La economía se enfrenta a profundos cambios provocados por la pandemia, la transición ecológica y tecnológica. Las tendencias nos abocan a un mundo más desigual y por tanto, menos eficiente, más conflictivo, más políticamente inestable y polarizado, y, por tanto, en peligro. La desigualdad puede romper tanto como las cuestiones medioambientales el capitalismo actual, tal vez por eso el concepto de sostenibilidad no debe ser solo entendido como ecológico, sino también como social. Esta es una de las conclusiones de Retina Reboot,el espacio de debate de El País con Santander y Telefónica como impulsores y Accenture y ServiceNow como socios anuales .
“Tenemos problemas muy graves: la precariedad, el desempleo juvenil (el mayor de Europa) o el abandono escolar”, opina el economista Luis Garicano, eurodiputado por Ciudadanos. Para superarlos y modernizar la economía “es preciso invertir no tanto en las cosas como en las personas”. La baja productividad española es un viejo reto a superar, porque provoca poca competitividad empresarial, bajos salarios, jornadas largas y, al final de la cadena causal, desigualdad y pobreza, muy preocupantes en España. En este país se trabaja mucho (los que tienen trabajo, claro), se cobra mal y se produce poco.
También es sumamente importante el desarrollo científico-tecnológico: “Una vez que nuestro país ha llegado a los niveles de bienestar de los países del entorno, la única manera de avanzar es inventar, crear, no imitar”. Para ello es fundamental priorizar las ideas y conseguir que sean valoradas socialmente. “En España son conocidos los tertulianos o los participantes de Operación Triunfo, pero no tanto científicos como, por ejemplo, Rafael Matasanz, que ha colaborado en que este país sea número uno en trasplantes”, señala el economista.
En los necesarias procesos de digitalización la administración es importante, debería dar ejemplo y servir como agente tractor. No siempre es así. “La administración ha envejecido, sobre todo en comparación con la experiencia de los ciudadanos, que manejamos smartphones y plataformas con cotidianeidad, pero tenemos que lograr que la administración sea un foco de innovación”, explica Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Es preciso digitalizar, agilizar los procesos, eliminar la burocracia, lograr más transparencia, todo ellos utilizando nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial.
¿Cómo repartir racionalmente los fondos europeos? “Hay que invertir con rapidez los miles de millones que nos llegan: lo más fácil es dárselos a las grandes empresas, pero eso no es transformador”, dice Garicano. Las realmente necesitadas son las pymes, que conforman la mayor parte del tejido productivo, y para las que es más difícil implementar la digitalización. “Un productor de jamones de Badajoz o un artesano asturiano puede llegar así al mercado global y cambiar totalmente su negocio”, opina el economista.
Una buena forma de hacer llegar estos fondos a donde más se necesitan son ciertas plataformas que se utilizan en otros países: una web en la que cada pequeño empresario puede cumplimentar un test que realiza un diagnóstico y le orienta sobre sus necesidades tecnológicas. “Muchas pymes están desesperadas, sienten estos fondos como ajenos, un dinero que no les va a llegar de ninguna manera”, denuncia Garicano. Si las pymes no se ponen al día en digitalización llegaremos a una situación de dualidad entre la gran empresa y la pequeña y mediana: un tejido productivo a dos velocidades.
Los retos del empleo
España muestra niveles de desempleo y precariedad laboral desproporcionadamente elevados que fracturan la sociedad y condicionan la prosperidad del país. Las transformaciones demográficas y tecnológicas, si no se domestican, están llamadas a agravar el problema: la desigualdad, contra lo que se pueda pensar, no beneficia a nadie, ni a los ricos ni, por supuesto, a los pobres.
La formación es crucial en una economía cada vez más orientada al conocimiento y donde las máquinas realizarán los trabajos más repetitivos. Los estudios universitarios y de Formación Profesional (que ya incluye nuevas tecnologías como Big Data o Inteligencia Artificial) ayudan a tener una vida laboral estable y longeva, siempre y cuando nos sigamos formando durantre nuestra vida para abrazar las innovaciones que se presenten. Sin embargo, la educación en España presenta un rendimiento menor que en otros países del entorno: hay problemas de sobrecualificación y de infracualificación. Las reformas en el campo educativo necesitarán consensos y aprovechar las transformaciones digitales y los cambios demográficos.
En esta crisis y revolución tecnológica “observamos una dualidad entre ganadores y perdedores” dice Sara de la Rica, directora de la Fundación Iseak y presidenta de la comisión de Desarrollo Sostenible de Iberdrola, “algunos han podido mantener su actividad, en empleos alineados con la tecnología y compatibles con el teletrabajo; al contrario que otros cuyos empleos requieren menos cualificación y más presencia”. Estas derivas pueden llevarnos a una sociedad con muy pocos ganadores inmersos en una mayoría de perdedores, una sociedad muy desigual y por tanto llena de tensiones, poco eficiente e injusta, caldo de cultivo para tentaciones totalitarias, como señala el filósofo Michael J. Sandel en sus críticas a la meritocracia. La democracia funciona mejor sobre la base de la igualdad. “Si no conseguimos ser más inclusivos con los más vulnerable llegaremos a una sociedad muy poco deseable”, alerta De la Rica. Una sociedad a dos velocidades.
En el ámbito del empleo también hay que pensar a dos velocidades. En el corto plazo, hay que fomentar trabajos en sectores importantes de la tarta económica española como la hostelería, la construcción (siempre en baremos sostenibles) o el turismo (tratando de construir un turismo de calidad). Pero quedarse en eso sería volver a incurrir en el ineficiente y anticuado sistema productivo español de ladrillo y sol y playa. A medio y largo plazo es inevitable pensar en las competencias digitales: en España, paradójicamente, faltan perfiles tecnológicos para suplir los huecos que se dan en las empresas: algo falla entre la oferta y la demanda en el mercado laboral.
Las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) no son de las más demandadas, sobre todo por las mujeres, lo que puede generar graves problemas, porque no tendrán la suficiente presencia en los sectores que moldearán la sociedad: hacen falta más mujeres en carreras científico-técnicas. “La parte de los cuidados y la dependencia tiene muchísimo recorrido [sobre todo en una sociedad envejecida] y es preciso ponerla en valor y profesionalizarla”, señala Mercedes Valcárcel, directora general de Fundación Generation Spain. Es también preciso reindustrializar el país, con una industria moderna que encabalgue la fiebre tecnológica.
“La formación es crítica”, dice Valcárcel, “no solo la parte técnica, sino también competencial y de mentalidades”. Tiene que establecerse una mentalidad que entienda la necesidad de la formación continua durante toda la vida laboral, en escenarios tan cambiantes y volátiles. El acelerón tecnológico promete cambiar las formas de trabajar con inusitada frecuencia. Valcárcel apuesta también por una digitalización de los servicios públicos de empleo a nivel nacional, para que sea más fácil hacer “match” entre la oferta y la demanda de empleo. Así los aspirantes encontrarán más fácilmente los empleos y las empresas podrán cubrir mejor sus necesidades de personal.
Fuente:
Fanjul, S. C. (2021, 9 junio). Es necesario reiniciar la economía. Recuperado 15 de junio de 2021, de https://retina.elpais.com/retina/2021/06/09/eventos/1623226648_000496.html