El freno de toda actividad económica por el confinamiento pandémico, desembocó en un proceso recesivo a nivel global, pero hoy se deben enfrentar los impactos del conflicto bélico Rusia-Ucrania.
Los efectos son el vertiginoso incremento de precios en alimentos y energéticos, incluyendo la fractura de las cadenas de suministro, dado que Rusia y Ucrania son componentes clave del puente terrestre Euroasiático, sin faltar el estrés financiero, impactando sobre todo a las economías emergentes como la mexicana.
¿Cómo enfrentar la crisis alimentaria? Debemos reconocer que la agricultura mexicana está altamente transnacionalizada, debido en gran parte a los tratados comerciales y por la ausencia de un desarrollo tecnológico; con el TLC se dio pauta al libre mercado, al eliminarse los aranceles a los productos agroalimentarios provenientes de Canadá y de EU, los productores de esas naciones cuentan con desarrollos tecnológicos superiores a los de nuestros productores, por lo que sus productos son más competitivos, propiciando que transnacionales, como Smithfield, Tysson y Pilgrims entre otras, instalarán plantas en territorio mexicano, aprovechando la mano de obra barata, además del acaparamiento de tierra y agua.
Las trasnacionales, contaron con la complicidad de los gobiernos de 1995 a 2018, controlando los mercados nacionales de productos cárnicos, alimentando a sus ganados, con maíz transgénico de importación. El T-MEC no sólo no ha cambiado estas condiciones, sino que las profundizó, por lo que la seguridad y soberanía alimentaria están al servicio de las trasnacionales a través del libre mercado.
Según la FAO, por seguridad alimentaria se refiere al acceso y disponibilidad de los alimentos, sin faltar los recursos tecnológicos para producirlos; para la organización Vía Campesina, soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos y de sus países, a definir su política alimentaria, es el derecho de los campesinos a producir sus alimentos, derecho que en México no se ejerce.
No podemos vivir sin comer, dice Silvia Ribeiro, para producir los alimentos a precios accesibles a todos los mexicanos, es fundamental desarrollar la tecnología, para incrementar la productividad sin menoscabo de la calidad nutricional.
Las naciones Latinoamericanas y por ende México, han llegado tarde a todas las revoluciones tecnológicas, así como a la digitalización, que dominan 5 trasnacionales tecnológicas: Apple, Microsoft, Amazon, Google-Alphabeth y Facebook.
Superar la brecha tecnológica implica crear ecosistemas donde los principales actores sean las Instituciones de Educación Superior y los Centros de Investigación, en simbiosis con los pequeños productores del campo.
Desarrollar la biotecnología para hacer resistentes a herbicidas, a productos como la soya, aplicar la biología sintética para la programación de bacterias que transformen biomasa en combustibles, y hacer uso de software SIG, GPS, y de imágenes de satélite y drones.
La organización Phys, ve al biomimetismo práctica científica, para replicar a la naturaleza en la creación de nuevas soluciones y productos, como los aerogeles extraídos de la fruta Durian, para crear supercondensadores y cargar su smartphone y autos eléctricos.
La agricultura regenerativa, que no usa fertilizantes ni agrotóxicos, pero restaura los suelos degradados, aumentando su productividad y captura hasta 2.6 gigatoneladas de CO2.
Existen dos vertientes antagónicas en cuanto al desarrollo y aplicación de la tecnología agrícola, por un lado está la agricultura trasnacional basada en la digitalización-automatización con tractores-robot, agricultura sin agricultures, como la iniciativa presentada por los EU y los Emiratos Arabes en la COP26 denominada Misión de Innovación Agrícola para el Clima (AIM4C) que es una estrategia para el acaparamiento de tierras, y congruente con el convenio Unión Internacional de protección de Obtenciones Vegetales para otorgar a las trasnacionales, la propiedad intelectual de las semillas de los cultivos de alimentos, penalizando a quienes por siglos han captado y aplicado sus semillas de manera natural.
Por el otro lado está la tecnología que se desarrolla en armonía con la naturaleza, capturando el CO2, una cadena de valor basada en la producción de alimentos antes que mercancías sujetas a especulación de las prácticas monopólicas de los mercados dominados por las trasnacionales.
No cabe duda que la humanidad depende de la naturaleza, por lo que prácticas como la economía circular garantiza la sustentabilidad de los procesos económicos. Si no hay sustentabilidad no hay vida.
La Crisis Alimentaria se profundizará Por el rezago Tecnológico