«Los datos son el petróleo del S.XXI», «la minería de datos es el futuro» y otras muchas frases relacionadas con el Big Data y el data Science ocupan páginas y minutos de televisión. Sin embargo, poco se habla de la vertiente social del análisis de datos.
La ciencia de datos es capaz de mejorar la calidad de vida de los habitantes de una ciudad con hacer una análisis minucioso de la información recopilada a los largo de varios años. Información no solo creada por los ciudadanos, sino también por las propias administraciones públicas.
La tecnología y la ciencia de datos han permitido la elaboración de mapas inteligentes, que, por ejemplo, pueden predecir una inundación o relacionar las migraciones de las aves con los fenómenos climáticos. «Hoy es una obviedad decir que, cada día que pasa, manejamos más y más datos, tanto a nivel de usuario como desde el punto de vista de las administraciones públicas. Lo que no es tan obvio para el ciudadano medio es que, además, una gran parte de esta información es geográfica», explica Álvaro Martín Pazos, Industry Manager Executive de Administraciones Públicas de Esri España.
Hasta 2007, esta información estaba guardada en los servidores de las administraciones públicas. La Directiva Inspire de ese mismo año reguló «la manera en que la información geográfica se publica para fomentar la transparencia, accesibilidad a los datos y la calidad en el servicio al ciudadano», según Martín Pazos.
«Gran parte de la información que consumimos tiene una vertiente geográfica que, bien estudiada, analizada y comprendida, arroja ideas clave que nos permiten tomar mejores decisiones», destaca. Es lo que el investigador de Esri España llama «la ciencia del dónde».
Así nace una de las patas del Visor Cartográfico de la Generalitat Valenciana, «una herramienta de consulta para beneficio de todos los ciudadanos», apunta Martín Pazos. Para su creación, señala el responsable de Esri, se cuenta con 500 capas de información e información de consellerias, 17 direcciones generales y más de 50 jefaturas de servicio.
Millones de datos que permiten entre otras cosas la gestión del turismo, servicios de atención directa al ciudadano y analizar los datos proporcionados por cada ciudadano y que alberga la Generalitat.
En las más de 500 capas de información, el ciudadano puede ver, en tiempo real, cuántos centros de mayores, de asistencia social, casas de acogida, etc. hay en la Comunidad, el número de plazas disponibles y otros datos de interés. «Además, tiene otra capa de datos de uso interno para funcionarios, con información más delicada para gestionar casos de malos tratos y menores, entre otros, de manera anónima y estratégica», apuntan los responsables del proyecto.
«Pero nuestra tecnología no solo se utiliza para el ámbito cartográfico o para la gestión de una ciudad. Nuestra tecnología es totalmente transversal y se utiliza en cualquier sector: telecomunicaciones, Utilities, banca, seguros, Defensa, medio ambiente, transportes, seguridad y emergencias», apunta Martín Pazos.
La plataforma que aloja el Visor, alcanzó el pasado año 243.000 descargas de información geográfica sobre la Comunitat Valenciana. Además, el número de usuarios de los portales web del Instituto Cartográfico Valenciano durante 2018 rondó los 343.000, con más de 1,12 millones de visitas. «Estos datos demuestran que el lanzamiento del Visor ha sido un éxito y que la información se está consultando y reutilizando», añade.
A pesar de estas iniciativas, el Big Data aún está infrautilizado, ya que menos del 0,5% de los datos producidos en el mundo está siendo analizado, según un estudio publicado por IDC Digital Universe. En 2020 existirán aproximadamente 5,247 GB de datos por cada hombre, mujer y niño.
Fuente: Burgos Conecta