El triunfo electoral no los es todo, la lucha sucia sigue, ahora con mayor intensidad, sí, AMLO tiene virtualmente el poder político, legal y legítimo, por la abrumadora votación a su favor, pero los poderes fácticos neoliberales siguen libres y persisten en acotar cualquier avance en la recuperación de los bienes nacionales, en beneficio de 53 millones de mexicanos en pobreza, que no se lamentan por tener los salarios más bajos en Latinoamérica, como lo hacen los diputados y toda la llamada burocracia dorada, por la reducción de sus onerosos ingresos.
El primer lineamiento que vemos es el de “primero los pobres”, pero diseñar, instrumentar y aplicar una nueva política económica, no es ni fácil, ni rápido, fueron 36 años de neoliberalismo, revertirlos no significará una vuelta al pasado, sino por el contrario, es establecer las bases para construir un nuevo modelo económico, que tenga como prioridad elevar el nivel de vida de la base de la pirámide, los que hasta ahora han sido marginados en la distribución de los beneficios del crecimiento económico, que apenas alcanza el 2% en promedio en la era neoliberal (de 1982 a 2018).
El fundamento y soporte del nuevo modelo económico, podría ser el talentismo y la información, como ejes articuladores de los procesos del desarrollo científico-tecnológico, no como entes asilados, sino como estrategia para arribar al paradigma de la 4ª Revolución Industrial, un cambio en el proceso histórico por su magnitud, velocidad y alcance, de las trayectorias tecnológicas que se reconstruyen y amplifican mutuamente, en una fusión científico-tecnológica, a través de las dimensiones física, digital y biológica, en una dinámica disruptiva y exponencial.
Este marco es la referencia para el diseño de la política tecnológica nacional, pero debe ser resultado de un gran consenso de investigadores, como de las instituciones de educación superior, y de los sectores productivos, gubernamental y social, si nadie está exento de talento, entonces todos deben de participar.
Los avances tecnológicos pasaron de ciclos de 60 años en promedio, a 10 años, el presente siglo se caracteriza por la aceleración de los desarrollos tecnológicos, del 2010 a la fecha estos han sido exponencialmente disruptivos; vivimos en una sociedad intercomunicada, donde los flujos de información aceleran los procesos creativos y de mercado, las empresas líderes de los mercados son eminentemente disruptivas, a fecebook le bastó 6 años posicionarse, a google solo 5; Microsoft, Apple, Teslamotors etc. Son eminentemente empresas disruptivas.
Recuperar el mercado de los energéticos, a través de la refinación de gasolinas en el país, con un enfoque estratégico para apoyar a los sectores productivos nacionales, es fundamental para el desarrollo nacional; los mercados no son islas, sino que forman parte del ecosistema económico, su regulación debe estar orientada a dar seguridad de abasto a precios de mercado, no de especulación; además desarrollar las tecnologías pertinentes para lograr gasolinas menos contaminantes y dar paso a energías sustentables.
Claro que la realidad que deja Peña Nieto es escalofriante y plantea como un verdadero reto la recuperación del mercado de los energéticos, “gracias a la reforma energética” como lo dijo, que representa una verdadera burla para los mexicanos, ya que la importación de energéticos llega al 75% en gasolinas y 116% en diésel; la producción de crudo se desplomo en 25% desde 2013, equivalente a 627 mil barriles diarios, la de gas natural también se desplomó en 25%.
Lo más grave es el endeudamiento de Pemex, que pasó de 64 mil millones de dólares en 2013, a 106 mil millones en marzo de este 2018, o sea un 65%, además que por impuestos transfirió al gobierno federal, 109 mil millones de pesos, mientras que las inversiones solo fueron por 6 mil millones de pesos.
Tal es el endeudamiento de Pemex que la calificadora Fitch Rating mencionó que este deterioro financiero traería muy fuertes consecuencias sociales, políticas y económicas para el país; Peña Nieto declaró que la reforma energética es para que los mexicanos no se endeudaran, hágame usted el favor, cuando lo que está dejando es exactamente lo contrario, una empresa técnicamente quebrada, porque sus pasivos superan con mucho a sus activos. Usted considera ¿que Peña Nieto merece juicio político?.