por : Roberto Morales Estrella
Hoy uno de los grandes problemas es la basura, considerada como todo desecho de lo que dejó de ser útil, pero constituye un problema multidimensional, que no debe verse de manera aislada, ya que atenta contra el futuro de la vida misma, pudiendo afectar a tal grado que desaparezcan ciudades completas, impacta en lo ambiental, la salud, lo económico, lo social y en lo político.
El pasado 16 de octubre, Libre por convicción Independiente de Hidalgo publicó la nota donde el gobernador del estado Francisco Olvera Ruiz, informó que “tras invertir más de 15 millones de pesos el gobierno de Hidalgo sepultó en definitiva la construcción del relleno sanitario metropolitano”; la razón real y no dicha, fueron los impactos negativos en las comunidades cercanas al relleno sanitario.
El titular del Ejecutivo estatal anticipó “la participación con tecnología de una empresa privada, con maquinaria especializada buscan triturar la basura, fundirla y convertirla en energía electrica”. Por su parte el secretario de Gobierno de la entidad Fernando Moctezuma reconoció que el proyecto está totalmente suspendido y por el momento no existen alternativas inmediatas para continuar.
El manejo de los desechos de todo tipo exige una reflexión seria colegiada, no se puede abordar un problema de tales dimensiones con correciones provisionales, me pregunto ¿por qué cuando se trata de tecnología siempre pensamos en el exterior?
En la economía del conocimiento las naciones, como las organizaciones y los individuos compiten en la línea estratégica de la producción, aplicación y apropiación del conocimiento, ¿cuándo vamos a incrementar nuestro patrimomio intelectual si todo lo queremos importar? En el estado de Hidalgo hay talento.
Enfrentar con éxito el problema de la basura va más allá de abrir hoyos llamados rellenos sanitarios, que por tecnificados que sean, no son la solución al problema que amenaza con asfixiar a nuestras urbes, no basta con darle el negocio a una empresa, es imprescindible e impostergable atenderlo desde una perspectiva integral, para ello está lo que se llama “economía circular” que se viene aplicando en las ciudades más contaminadas del mundo.
La “economía circular” parte de la premisa de un replanteamiento de los procesos económicos y sociales: “utilizar los recursos sin agotarlos y fabricar los productos de tal manera que se puedan reciclar”. La naturaleza no genera residuos, la materia se combina, no se crea, por lo que debemos impulsar las combinaciones benéficas y disminuir y/o eliminar las nocivas a la flora, fauna y habitantes; solo así podremos acercanos a una economía ambientalmente sustentable, de lo contrario, lo de economía y ciudad del conocimiento, quedará en el discurso, como algo que nunca entendimos ni nunca aplicamos.
En el estado de Hidalgo se generan cerca de 2 mil toneladas diarias de basura conocida como desechos sólidos, de los cuales el 20 por ciento lo produce Pachuca o sea 380 toneladas diarias. Este volumen se integra con desechos orgánicos, plástico, metáles y papel; pero falta agregarles los desechos electrónicos de los cuales se estima son cerca de 20 mil toneladas en Hidalgo, Pachuca aporta algo más de 4 mil. ¿Cuántos rellenos sanitarios necesitamos?
La tarea no es sencilla, por lo que la solución no la dará una sola empresa, que cuente con tecnología para triturar y producir electricidad, la basura requiere de un tratamiento científico integral: de los fluídos lixiviados, del metáno y todos los minerales que surgen de los desechos electrónicos; no existe un sola empresa que cuente con todas las tecnologías para una atención integral. El problema de la basura es multidimensional, lo que exige una participación colegiada; en el estado de Hidalgo hay una institución educativa que realiza más de 90 por ciento de la investigación de la entidad, cuenta con el talento y la infraestructura tecnológica, además está abierta a trabajar en red, sí, me refiero a la UAEH.
En la próxima entrega explicaremos el modelo de la “economía circular”.
Reitero, en una economía del conocimiento la peor desgracia no es carecer de talentos, sino ignorar los que están al alcance. ¿No lo cree usted?