Nuestra entrega anterior hizo referencia a la asignación desigual de los DEGs por parte del FMI, dado que no fue en función de las necesidades de las naciones; la designación favoreció a las naciones desarrolladas porque son ellas las que tienen el control de este organismo multilateral, el principal beneficiario fue EU asignándole 113 mil mdd, equivalente al 17,3% de los 650 mil mddl que emitió el FMI.
Los 12 mil mddl que le correspondió a México, ¿Qué destino? El debate, persiste, aunque mediáticamente bajó su intensidad, por un lado el Presidente López Obrador plantea que se van a ocupar para el pago de intereses de la deuda exterior que México tiene, por el otro lado están los intereses financieros, que de manera soterrada presionan, para que se destinen a fortalecer actividades corporativas.
El Banco de México manifiesta que de acuerdo a la Ley que rige a ésta institución, las reservas internacionales tienen como único objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país . Alejandro Díaz de León gobernador del Banco de México externó, que los DEGs no son una donación, sino un activo que se contabiliza como reserva internacional, por lo tanto, los 12 mil mddl pasan de inmediato al resguardo y control del Banxico.
Será la Comisión de Cambios, integrada por tres representantes del Banxico y tres de la Secretaría de Hacienda, cuyo titular Rogelio Ramírez de la O, tiene el voto de calidad, pero claro Díaz de León de Banxico debe estar de acuerdo. Todo apunta a que la Deuda será el destino de estos 12 mil mddl, ya que por un lado el propio FMI hizo un llamado a los países miembros para decidir con rapidez y flexibilidad, que se evalúe la suficiencia de las reservas, la sostenibilidad de la deuda interna y externa, así como la estabilidad financiera.
Por su parte Alicia Barcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en la presentación del Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2021, mencionó que las naciones latinoamericanas requieren complementarios los recursos internos con mayor acceso a la liquidez internacional y con mecanismos multilaterales que faciliten el manejo de la deuda.
Por lo que el planteamiento del Presidente López Obrador no esta fuera de la lógica global, sobre todo por que en este contexto la desigualdad persiste desde el colonialismo, donde el capitalismo nació con una revolución industrial- tecnológica, nutrida por el saqueo y la depredación de los recursos naturales de los territorios conquistados, la sangre del trabajo esclavo fue el factor de enriquecimiento del modelo capitalista fundamentado en el libre mercado.
En el 2020 las naciones desarrolladas, herederas del colonialismo, movilizaron 6,3 billones de dólares destinados a gastos y alivios tributarios, así como 5,2 billones de dólares en instrumentos de liquidez, para enfrentar los efectos económicos y sociales de la pandemia, agréguele usted el 64,2% de los 650 mil MDDL, la desigualdad es evidente, lo peor es que no se ve disminuir.
Las naciones latinoamericanas, según al planteamiento de la CEPAL, deberán impulsar un nuevo modelo económico, donde el desarrollo se sustente en la inversión, pero no como proceso, sino como patrón de conducta económica y tecnológica, hacia sectores como: energías renovables, movilidad urbana , investigación y desarrollo tecnológico así como impulsar una revolución digital, para lograr insertarse al paradigma tecnológico global, espacios donde predominan los grandes corporativos tecnológicos, sin faltar el desarrollo de la industria sostenible manufacturera de la salud, la bioeconomía y servicios ecosistémicos, por supuesto la economía del cuidado, como la ya imprescindible economía circular y el turismo sostenible.
El centro de este nuevo modelo de desarrollo debe ser la intensa creación del empleo, la equidad de género, la conversión del empleo informal al formal, hacer realidad la disminución de la huella ambiental y los efectos del cambio climático, un nuevo modelo de desarrollo competitivo , sustentado por la capacidad y velocidad de aprender para innovar, en permanente escalamiento disruptivo, que disminuya la desigualdad y por ende dé respuesta a las migraciones masivas.