La desigualad es consecuencia directa de un modelo económico y social que todo lo convierte en mercancía, no solo los bienes y servicios, sino el conocimiento, los derechos humanos, la justicia, las prestaciones sociales, los servicios públicos, la salud y el agua.
El modelo neoliberal se fundamenta en la desigualdad y la discriminación, para escalarlo a la criminalización de aquellos y aquellas que protestan, que manifiestan su inconformidad por las injusticias, para llegar a la peor de las violencias “la violencia de Estado” propia de los regímenes dictatoriales, donde las instancias del orden se transforman en cuerpos represivos, con respaldo de los gobernantes para agredir a la sociedad.
México está al borde de un conflicto de consecuencias impredecibles, la contienda electoral, está escalando hacia una lucha entre dos modelos de país antagónicos, uno de ellos significa la reproducción de un modelo neoliberal, que implica reproducir una economía concentradora de ingresos.
En 1996, 16 familias concentraban activos por un valor de 25 mil millones de dólares, esas mismas 16 familias concentran en 2018, 141 mil millones de dólares, multiplíquelo usted por 20 que es el tipo de cambio de nuestro peso.
Con un crecimiento mediocre del 2.2% en promedio, en los últimos 6 años, con una informalidad laboral del 57%, un subempleo superior al 8%, y con los salarios más bajos de Latinoamérica, por lo que ni aun trabajando, más de 30 millones de mexicanos, no logran tener acceso a la canasta básica, ya que la pobreza laboral afecta al 41% de la población en el periodo que abarca del 2013 al 2018.
Para Enrique Peña Nieto la autosuficiencia alimentaria no tiene sentido, a pesar del deterioro de nuestra disponibilidad de alimentos, ya que de importar en la década de los 80s el 10%, hoy importamos más del 55% de los alimentos que consumimos, cuando la FAO establece que un país como el nuestro debe producir el 70% de sus alimentos, esta situación nos coloca en alta vulnerabilidad ante la guerra comercial que inició Trump.
La vulnerabilidad del país tiende agravarse, porque los pequeños productores agrícolas de nuestro país carecen de la asistencia técnica y del desarrollo tecnológico necesario, para incrementar su productividad, mientras que en otras naciones ya entraron al paradigma de lo que se conoce como Bioeconomía que aplica el bio-mimetismo, practica altamente productiva sustentable, mediante sistemas socio-tecnológicos, para lograr alta productividad agrícola, con una innovación sostenible, inspirada en la naturaleza.
En lugar de estos nuevos sistemas tecnológicos, el gobierno neoliberal de Peña Nieto, está facilitando la llegada de empresas trasnacionales, mediante las llamadas Zonas Económicas Especiales, para que depredan nuestros recursos naturales y expulsen, en nombre de la modernización, a los pequeños productores agrícolas de esas zonas.
En el Estado de Hidalgo, desde hace una década, la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema alcanza el 53.3%; la desigualdad se manifiesta desde la óptica de la participación en el PIB estatal, donde el 82% lo aportan solo 12 municipios, localizados en el sur de la entidad, mientras que solo el 18% restante del PIB, lo aportan 72 municipios, lo que implica que están a nivel de autoconsumo, además de registrar una informalidad del 77%.
Es urgente hacer llegar a los pequeños productores esquemas de reingeniería de sus procesos productivos, adoptando prácticas empresariales innovadoras, con una visión de fomentar el desarrollo de bases tecnológicas en sus esquemas operativos, si por competitividad entendemos la capacidad y velocidad de aprender para innovar entonces la mipymes para que logren ser competitivas a nivel global requieren de una permanente e incremental articulación con las Instituciones de Educación Superior, a fin de hacer práctica empresarial cotidiana la Investigación y el Desarrollo tecnológico. ¿no lo cree usted así?