Una variable en materia económica es un concepto que puede medirse o tomar diversos valores numéricos, puede abonar o limitar al crecimiento económico, como también puede contribuir o disminuir el bienestar social.
La sistemática y sistémica aplicación de la corrupción en México, ha generado un deterioro de las fuerzas productivas al grado de desaparecer unidades de negocio generadoras de bienes y servicios; propiciándose, en cambio, la concentración de capitales, tanto en las organizaciones criminales como en políticos y funcionarios públicos, quienes actuando en colusión, depredan la economía; la colusión se tipifica como delito al llevarse un acuerdo entre autoridades, funcionarios públicos y los criminales. La moneda de cambio es la impunidad y la consecuencia, la distorsión de nuestra la economía.
La corrupción reduce la efectividad y calidad de la políticas económicas, distorsionándolas, tanto en la aplicación de las regulaciones, como en la omisión, creando un ambiente ficticio de anomía o falta de normas para sancionar los ilícitos, propiciándose un incremento del riesgo país, generando un efecto negativo en los niveles de inversión, concentrando la riqueza y generando mayor desigualdad, profundizando la pobreza.
Según el documento Estudios Económicos de la OCDE para 2017, el índice de corrupción mostró a México en el lugar 28 mientras que, Finlandia y Dinamarca ocupan el lugar 90, o sea que México es el más corrupto de las naciones que integran la OCDE; según estimaciones del Banco Mundial, la corrupción en México representa una sangría a la economía nacional del 9% de su PIB. Esto puede explicar en gran medida la reducción de su crecimiento.
La trilogía del mal está integrada por: la impunidad, la corrupción y la inseguridad, que han permeado las estructuras gubernamentales y económicas, si bien no en todas, pero es ya una práctica económica generalizada, que en los presupuestos de las empresas se considere como costo, las dadivas para concretar ventas al sector público, en sus tres órdenes de gobierno.
La inseguridad es ya un flagelo para toda la sociedad, no importando edades, género o niveles sociales, al grado tal que ya en numerosos lugares, de la casi totalidad de las entidades federativas, hacen de nuestro país, el peor lugar para sentirse seguro al caminar solo, o viajar en transporte público en cualquiera de sus modalidades.
Además de las pérdidas de vidas y de las más de 40 mil desapariciones de personas, el costo financiero de esta problemática representa más de 236 mil 800 millones de pesos, según INEGI; la corrupción supera los 347 mil millones de pesos, de acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional.
La corrupción como política económica es aún más perniciosa, por la contención del salario para los trabajadores, que además resulta una ancla para los demás estratos, excepto para la burocracia dorada, o sea los altos directivos púbicos y privados; el Salario diario que se paga a los trabajadores mexicanos es el más bajo de Latinoamérica.
Con equivalencia en dólares, en Costa Rica es de 36.6 dls, Guatemala y Honduras 11.7, En el Salvador 8.6, Nicaragua 6.2, en México el salario mínimo general, a excepción del de la frontera, es de 5.2 dls por día, mientras que en los EU se paga entre 7 y 10 dls por hora o sea de 56 a 80 dls por día, esto nos da una idea del porque la migración.
Pero lo más grave de aplicar la corrupción como política económica, es el saqueo siendo el huachicoleo una muestra, que alcanzo mil pipas diarias por 15 mil litros cada una, hacen un total de 15 millones de litros, representando más de 60 mil millones de pesos, tan era un política económica que estos robos se consideraban como mermas, para justificar la importación de gasolina por más de 594 mil barriles diarios, súmele usted la baja intencional de producción de petróleo, tal parece que el propósito de ésta política económica de la corrupción, era quebrar y malbaratar al sector energético de los mexicanos, ofertándolo a las trasnacionales para su privatización, haciendo más dependiente nuestra economía; al menos ya se detuvo, pero ¿es suficiente?