Tres anuncios que convergen muestran una realidad, que superan la frontera de la preocupación, no tanto por la complejidad de la problemática y su alto riesgo de escalamiento, sino porque nuestras autoridades políticas, no logran dimensionar la realidad.
Nos referimos a la declaración del Presidente Peña Nieto al clausurar el 23 Congreso del Comercio Exterior, al decir que “el país buscará espacios para mejorar y modernizar el TLC con una premisa fundamental de ganar-ganar”
Cuando el presidente electo de EU ha definido su política del no al libre comercio, el Vicepresidente electo Mike Pence, aseguró que hay varias maneras para que México, pague el muro que Trump va a construir en la frontera con México; sin precisar las maneras, Pence vincula ese pago con la renegociación del TLC, Trump, dice Pence, cumplirá su promesa ante sus electores, de acabar con la migración ilegal.
El ganar-ganar no está en los términos de Trump; recordemos que en la firma del TLC en la década de los 90s los Estados Unidos condicionaron al entonces Presidente Salinas, que reformara la ley de Invenciones y marcas, para dar paso a la Ley de Propiedad Industrial en 1991, reforma que adoptó como suyos los llamados Acuerdos sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC), facilitando a las empresas estadounidenses la protección de los resultados de sus investigaciones ¿quiénes son los que mas patentan en México? Pues los extranjeros, fundamentalmente los norteamericanos o sea el 95% del total nacional.
¿Usted cree que Trump se tentará el corazón para presionar a México? Vea como trata a los suyos, a las empresas que salgan de los EU les aplicará un impuesto del 35%, ¿qué nos esperamos?
El Secretario de Hacienda José Antonio Mead, en el foro Bloomberg, afirmó que “desde la perspectiva de las finanzas públicas hay una fortaleza económica, porque se cuenta con un pre-fondeo de la deuda, así como el plan de negocios de Pemex, la instrumentación de las reformas estructurales, el superávit primario del paquete económico del 2017, los remanentes del banco de México y el desarrollo del mercado energético”
Cuando la verdadera fortaleza de una economía es la educación de calidad, desde el nivel básico hasta el superior y posgrado, la investigación y el desarrollo tecnológico, la transferencia tecnológica y de conocimientos y la aplicación de prácticas innovadoras empresariales.
Pero el 99% de nuestras mipymes no son competitivas, porque están alejadas de la dinámica tecnológica y de la innovación, no patentan; las que si lo hacen son las trasnacionales. No hay economía que salga de una crisis sin productividad y competitividad. Lo que nuestras autoridades ven como fortalezas es solo una parte, pero no ven que la esencia de la economía, es producir competitivamente.
Un país es competitivo porque sus empresas son competitivas y el personal que en ellas se desempeñan son competitivos, pero ni los salarios son competitivos, para 2017 el salario mínimo solo crecerá el 3.9% para llegar a 80.04 pesos por día, aumento constituido por el Monto Independiente de Recuperación (MIR), vaya burla. Cuando los altos directivos del gabinete, la suprema corte, los diputados y senadores, se sirven con la cuchara grande, ¿acaso se han erigido en la plutocracia, con mascara de democracia?
En medio de esto el IMCO presenta su índice de Competitividad Estatal 2016, donde la mitad de las entidades federativas están por debajo de la media nacional; los estados del norte aportan el 41.7% del PIB nacional, en tanto que los del sur solo el 21.5%; los mejores son: Ciudad de México, Aguascalientes, Nuevo León, Colima y Querétaro. Cabe señalar que Hidalgo, a excepción del índice 1 del sistema de derecho confiable y objetivo, ocupa el 6º lugar arriba de la media nacional, pero en los 9 índices restantes está en las posiciones después de 20, y en el índice 9 referente a las relaciones internacionales, ocupa la ultima posición.
En materia de Competitividad Social, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se aprecia otra realidad, las posiciones de los mejores del IMCO fueron diferentes: Ciudad de México 3, Aguascalientes 8, Nuevo León 1, Colima 16, y Querétaro 11; a Hidalgo le correspondió el lugar 27. Lo anterior evidencia que no necesariamente la competitividad económica implica mejoría social.
Si partimos de la premisa de que el valor económico, conocido como valor agregado, surge del trabajo y de la tecnología, como de la organización empresarial, de donde se deduce que es el conocimiento la esencia del valor agregado, por lo que competitividad es resultado de un mayor contenido de conocimiento superior al de sus competidores, por ello la investigación y el desarrollo tecnológico es fundamental.
La medición de la competitividad es multidimensional y multifactorial, pero cualquier métrica que se aplique debe considerar como fundamento al mayor contenido de conocimientos materializados en los bienes y servicios; hablar de productividad es hablar de la capacidad de la empresa de agregar mas conocimiento en menos tiempo.
Para ser competitivas nuestras mipymes que son el 99% de la estructura productiva del país, deben desarrollar sus capacidades tecnológicas y organizacionales, ¿y como lo van hacer si no patentan? Ni se articulan a las áreas generadoras de conocimiento, como son las universidades y centros de investigación; las cuales patentan muy poco. He ahí la explicación de nuestra incompetitividad y de nuestras debilidades para enfrentar las depredadoras políticas de Trump que ya está aplicando, aún sin tomar legalmente todavía el poder. Lo que nos espera.