Por: Roberto Morales Estrella
Economía e Innovación
Ante la negativa de cumplir con el mandato de la justicia nacional, dictada por la Suprema Corte, por las huelgas de 1934-35, para la nivelación de sueldos con base principios constitucionales; el Presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación de las 16 empresas petroleras que gozaban de condiciones de privilegio; fue un acto de esencial y profunda liberación económica de México, un acto de exclusiva soberanía y dignidad nacional, según versa el discurso que Lázaro Cárdenas dio a la nación aquel 18 de Marzo de 1938. Hecho de esperanza para los mexicanos, que hoy se ve empañado por la pobreza y la gran desigualdad.
En el evento del 78 aniversario de la expropiación petrolera, el Presidente Peña Nieto clavo los dos últimos clavos a la crucifixión de Pemex, uno es la reforma energética y otro es el total, invariable, permanente y decidido respaldo del gobierno de la República a PEMEX, los llamo dos grandes fortalezas; la privatización no es negativa en si misma, lo grave es la transnacionalización del patrimonio nacional.
La privatización de PEMEX ha sido una estrategia del modelo económico neoliberal, que ha puesto a la gran empresa global, fundamentalmente a la estadounidense, como motor de la economía, si bien no se inicio en el régimen de Peña Nieto, si le correspondió profundizarla y culminar el proceso.
El rezago tecnológico de PEMEX y su vulnerabilidad financiera, como los altos niveles de corrupción, son las variables. ¿Conoce usted otro líder sindical con la riqueza financiera como la de Carlos Romero Deschamp?
Es Secretario General del Sindicato de trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) desde 1996 y reelecto por 6 años más en 2012, un obrero que gana 24 mil 633 pesos, accionista de BANORTE, que se va de compras en su avión privado a Dubai.
Desde la expropiación de 1938, se nos genero la idea de que PEMEX es de todos los mexicanos, pero Alberto Núñez Esteva expresa que ésta gran empresa tiene tres dueños: El Sindicato personificado en Romero Deschamps, la Secretaría de Hacienda, que es la que recibe los impuestos y ahora tiene que apoyarla financieramente, y el crimen organizado que se ha enriquecido con los robos de gasolina a través de las perforaciones de los ductos.
Además de lo anterior es una empresa, cuyas estrategias operativas se han diseñado desde la óptica del modelo económico neoliberal-trasnacional, lo cual constituye el fundamento de la situación de virtual quiebra que padece PEMEX, agravada por el desplome de los precios internacionales del petróleo que no se ve, que se incrementen en los próximos años, aunque el mercado siempre da sorpresas.
La baja del precio del petróleo mexicano representa 80% en 15 meses, sumado a la baja producción petrolera de 2.5 a 2.2 millones de barriles diarios, entre marzo del 2014 y noviembre del 2015, además la baja en 45% en la producción en sus regiones gaseras, por lo que sus ingresos se redujeron en 21 mil millones de dólares en el periodo mencionado.
Por ello registra un patrimonio de menos un billón 140 mil millones de pesos, un capital de trabajo negativo para hacer frente a sus obligaciones con sus proveedores, de menos 171 mil millones de pesos, por lo que el ajuste por 100 mil millones, anunciado por su Director José Antonio González, es insuficiente; estos recortes impactaron en el despido de trabajadores pero no en los elevados salarios de sus directivos. Y eso que el Presidente Peña dijo que confirma su compromiso con el alma de PEMEX que son sus trabajadores. ¿usted le cree?
El plan de ajuste para PEMEX es la ruta mas clara y definitiva, para regresar a las trasnacionales el dominio del petróleo mexicano, los llamados proyectos mas rentables, son los que aplicarán tecnologías que México no ha desarrollado, pero las tienen las trasnacionales, la productividad se basará en la estrategia de Propiedad Intelectual, cuyos dueños son las empresas trasnacionales, en el primer nivel, porque la cúpula son las financieras como Morgan Stanley asociadas a Goldman Sachs y Citigroup/Banamex. PEMEX seguirá llamándose así, pero ya no será de todos los mexicanos. El agua podrá salvarse, PEMEX está crucificado.