- La Unión Europea decidirá próximamente el futuro de la edición genómica.
- El sistema CRISPR-Cas se enfrenta a nuevos retos para su posible aplicación como terapia.
Predecir lo que ocurrirá en el futuro es una tarea casi imposible. Nadie puede conocer con certeza qué pasará a lo largo de los próximos meses. Pero sí sabemos que, al menos a priori, 2018 será un año ajetreado para la exploración espacial y para la astronomía, además de estar marcado por importantes novedades en el campo de la nutrición.
La actualidad científica durante los próximos doce meses seguirá muy pendiente de la edición genómica y de las aplicaciones con las que herramientas como CRISPR-Cas podrían sorprendernos. La expectación es máxima después de que la ciencia en 2017 nos regalara avances llamativos como la modificación de embriones humanos para corregir una mutación relacionada con una grave enfermedad hereditaria. ¿Qué nos depara la edición genómica en 2018? Durante 2018 la ciencia seguirá pendiente de la edición genómica y de las aplicaciones con las que podría sorprendernos.
Una de las cuestiones clave para la investigación biotecnológica en Europa se resolverá próximamente. El jueves 18 de enero, el Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea tiene previsto dar su opinión en el caso C-528/16, donde se deberá aclarar si los organismos obtenidos por mutagénesis—incluida la edición genómica— encajan dentro de la normativa comunitaria sobre transgénicos.
El propio TJUE dará a conocer su respuesta previsiblemente en la primavera de 2018. Será un momento muy esperado, ya que es probable que este caso pueda marcar el futuro de la edición genómica en Europa, tal y como ocurrió en el pasado con los organismos genéticamente modificados (OGM). Juristas como el alemán Tade Matthias Spranger y diversas organizaciones ecologistas apuestan por considerar los productos fruto de la edición genómica como OGM, mientras que numerosos científicos y empresarios como Arjen van Tunen, director general de la biotecnológica KeyGene, rechazan esta valoración.
Un mayor abanico de herramientas moleculares
“Espero mucha más innovación, muchos resultados, muchas novedades, algunas previsibles y otros difíciles o imposibles de prever”, afirma Lluís Montoliu, investigador especializado en edición genómica del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). “¿Quién nos iba a decir que Church iba a usar CRISPR para codificar fotogramas de una película de una yegua galopando antes de que conociéramos ese estudio? El campo está muy abierto”, sostiene en declaraciones a Hipertextual. Montoliu se refiere a un estudio publicado el pasado verano donde CRISPR-Cas mostró su potencial para ayudar en el almacenamiento de información utilizando el ADN como si fuera un disco duro biológico.
Según Montoliu, es posible que durante los próximos meses aparezcan nuevas variantes de Cas que presenten “propiedades diversas que expandirán el abanico ya amplio de aplicaciones de las herramientas de edición genética”. Algo similar a lo que ya ocurrió, por ejemplo, con la introducción de Cas13b, una proteína que permite editar el ARN y no el ADN.