La Conquista de territorios, el sometimiento, la abominable explotación de sus habitantes y la depredación de sus recursos naturales, fue el proceso histórico de la acumulación originaria de capital, el mecanismo fue el dinero-crédito en un marco de libre mercado, donde los gobiernos imperiales y conquistadores, defendían a sus inversores, como en la guerra del opio, donde Inglaterra a nombre del libre comercio, declaró en 1840 la guerra a China, para que no obstaculizara el comercio del opio, logrando además de que fluyera el opio, el control de Hong Kong que los inversionistas ingleses utilizaron como base para el tráfico de drogas, con efectos nocivos a la salud y a la economía de China.
Siendo el azúcar, en la edad media, un producto que solo consumía la nobleza atrajo inversiones para establecer grandes plantaciones, trabajadas por esclavos, dos mercados engarzados por la avaricia de acumulación, sustentados en la explotación inhumana de esclavos; desde entonces el libre mercado es la esencia del capitalismo/neoliberalismo.
El crecimiento económico, obedece a la lógica del mercado libre, el crédito-inversión se destina a la producción-empleo, siempre que garantice la mas alta rentabilidad, después de pagar los intereses claro, fundamentando su productividad en la eficiencia, donde entre mas bajos los salarios, mayor es la rentabilidad.
Desde la perspectiva de los inversionistas-capitalistas la educación y la salud, son mercancías no derechos humanos, por lo que el gasto social-gubernamental no debe destinar recursos, a esos sectores para dar servicios de salud gratuitos a los económicamente vulnerables
El modelo capitalista basado en el crédito-inversión, la explotación de la mano de obra y el libre mercado, ha lo largo de los siglos generó una sociedad piramidal, donde el 1% de la población mundial tiene lo que carece el otro 99%. La desigualdad económica y social es el resultado. ¿Por qué?
El modelo económico Capitalista/neoliberal fundamenta su crecimiento en la ecuación capital/tecnología/trabajo, pero mientras que el capital crece logarítmicamente, el salario lo hace aritméticamente, lo que se traduce en desigualdad y pobreza tanto en los empleos formales como informales, manteniendo una tasa de desempleo-subempleo cada vez mayor, propiciándose en esta dinámica la concentración de capitales en una minoría.
Ante la falta de vacunas y medicamentos recurrimos al confinamiento, cuyo efecto económico inmediato es el desempleo, evidenciando las fallas estructurales consecuencia de la privatización de los sistemas de salud y el mercado oligopólico de los medicamentos, ese es el drama que cuando llega el SAR-COV-2 y la enfermedad COVID-19, México, no tiene capacidad de respuesta en infraestructura sanitaria, porque ya estaba en proceso acelerado de privatización, ni que decir de los medicamentos y vacunas, que los manejan las trasnacionales y su distribución por empresarios mexicanos, en la lógica de una burocracia por demás corrupta, agréguele usted que tampoco contamos con una política de investigación y desarrollo tecnológico, acorde a las necesidades sociales y productivas. Mientras que las trasnacionales nunca dejan de investigar y patentar.
Cobra relevancia la propuesta que recientemente hiciera Alicia Barcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ante el inminente incremento de la pobreza por la tendencia creciente del desempleo, es generar un Ingreso Básico de Emergencia (IBE), el cual se debe implementar inmediatamente con perspectiva de permanecer en el tiempo, de acuerdo a la situación de cada país, son transferencias monetarias, para satisfacer necesidades básicas de los hogares mas vulnerables.
Como lo expresara el presidente francés Emmanuel Macron, “siendo la Pandemia un evento existencial para la humanidad, cambiará la naturaleza de la globalización y la estructura del capitalismo internacional”. Esto implica dos aspectos fundamentales, uno es la mutación del modelo económico neoliberal, que niega sistemáticamente la política social, por otro esquema, donde el gasto social sea el indispensable para paliar la crisis económica que promete ser devastadora, además de prepararnos para eliminar la desigualdad y enfrentar los desastres del cambio climático.
México está en transición hacia un modelo sustentado en una política social, pero el gran ausente sigue siendo la política de Investigación y Desarrollo Tecnológico que le dé el soporte geoeconómico necesario. De lo contrario el desempleo, la pobreza y la inestabilidad sociopolítica, serán la antesala de la anarquía.