Durante la pasada década, muchos neurocientíficos han estado usando una versión modificada del virus de la rabia para etiquetar neuronas y hacer un seguimiento de las conexiones entre ellas. Aunque esta técnica ha demostrado ser muy útil, tiene un gran inconveniente: el virus es tóxico para las células y no puede usarse en ellas durante más de dos semanas.
Unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro, ambas entidades en Estados Unidos, han desarrollado ahora una nueva versión de este virus que deja de replicarse una vez infecta una célula, permitiendo que suministre su carga genética sin dañar a esta última. Usando esta técnica, los científicos podrán estudiar las neuronas infectadas durante meses, permitiendo así que se lleven a cabo estudios a largo plazo sobre sus funciones y conexiones.
Esto resuelve el problema de los primeros virus empleados para etiquetar neuronas y rastrear sus conexiones: se replicaban rápidamente en las neuronas infectadas, hasta volver insostenible la situación en un par de semanas.
Con los nuevos virus, preparados por el equipo de Ian Wickersham, del MIT, y Soumya Chatterjee, del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro, las células infectadas presentan un aspecto normal, y también actúan con normalidad, durante al menos cuatro meses (que es el tiempo durante el cual esos científicos han hecho su seguimiento), y probablemente durante toda la vida del animal.
Los virus de la rabia son adecuados para rastrear las conexiones entre neuronas porque han evolucionado precisamente para propagarse de neurona en neurona a través de dichas conexiones, conocidas como sinapsis. La transmisión de señales entre neuronas se realiza en las sinapsis con la ayuda de las largas extensiones conocidas como axones, que se encargan de la emisión, y de otras extensiones, más cortas (dendritas) que se encargan de la recepción.
Esos virus pueden también propagarse desde las terminaciones de los axones de vuelta al cuerpo celular de la misma neurona.
Los neurocientíficos pueden modificar esos virus para que lleven genes que codifican proteínas fluorescentes, las cuales son útiles en visualización, o genes que codifican proteínas sensibles a la luz, que se pueden utilizar para manipular la actividad neuronal.
Fuente: noticiasdelaciencia