La tecnología de los cohetes es anterior a la exploración espacial en casi mil años, y aunque los vehículos de lanzamiento computarizados de varias toneladas de hoy son mucho más capaces que las flechas asistidas por pólvora del siglo XI, algunas facetas nunca cambian. Un cohete es esencialmente una explosión controlada: cuando funciona, toda la energía sale de un extremo e impulsa el vehículo hacia adelante. Cuando no es así, bueno, sigue siendo un tubo de material explosivo. ¿Arriesgado? Claro, pero los cohetes son ideales para el transporte en condiciones donde otras formas de locomoción nunca funcionarían, como el vacío estéril del espacio exterior. Analicemos cómo funciona.
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