A Gaby Mejía Valencia,
Quien es violentada en sus
Derechos Humanos.
Está ya próxima la madre de las batallas de ésta contienda electoral, si así se le puede llamar al día de las elecciones del 1º de Julio, con una campaña manchada por el asesinato de candidatos a puestos de elección, por tanta información falsa, por tantos ataques, por propuestas generales que dejan huecos y dudas, de hacia dónde va el país.
La polarización política, de acuerdo a los planteamientos de los candidatos a la Presidencia de la Republica, presenta la disyuntiva, por una parte la reproducción, en escalamiento de un modelo económico y social, representado tanto por Ricardo Anaya como por José Antonio Meade, de profundización de la desigualdad, de hacer caso omiso de los derechos humanos, de eliminar las prestaciones sociales, manteniendo los salarios bajos y continuar con las privatizaciones, de seguir prefiriendo a las empresas trasnacionales, que ya las ubicaron en el centro de la economía nacional, son las únicas que crecen, ya dominan los mercados del agua embotellada, de los alimentos industrializados, de los energéticos y de otros tantos.
De ganar cualquiera de estos dos candidatos, seguirían con la privatización de la educación superior, eliminando la posibilidad a los jóvenes, el acceso al desarrollo y profesionalización de sus capacidades creativas, la educación superior sería para quien pueda pagarla, la amenaza ya la anunció Meade en el Estado Hidalgo.
La contraparte representada por Andrés Manuel López Obrador es un modelo incluyente, orientado a rescatar los derechos humanos y el sentido social del Estado, a impulsar el desarrollo de las capacidades productivas de las pymes y de los pequeños productores del campo como lograr la autosuficiencia alimentaria, tan necesaria, hoy más que nunca, dada la agudización de la complejidad que está generando la guerra comercial internacional.
El contexto nacional es de una sociedad estigmatizada por la desigualdad, pocos ricos con grandes fortunas y más de 53 millones de mexicanos en el filo de la pobreza y más pobreza, con una corrupción que ha penetrado hasta los huesos de las estructuras públicas, en casi todos los órdenes de gobierno, una grosera impunidad, que se ha convertido en el caldo de cultivo de la espiral de la delincuencia como del crimen organizado, cuya manifiesta violencia marca una tendencia creciente hacia el terror social.
Es evidente la tensión social en México, ni las victorias del selección mexicana de futbol pueden atenuar, porque el distanciamiento entre la mayoría de la población y el Estado es cada vez mayor, los mexicanos que no emigran, transitan a la economía informal que va en aumento, sobre todo en Hidalgo que ya llega al 77%, con los correspondientes perjuicios para el Estado Mexicano y su capacidad de gobernanza, pues ve disminuida, aunque lo nieguen, su base tributaria y legitimidad electoral, situación que se agudizará de no cambiar las políticas económicas y de gobierno, como de impartición de justicia, sus estrategias filantrópicas con sus programas como prospera ya no les garantizan el control político, ni el desarrollo.
La manutención de un Estado y de un Gobierno como el de Peña Nieto y el que promete Meade, cuyos beneficios no se han visto reflejados en los mexicanos empobrecidos, deriva en un Estado y un Gobierno Fallido, lo que significa que no es capaz de hacer real la seguridad humana que implica, tanto para el individuo, como para la colectividad social, la seguridad de empleo decente con salario digno, la seguridad alimentaria, sanitaria, ambiental y Educativa en todos sus niveles, como la seguridad de que su voto sea respetado.
Lo que el país necesita es un Estado-Gobierno inclusivo y sostenible con capacidad de formular e implementar estrategias para alcanzar metas económicas, sociales y ambientales apoyándose en instituciones éticas, eficientes y eficaces, que fomenten en los pequeños productores del campo como en las pymes, el desarrollo de su productividad, mediante el apoyo de la Investigación y el Desarrollo Científico-Tecnológico, que las universidades realizan; por ello agredir, ya sea recortando presupuestos o lo peor, privatizando, a las Universidades Públicas, significa una agresión a toda la nación ¿no lo cree usted?.