No me refiero al desfile de catrinas, cuya historia se remonta a la crítica social que se hiciera a la desigualdad en la época porfirista, sino a la pobreza de los más de 90 millones de mexicanos, que habitan las comunidades marginadas rurales y urbanas del país, flageladas por la inhumana violencia. Si bien la problemática se incubo en décadas anteriores, hoy el territorio nacional se lo reparten las hordas criminales, y las empresas trasnacionales. La población carece de suficientes ingresos para adquirir sus alimentos, 21 millones de mexicanos se levantan cada día sin saber si obtendrán dinero para comer, estamos viviendo una crisis de desconfianza, hacia las medidas de nuestro gobierno y de incertidumbre hacia el futuro.
A finales del siglo XIX los precios internacionales de los alimentos cayeron estrepitosamente, por lo que las naciones desarrolladas presionaron para abrir los mercados y comprar alimentos baratos, después de la segunda guerra mundial y en específico en la última ronda de Uruguay del GATT en 1994, las naciones desarrolladas, impusieron políticas proteccionistas a los alimentos, se concretaron a desarrollar la tecnología para ser eficientes en la producción de sus alimentos, fue cuando surgió la Soberanía y la Seguridad alimentaria.
La aplicación de su paquete tecnológico incluía, la mecanización del campo, semillas mejoradas, herbicidas y fertilizantes, logrando ser más eficientes que sus antiguos proveedores, la crisis de la década de los 70s fue el marco para que las grandes trasnacionales absorbieran a los pequeños productores y la inserción de las trasnacionales del ramo químico en la agricultura. Para la década de los 90s ya un pequeño grupo de trasnacionales, dominaban el mercado mundial de los alimentos, dada la eficiencia de sus procesos gracias a la tecnología.
México importa más del 50% de los alimentos que consume cuando la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), recomienda, que las naciones deben producir por lo menos el 70% de lo que consume, por lo que no tenemos soberanía alimentaria, pero tenemos el derecho de producir nuestros alimentos, sinembargo no hemos desarrollado la tecnología para ser competitivos.
La importancia de la seguridad alimentaria radica, según la FAO en cuatro dimensiones: Disponibilidad, refiriéndose a la cantidad suficiente de alimentos de calidad; Acceso físico y económico, es decir las condiciones para adquirirlos; Utilización, que consiste en el uso nutrimental; Estabilidad, esto es acceso a los alimentos de manera interrumpida.
Los pequeños productores del campo mexicano, dado su rezago tecnológico, por la falta de investigación aplicada, no han podido competir con el precio de los productos importados, esto es lo que explica, que después de haber sido exportadores de maíz, arroz y trigo, hoy seamos importadores, de seguir así estaremos importando hasta los quelites.
Además de perder el mercado, las trasnacionales han cambiado nuestros patrones de consumo, dado que los alimentos con hidratos de carbono pasaron del 71.3% en 1964 a 55% en 2014, mientras que los alimentos con mayor contenido de grasas y azucares, pasaron del 18% al 30%, en el mismo periodo, explicándose así el incremento de la obesidad y diabetes en la población, por la alimentación chatarra.
Lo peor es que este esquema de pérdida de soberanía y de seguridad alimentaria por parte de México, se está reproduciendo; cada vez somos más dependientes en alimentos; dados los niveles de pobreza los mexicanos no comen lo suficiente o comen alimentos inadecuados.
Imagínese usted, que empresas como Monsanto-Bayer Syngenta, Amazon, Microsoft y Huawei, están participando en la producción y en el mercado de alimentos, el cual tendrá un valor de más de 50 mil millones de dólares en 2022, para ello están desarrollando hardware que incluye maquinaria agrícola, robots, drones, inteligencia artificial, nube, bigdata e impresión 3D; Software como datos genómicos, biología sintética, mime-agricultura, y agricultura vertical; Sistema Financiero digital como blockchain y criptomonedas, ésta convergencia tecnológica, se realiza en el paradigma, de agricultura sin agricultores.
¿Usted cree que las políticas económicas y el presupuesto de la 4ªT carentes de una visión tecnológica de futuro y cargadas de un moralismo religioso que atenta contra el Estado Laico Mexicano, lograrán disminuir la desigualdad y la pobreza del país?