Por: Roberto Morales Estrella
Economía e Innovación
Recuerda usted que el 18 de diciembre comentamos en nuestra colaboración que la decisión de la Reserva Federal de los EU, de subir las tasas de interés en 0.25% el 16 del mismo mes, representaba una guerra financiera multidimensional de consecuencias aún no predecibles, ésta decisión de política monetaria neoliberal, manejada unilateralmente, impactaría a China y Europa principalmente, afectando también a Brasil, Sud África, Rusia y México.
La caída de la bolsa de China es una de sus consecuencias, tras la publicación de la debilidad de la economía China, se reavivó la desaceleración del crecimiento de la economía global. Además de su caída bursátil, China se ha visto obligada a devaluar su moneda, el Yuan, en un 7 porciento que puede llegar a 14% para lograr un crecimiento comercial.
Es innegable la importancia comercial de China, por su alto impacto en la economía mundial, cabe mencionar que México registra un déficit de más de 30 mil millones dólares con China, siendo China la nación que más tecnología nos vende.
El modelo económico de China se fundamenta en su sector manufacturero orientado a la exportación, de ahí la urgencia de la devaluación del Yuan para superar el riesgo de perder el segundo lugar en la economía mundial, lo que le permitió captar importantes montos de inversión, ocasionando una burbuja financiera bursátil de máximos históricos, dados los grandes flujos de inversión y los elevados superávits comerciales, con ello acumuló reservas internacionales por 3 billones 330 mil millones de dólares, una tercera parte de ellos invertidos en deuda estadounidense, o sea que entró en lo que se puede considerar la llamada enfermedad holandesa, es decir exceso de divisas.
Además de este panorama financiero global, están los conflictos bélicos del medio oriente, con ingredientes fundamentalistas religiosos, el armamentismo nuclear y los intereses entorno al petróleo y al gas, representa un coctel de peligrosas consecuencias, agravado con la problemática del cambio climático, cuyo intento de solución está en buenas intenciones, no en decisiones de facto.
Las autoridades mexicanas aplican como estrategia el optimismo y los discursos triunfalistas, llevados al máximo por la captura del Chapo, aunque no habido la menor referencia al homicidio de la Presidenta Municipal de Temixco, claro eso no reporta ningún beneficio político.
Pero eso sí, el Secretario Videgaray expresó en conferencia en el neoliberal ITAM: “nuestro país tiene la fortaleza para hacer frente a este entorno económico complejo, diferenciándose de otras economías emergentes” si se refiere a Brasil y Venezuela, claro que no tenemos el tamaño de esos problemas socioeconómicos y políticos.
Pero tampoco hemos superado la persistente desigualdad, que tiende agudizarse con 2 millones más de pobres, con una inflación oficial de ficción del 2.1% mientras que la inflación acumulada en los alimentos supera el 70% en 2015, una bolsa de valores con tendencias erráticas hacia la baja, una paridad cambiaria de 18 pesos por dólar, el petróleo continua a la baja; un gasto en I+D del 0.4% en promedio desde 1980, con una reforma educativa que ignora a la educación superior, una informalidad laboral en crecimiento y unos salarios de vergüenza.
Según INEGI, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), en el periodo 2011-2015 cayó del 55 por ciento a menos del 50, lo que significa que hay una perdida de confianza, el sector manufacturero no registró variación, el de comercio disminuyo 1.4% y el de construcción menos 2.4 por ciento; si este índice esta debajo de los 50 puntos denota pesimismo y desconfianza. ¿así, como vamos a superar el 2.4% de crecimiento en el PIB?
Si se quieren resultados diferentes en lo económico y en lo social, requerimos que el gobierno haga las cosas de manera diferente, pero tal vez Videgaray cambie los indicadores como lo hizo el Rey de Butan (de la cordillera del Himalaya) como el PIB no mide la distribución del ingreso, ni el bienestar, ni el progreso generó el Indicador de la Felicidad Nacional Bruta, integrado por la salud espiritual, el bienestar psicológico, el uso de tiempo y la diversidad cultural, ¡hágame usted el favor!, este indicador sería congruente con el optimismo de Videgaray, solo eso nos falta.