La empresa lidera la clasificación de publicaciones en revistas científicas de alto impacto sobre el sector, un patrón que históricamente se ha asociado a centros de investigación pública.
Nature. The Proceedings of the National Academy of Sciences. The Journal of the American Medical Association. Estas son algunas de las revistas científicas más prestigiosas del mundo. Y el año pasado, una empresa, Google de Alphabet, publicó investigaciones en todas ellas.
La racha de resultados científicos sin precedentes del gigante de las búsquedas incluyó de todo, desde la oftalmología hasta los videojuegos, la neurociencia y los modelos climáticos. Para Google, 2016 fue un annus mirabilis en el que sus investigadores aparecieron en revistas líderes y fijaron un récord en el volumen de trabajos.
Parte de este impulso nace de la inversión cada vez mayor de Google en inteligencia artificial (IA), particularmente en el aprendizaje profundo, una técnica cuya capacidad de desentrañar el significado de las imágenes y otros datos está mejorando servicios como las búsquedas y las traducciones.
Según el recuento que Google proporcionó a MIT Technology Review, la empresa publicó 218 trabajos sobre el aprendizaje automático en 2016, casi el doble que hace dos años.
Buscamos datos similares en la Web de Ciencia, un servicio de Clarivate Analytics. La información de este servidor confirma el incremento en las publicaciones de Google. Clarivate Analytics detalla que el impacto de las publicaciones de Google, según una medida de fuerza de publicación que emplea, fue entre cuatro y cinco veces superior a la media anual. En comparación con el resto de empresas que publican prolíficamente sobre inteligencia artificial, Clarivate Analysis coloca a Google en el primer puesto por un amplio margen.
Primer puesto
Esta explosión de publicaciones no es casual. Google ha aumentado en más de tres veces su número de investigadores de aprendizaje automático durante los últimos años, según el especialista de aprendizaje profundo de la Universidad de Montreal (Canadá) Yoshua Benigo. El experto afirma: “Ha hecho una gran labor de reclutamiento”.
Y para hacerse con la primera línea de investigadores de laboratorios de computación, las empresas no pueden limitarse a ofrecer un sueldo de Silicon Valley (EEUU). “Resulta difícil contratar a gente sólo en función del dinero”, señala el neurocientífico computacional de la Universidad Northwestern Kondrad Kording. “A los mejores candidatos les interesa ayudar al mundo, y eso implica elaborar trabajos y escribir códigos útiles para la sociedad”, detalla.
En Google, la carga científica ha sido liderada por DeepMind, la empresa británica de IA fundada por el neurocientífico y programador Demis Hassabis. Google la adquirió por casi 370 millones de euros en 2014.
Fuente:MIT