La nueva era digital, un escenario 4.0 y las tecnologías al servicio de la economía y las empresas han significado una transformación en todos los sentidos, tanto dentro como fuera de las empresas, en su manera de relacionarse en el mercado y en cuanto a la cultura corporativa, con un nuevo modelo que ha llegado para quedarse.
El paso de lo analógico a lo digital ha sido uno de los cambios más radicales en las empresas, pasando de un sistema tradicional de producción rígido a un amplio abanico de posibilidades, oportunidades y cambios en la gestión y el desarrollo de servicios y productos.
La innovación y la tecnología se imponen en la cultura corporativa, como algo imprescindible en todo negocio, y que los directivos entienden como tal, según ha reflejado la consultora Accenture. Este estudio, realizado a nivel nacional, ha señalado que el 60% de los directivos valoran lo digital como la mejor forma de impulsar la innovación, con un horizonte lleno de potencial en todos los ámbitos.
En esta digitalización es clave una organización desde el plano tecnológico, con una nueva cultura empresarial, un modelo operativo adaptado y una cadena de valor que atienda a las necesidades de un mercado sumergido de lleno en internet.
DESAFÍOS. En el cambio de sistema hacia el presente y futuro que presenta la digitalización de los mercados y los negocios hay varios retos que afrontar, claves para que una empresa mantenga su competitividad en un escenario en continua transformación.
Uno de estos desafíos pasa por la formación y profesionalización de los empleados, con nuevos perfiles antes inexistentes y que son pieza fundamental en la transformación de la cultura corporativa.
Nuevos puestos, tareas, sistemas, tecnología y una formación adaptada a la empresa digital son la llave del éxito en la era 4.0. Ejecutivo de cuentas, especialistas en e-commerce, ceo’s o community managers son solo algunos de los ejemplos de nuevos cargos que requieren las empresas.
Además, una de las características de este nuevo escenario digital es la permeabilidad, flexibilidad y la necesidad de equipos de profesionales más inclusivos y variados, que aborden un modelo alejado de las oficinas físicas y los horarios rígidos para ampliar las posibilidades de negocio, con una organización facilitada por la tecnología.
CIBERSEGURIDAD. Otro de los puntos principales en este entorno es el estudio, análisis, recopilación y confianza en los datos, con expertos en lecturas específicas de nuevos perfiles de clientes y en abrirse paso con una oferta personalizada en un mercado más amplio e internacional.
En este sentido, la ciberseguridad toma otro cariz, convirtiéndose en un pilar básico en cualquier empresa e integrándose a su vez en el ADN de la cultura corporativa digital y de la transparencia informativa.
El abanico de posibilidades que se abren con la nueva tecnología, la hiperconexión de canales y la información en internet requiere no solo de una mayor capacitación de los empleados, sino de una productividad y una renovación constante en formación. La actualización continua de las competencias de todo el equipo de una empresa será garantía de éxito en un panorama de transformación veloz.
Además, los lugares de trabajo dejarán de ser los tradicionales, para convertirse en plataformas interconectadas desde diferentes lugares del mundo, con espacios amplios y abiertos a la colaboración y el trabajo en conjunto. En estos lugares prima la productividad y deja de ser tan importante la localización, con oficinas altamente eficientes y tecnológicas que integren todas las herramientas digitales disponibles para la operatividad de trabajadores remotos desde cualquier lugar del mundo, sin necesidad de presencia física.
Fuente: Canarias 7