¿Alguna vez te has preguntado qué pasa con tus datos personales que guarda tu celular, tus búsquedas en internet, las aplicaciones que usas, y más? Muchas personas creen que esta información puede ser empleada por empresarios o políticos con fines malintencionados. Sin embargo, una creciente filosofía llamada dataísmo, considera que los algoritmos computacionales pueden mejorar notablemente nuestra vida si les permitimos el total acceso a nuestros datos.
La clave de este nuevo pensamiento está en la liberación del flujo de datos, porque considera a estos últimos como un valor supremo en el universo. Algunos expertos creen que los datos son el camino para la mayor revolución científica en la historia humana, ya que con ellos podemos desarrollar vida inorgánica que podría expandirse hasta los lugares donde los seres humanos (vida orgánica) no podemos llegar.
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¿Qué es el dataísmo?
Dataísmo es un término que ha sido utilizado para describir la mentalidad, filosofía o (tecno)religión creada en relación al big data, la inteligencia artificial y el internet de las cosas (IoT).
Fue mencionada por primera vez por David Brooks en un artículo, publicado en The New York Times en 2013, titulado “La filosofía de los datos”. Pero fue posteriormente popularizado por el historiador Yuval Noah Harari, quien ha escrito diversos libros en relación a ello. Uno de ellos es Homo Deus, donde describe al dataísmo como una nueva religión que “no venera ni a dioses ni al hombre: adora los datos”.
Las creencias centrales del dataísmo se basan en la idea de que se les otorga mayor valor a aquello que contribuye a procesar los datos de manera eficiente. Harari declaró que “los humanos eran especiales e importantes porque hasta ahora eran el sistema de procesamiento de datos más sofisticado del universo, pero ya no es así”.
Yuval Noah Harari en The Royal Institution / Captura de pantalla
Por ejemplo, muchos verían como valioso una IA que pueda procesar mejor los datos del tránsito y que por consiguiente maneje sin provocar accidentes; contrario a lo que actualmente sucede con conductores humanos, quienes han ocasionados múltiples tragedias en las pistas. Es decir, se creería la idea de que los algoritmos computacionales superan el conocimiento y sabiduría humana.
De hecho, el big data y el machine learning se vuelven cada vez más sofisticados. Por ello, los especialistas consideran que deberíamos entregar nuestra información para potenciar estos algoritmos. El flujo de datos, aseguran ellos, puede llevar a una innovación y progreso nunca antes pensados.
Aspectos positivos
Con los datos liberados, la capacidad de mezclar y crear nuevas combinaciones que desencadenen el progreso es posible. Por ejemplo, si una persona desbloquea su ubicación en su celular, puede recibir información sobre el tránsito vehicular en tiempo real; si libera información sobre lo que le gustaría comer, en el mapa aparecerán miles de restaurantes o cafés de su preferencia.
Con todo ello, la calidad de vida mejora debido a empresas que usan estos datos para facilitar nuestro día a día. Ejemplo de ello es Google Maps, quienes actualizan la información en sus servidores para redirigir a los conductores a calles menos congestionadas o ayudarlos a evitar accidentes. Miles de personas confían en estos algoritmos, por eso les brindan sus datos personales y siguen las indicaciones que ven en el GPS.
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¿Por qué tantas personas confían en estos algoritmos? Quizá porque piensan que las máquinas pueden hacerlo mejor que los humanos. Ejemplos como estos también pueden trasladarse a la salud pública.
Imaginemos un minuto. Cada persona posee un biosensor en su flujo sanguíneo y estos datos son compartidos libremente al mundo. Si una enfermedad aparece en una región del planeta, los datos biológicos se alterarían, lo cual sería percibido por una IA que brinda datos a los centros de prevención de enfermedades. Al determinar que puede ser una pandemia, la IA imprime vacunas 3D, las cuales llegan a la casa de las personas mediante un dron. Sin embargo, para salvar millones de vidas, debemos proporcionar nuestra información privada.
Todas de las investigaciones médicas se basan en estudios para los cuales necesitan que personas participen en ellos. ¿No crees que sería más fácil que nuestros datos se agreguen de manera libre y automática? Ese flujo constante de datos, le permitiría al machine learning monitorear a toda la población que padece algún mal. Como la población que brinda su información es enorme, es muy probable que surjan patrones de una enfermedad, los cuales servirían para hallar la cura.
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Sin duda, la gran cantidad de datos permite que la ciencia avance sin obstáculos. De hecho, cualquier persona puede desarrollar nuevos inventos y compartidos libremente con otros, como los miles de software gratuitos que se encuentran en la red. Además, con tan solo entrenar un programa de IA se pueden conseguir cosas inimaginables, como aquel sujeto que empleó un software gratuito de DeepFakes disponible en línea para hacer un montaje de video bastante notable, desde casa y siguiendo unos nada complicados tutoriales de Youtube.
Esta disponibilidad de datos, software y tecnología hace que cada uno de nosotros podamos convertirnos en expertos en los temas que más nos interesen. Y aunque todo esto pueda sonar maravilloso, existe un gran peligro en el dataísmo. Harari afirmó que “el humanismo ahora enfrenta un desafío existencial y la idea de ‘libre albedrío’ está bajo amenaza”.
¿Qué de malo hay? Manipulación y extorsión
The Economist aseguró que, en 2017, los datos fueron el recurso más valioso en el planeta, dejando muy por debajo al tan codiciado petróleo. Esto puede deberse a que quien posee datos puede comprender y controlar a la población. De hecho, en el mundo de la política y la publicidad, tener la información de votantes y consumidores es una gran ventaja.
En el campo político, debemos recordar como Cambridge Analytica, una empresa ligada a Facebook, sustrajo 50 millones de perfiles de la red social para apoyar la campaña de Donald Trump. Esto sirvió para crear una estrategia de llegada al público con publicidad política personalizada en la plataforma.
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Por otro lado, miles de empresas reconocen la importancia de los datos personales. Tal es así que Netflix usó su producción interactiva ‘Black Mirror: Bandersnatch’ para obtener datos privados de sus usuarios, con el objetivo de conocer sus preferencias y crear series que se ajusten más a sus perfiles o modelos psicológicos.
No solo la manipulación de información por parte de políticos o empresas es un problema. ¿Qué pasará con los trabajos en un futuro? Si una IA puede ser más eficiente manejando un auto que una persona, pronto se extinguirán los conductores humanos. Si una IA puede predecir tus enfermedades desde tu smartphone ¿para qué acudirías al médico? Nadie puede imaginarse el mercado laboral de aquí a unos años, pues parece que los algoritmos comienzan a suplantarnos poco a poco. Incluso en el caso de las comunicaciones una AI china fue capaz de narrar noticias sin parar, amenazando así con dejar sin trabajo a los presentadores de TV.
Precaución
Aunque la liberación de nuestros datos pueda darnos múltiples beneficios y facilitar nuestras vidas cotidianas, ¿cuál es el riesgo que estamos dispuestos a correr? Estamos expuestos a que nuestras vidas sean controladas por aquellos que tienen en su poder nuestra información, evitando que tomemos decisiones por nosotros mismos. ¿Qué tanta privacidad estamos dispuestos a renunciar a cambio de algo? ¿Qué más estamos dispuestos a ceder?
Fuente: Nmas