La aplicación del Internet de las Cosas, el uso de robótica avanzada y de análisis mejorado de big data en la gestión de la cadena de suministros han generado nuevas aplicaciones para la inteligencia artificial, con ello se están alterando las formas tradicionales de trabajar y se ha logrado la capacidad de predecir la oferta y la demanda de las industrias; desde manufactura, armamento, franquicias, distribución, entre otras.
Un área que también ha encontrado grandes beneficios es la agricultura, aseguró Andrés Valdivieso, especialista en inteligencia artificial y tecnología blockchain. “Estamos detectando que en este espacio se puede tener un impacto importante, por un lado, para mejorar la producción y por otro, la comercialización”.
Con la penetración de redes, imágenes y mayor data, se puede ser más asertivo y con mejores predicciones de dónde y cuándo plantar en ciertas condiciones que pueden llegar a alterar el rendimiento. Así, la producción pasa de ser un tablero donde las opciones son A o B, a miles de variables que permiten ser muy específicos.
El especialista, quien ofreció la charla Agricultura 4.0: Smart Agro en el Campo Mexicano, dijo a El Economista que con una serie de parámetros que se pueden tomar de manera abierta, como predicciones de clima, niveles de contaminación y de sol, más la data que se está censando de los campos y la experiencia, se pueden planificar mejores rendimientos.
Pero no sólo es una herramienta para el agricultor, también el área comercial se beneficia, incluso ha crecido más el área de logística, ya que otras áreas ya lo han empujado: “No es que salga un producto de la tierra e inmediatamente está en el mercado chino o estadounidense. Al poder entender mejor los modelos comerciales y de planificación, la cadena se puede alimentar para una mejor predicción y entrega, por ejemplo, el exportador de esta manera puede negociar mejores precios, saber cuándo entregar, quien entregará y las condiciones de calidad”.
El avance de esta tecnología
El especialista aseguró que hoy ya hay gente que está haciendo agricultura de precisión y otros que están siendo reacios y esperando a que ocurra, “estamos en etapas iniciales, pero está avanzando y permeando. Sí está funcionando”.
Manifestó que, además, hay diversos factores que empujan el uso de esta tecnología: “La adopción de tecnología se mueve no sólo por el sector agrícola. Quienes empujan más estas tecnologías, son industrias que complementan a la agricultura y que empujan el desarrollo de la zona completa con conexiones, redes, transportes aéreos y terrestres; al final el volumen de movimiento económico ayuda a que se desarrolle el ecosistema en su totalidad”. El costo de estos conocimientos también ha caído exponencialmente, además ha disminuido su tamaño y la necesidad energética.
Por último, la penetración de las redes ha ayudado a poder tener mayor impacto: “De acuerdo con el momento mundial que vivimos en cuestión de tecnología, ya no podemos hacer caso omiso y uno de los momentos más críticos que está por venir es la llegada del 5G, que debería ocurrir este año, esto va a acelerar los procesos exponencialmente”.
El también director general de la empresa de tecnología Anastasia agregó que la industria privada es quien está viendo movimientos más rápidos, “aunque el gobierno en general no ha sido ciego al avance tecnológico, siempre le cuesta más estar a la par por el tema regulatorio, administrativo y las dimensiones que tiene que atender; no es tan sencillo en lo macro, pero ningún gobierno se puede quedar atrás en el tema”.
Dijo que lo que hay que hacer es generar casos de éxito y documentarlos, comenzando con pequeños lugares o poblaciones, que después puedan ser replicados. “Muchas cosas ya ocurrieron, quienes se subieron antes a este carro están teniendo beneficios muy concretos y hoy ya incluso se discute la inteligencia 2.0, es decir, de los primeros modelos que teníamos, ya estamos obteniendo nuevos resultados, que nos permiten mayores aplicaciones”.
Por ejemplo, empresas vinícolas que requerían de modelos de predicción de demanda con menor error, hoy exportan en las cantidades justas con mejoras de alrededor de 15 por ciento.
Tecnología que potencia no remplaza
Valdivieso asegura que esta tecnología en realidad está remplazando o ayudando con áreas del lado izquierdo del cerebro; lo analítico, matemático y de estructura de datos, “eso nos está permitiendo dos cosas: poder meter más complejidad a ecuaciones que analizamos, correlacionar y ver cosas que probablemente estábamos dejando escapar. Por ejemplo, indicadores macroeconómicos o tendencias de temperaturas. Por otro lado, nos está liberando de tareas repetitivas para que nuestra área derecha, que está viendo definiciones de estrategia, correlaciones de empatía, temas de creatividad y otros elementos, se puedan potenciar”.