Numerosos autores como Carlos Tello, Zygmount Bouwman, Joseph Stiglitz, Harry Franfurt, James Galbrait, Piketty, entre otros, como también el Colegio de Mexico y OXFAM quien publicó que el 1% de los más ricos del mundo tienen más del doble de la riqueza que 6.9 mil millones de personas, han centrado sus estudios sobre la desigualdad en ingresos, acumulacion de capital, como a la carencia de servicios de educación, salud y de una canasta básica alimentaria, pero no a una Canasta Básica de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
En noviembre del 2017, Alicia Barcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, presentó el libro “Ingreso básico (IB) una propuesta radical para una sociedad libre y una economía sensata” de los autores Van Parijs y Vanderborght, lo consideró un instrumento redistributivo intergeneracional y emancipador, la sociedad global vive un cambio donde el actual modelo neoliberal concentrador, excluyente y depredador es insostenible, declaró.
El Foro Económico Mundial de Davos, propone para enfrentar las crisis sanitaria y económica, incluir en los paquetes de políticas que se están implementado, la Renta Básica Universal (RBU), la cual no debe verse como un paliativo, ni un mero reparto de dinero, sino transformar la privatización de las ganancias y la socializacion de las pérdidas, a partir de una cambio en la política fiscal, que pagen más impuestos las trasnacionales, cuyas ganancias son realmente alucinantes.
Establecer la RBU y/o el IB, aplicando en paralelo el incremento de impuestos, será efectivo solo si se logra una coordinacion global con la participación de todos los países, porque si una nación cobra unilaterialmente más impuestos el capital se va a naciones que no lo hacen. Difícil sí, pero no imposible, mientras haya organismos como la ONU y países como Alemania que ya están buscando la forma de hacer efectiva la RBU.
En el Informe Especial Covid-19 numero 7 de la CEPAL titulado “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del Covid-19”, se propone a las naciones Latinoamericanas, incluyendo a México claro, se establezca una Canasta Básica de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CBTICs) que consta de una computadora portatil, un smart phone y una tableta, para entregarse a los hogares que no cuentan con estos dispositivos, la CEPAL estima que el costo no pasaría del 1% del PIB.
La CBTICs constituye los elementos fundamentales para insertarse a la nueva realidad digital, que la pandemia ha venido acelerar; a partir del confinamiento las redes y las comunicaciones se utilizan de manera cada vez mas intensiva tanto en las actividades productivas, en los procesos académicos, de investigación, como de salud, de relacionamiento y claro de entretenimiento, ya que son propicias para garantizar el distanciamiento dando viabilidad a las actividades económicas, sobre todo en el trabajo desde casa, que se incrementó en 364% en el segundo trimestre de este 2020.
La CBTICs es necesaria para superar, o por lo menos disminuir, la brecha tecnológica-digital que registran países como México, donde el quintil V que es el de mayores ingresos alcanza el 70% en acceso a internet, mientras que los de menores ingresos que es el quintil I solo el 10% tienen acceso a internet.
En México el 90% de los niños entre 5 y 12 años ubicados en el primer quintil de menores ingresos, no cuentan con internet en sus hogares, pero los de mayores ingresos que son el quintil V solo el 18% no cuentan con internet en sus hogares. Mientras que en Europa y EU el 40% de los trabajadores pueden realizar sus actividades desde su casa, en México solo el 16%, lo que evidencia nuestro gran rezago tecnológico.
La nueva realidad esta siendo definida por la transformación digital productiva y de consumo, con modelos de consumo en línea, modelos de negocio en línea y modelos de producción inteligente, que obligan a una resiliencia empresarial.
Por su importancia y trascendencia la CBTICs y la RBU deben ser declaradas un Derecho Humano, para ello tal vez sería conveniente vincular éstas propuestas a la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, que se presentará en la UNESCO en noviembre del 2021.