La medicina regenerativa se encuentra a las puertas de una revolución. La clave está en la llamada “reprogramación celular”.
Imagina que tienes una enfermedad, pongamos que es degenerativa, y pongamos que es ocular. Vas al médico, y éste, tras examinarte, te recomienda una terapia regenerativa. Introducirán quirúrgicamente nuevas células en tu retina para que desempeñen el trabajo de las dañadas. La operación, relativamente sencilla, puede programarse inmediatamente, ya que las células que necesitas están disponibles en el banco celular del hospital.
Hasta la semana pasada esto era ciencia ficción, pero el 28 de marzo un equipo del hospital de Kobe, en Japón, lo convirtió en ciencia.
El paciente fue un japonés de 60 años aquejado de degeneración macular, un trastorno del envejecimiento que provoca visión borrosa y, a la larga, puede desembocar en ceguera. Para revertir el mal, el equipo médico le introdujo en la retina un grupo de células reprogramadas a partir de células cutáneas de un donante anónimo.
La reprogramación es un proceso por el cual se transfieren genes de células madre a otras adultas. El resultado son unas células casi idénticas a las embrionarias llamadas iPS, acrónimo de “induced pluripotent stems” (“células madre pluripotenciales inducidas”).
Hasta ahora esta terapia se realizaba con células del propio paciente. Pero eso, según los investigadores, no ofrece las suficientes garantías médicas. ¿El motivo? Que las células de partida podrían contener los mismos defectos genéticos que las dañadas. Mejor, por tanto, reprogramar células de individuos jóvenes y sanos.
Es lo que han hecho los médicos de Kobe gracias a un permiso especial del Ministerio de Salud japonés que les permite realizar cinco intervenciones experimentales. Si los ensayos salen como esperan, se abrirá el camino a un nuevo modelo de medicina regenerativa, basado en las células iPS.
Esta técnica ofrece varias ventajas respecto a las actuales modalidades de terapia celular. Para empezar, el paciente dispondría de las células inmediatamente (se ahorraría el proceso de tener que donar sus propias células para ser cultivadas y luego reprogramadas, un tiempo muy valioso en el caso de los pacientes aquejados de enfermedades degenerativas). Además, sería mucho más barato.
El padre de la idea es el también japonés Shin’ya Yamanaka, que obtuvo el Premio Nobel en 2012 precisamente por descubrir que las células adultas pueden reprogramarse en forma de iPS. Ahora, Yamanaka ha decidido montar el primer banco celular. Según sus cálculos, con sólo 10 donantes podrá desarrollar células válidas para entre el 30% y el 50% de los japoneses. Su sueño, que en un futuro próximo la medicina regenerativa sea una opción viable para todos los pacientes.
Fuente: Tecnoxplora