Por: Roberto Morales Estrella
Los últimos acontecimientos ponen en situación crítica a la sociedad global,
inmersa en la vorágine del paradigma tecnológico, donde los procesos de
digitalización, acelerados por la pandemia, han trastocado toda actividad
humana, la violencia no cesa, sobre todo los femicidios que en México se
incrementan día a día, la migración ha tomado un giro dantesco con los niños
migrantes, que como pequeños fantasmas deambulan por las calles de las
ciudades fronterizas, son banderas vivientes del reclamo por una sociedad más
justa a la que tienen derecho; pero el mercado todo lo hace mercancía, incluso
los derechos humanos, un modelo corporativo que devora al débil y crea
condiciones fomentando, que el crimen organizado y la delincuencia se
multipliquen, es la ruta hacia una sociedad distópica que se distingue por la
ausencia de valores y la anarquía.
No hemos superado la pandemia y los efectos del Cambio Climático son cada
vez más evidentes y dramáticos, alrededor del planeta, urgen a la sociedad
global instrumentar políticas y acciones, para lograr una mejor adaptación ante
un macro fenómeno que ya no es reversible, a pesar de todos los acuerdos y
protocolos internacionales, la humanidad ya perdió esa oportunidad.
En este contexto el agua se erige como el recurso fundamental de la existencia
humana, dado que la seguridad hídrica es sustento de la seguridad alimentaria,
sin agua no hay alimentos y sin alimentos no hay vida.
Por Seguridad Hídrica nos referimos al concepto de H. Peña de la CEPAL y del
Instituto de Recursos Mundiales, como “la capacidad de un territorio para
garantizar el acceso equitativo en calidad y cantidad del agua, que permita el
desarrollo humano y económico sostenible a toda su población”.
El número 6 de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, establece garantizar
la disponibilidad y la gestión sostenible del agua para todos, la escasez de
recursos hídricos, la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado
influyen en la seguridad alimentaria como en las oportunidades de educación.
México es un país con baja disponibilidad natural de agua, agréguele usted las
brechas existentes entre las diferentes regiones con respecto a la disponibilidad
natural y social; por ello el agua es un recurso que ha despertado el interés del
mercado, la codicia aviva la posibilidad de que sea una mercancía y no un
derecho, las presiones empresariales son manifiestas para que las necesidades
sociales de agua se consideren demanda y no un programa social de atención
ciudadana; dado que la hidrocracia (empresas interesadas en comercializar el
agua) no buscan ni eficiencia, ni equidad, ni bienestar social, su visión del agua
es un mercado que generará grandes ganancias.
Si bien son inversiones de gran magnitud, que pueden superar los 150 mil
millones de pesos, para garantizar un abastecimiento acorde a las necesidades,
el sector privado nacional y sobre todo trasnacional, no invertiría sino se les
garantiza vía leyes, la recuperación de su inversión y altas ganancias.
No se puede hacer a un lado, que la salud humana y la salud de la naturaleza
son binomios que interactúan, para garantizar la supervivencia; tarea
inaplazable es rehabilitar y conservar, manantiales, ríos y lagos, sobre todo
porque el 60% de ellos están contaminados, pero lo más importante es revertir
el acaparamiento, dado que el 70% de las aguas concesionadas, está en el 7%
de ellos, la hidrocracia, integrada por un poco más de mil concesionarios, tienen
en su poder más un millón de m3.
La problemática del agua no solo es la escasez, los sistemas de distribución, la
falta o exceso de lluvias, el sistema de presas, la eficiencia en el uso industrial, 3
agrícola y el doméstico, que consume el 85% del caudal suministrado y de este
se usa el 45% al bañarse, 28% en los sanitarios, 3% en lavado de ropa y el resto
en diversas actividades, por lo que la eficiencia es un problema por atender
disminuyendo el agua, sin dejar de cubrir las necesidades humanas. Sin
embargo, lo que se debe evitar a toda costa es que el agua deje de ser un derecho
humano, para convertirse en una mercancía, pondría en riesgo la sobrevivencia
humana.
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