra el 64.4 por ciento de toda la riqueza del país.
La economía mexicana crece a tasas promedio del 2 y 3 por ciento, pero este crecimiento favorece a los que concentran la riqueza, la cantidad de millonarios que aproximadamente son 20 familias, vieron crecer la magnitud de sus riquezas al pasar de 25 mil millones de dólares en 1996 a 142 mil millones de dólares en 2014.
Uno de los instrumentos que favorece la concentración de la riqueza, es la política fiscal, porque no es progresiva, por lo tanto el efecto distributivo es nulo, grava al consumo por encima del ingreso, en consecuencia las familias pobres, al destinar un mayor porcentaje de su ingreso en bienes básicos, termina pagando más que aquellos que más tienen.
En los Criterios de Política Económica para el 2016 se dice que el esfuerzo de consolidación fiscal descansa en las reducciones del gasto programable en 5.9 por ciento respecto al aprobado en el 2015, ya que no se contempla mayor endeudamiento, ni tampoco habrá modificaciones al marco fiscal con fines recaudatorios, cuando lo que se necesita es una reforma fiscal que promueva la productividad y la formación de una masa crítica de capital humano de alto desempeño, para que las empresas micro, pequeñas y medianas, sean altamente competitivas y los empleos formales que generan se transformen en trabajos decentes con salarios dignos.
Sí, debería hacerse una reforma fiscal para que paguen impuestos las ganancias de capital en el mercado accionario, las herencias y las transferencias de capital al extranjero de las empresas trasnacionales, que las pymes paguen menos impuestos que las grandes, como en los Estados Unidos y en Australia donde las tasas son diferenciadas.
Los “Criterios Generales de Política Económica para la iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación Correspondientes al Ejercicio Fiscal 2016” es un documento de 157 páginas que se elabora como parte del Paquete Económico de cada año, en cuyo contenido ni por asomo se toca alguna estrategia para reducir la desigualdad, sino que es la expresión de los lineamientos que dan soporte a la Ley de Ingresos y al Presupuesto de la Federación.
De hecho se hace un recuento de los avances, siempre optimistas, de que la economía mexicana mantuvo un desempeño favorable en el primer semestre del 2015, a pesar del entorno internacional complejo, claro nuestros rezagos e insuficiencias de productividad son resultado del comportamiento de la economía mundial, si nos va bien es gracias a la dinámica de la economía norteamericana, de quien dependemos casi totalmente, cuyo crecimiento para el 2016 se estima sea de 2.7 por ciento, mientras que México crecerá, según estos criterios de política económica, en un 3.1 por ciento. ¿Usted lo cree?