Tanto los problemas globales como el desarrollo científico-tecnológico, han llegado a un punto de inflexión, que difícilmente tendrán un buen término, para dar paso a una nueva etapa de crecimiento y desarrollo en la sociedad global, que abone a la disminución de la pobreza y la desigualdad.
Se percibe ya inminente una recesión global, cuyas causas son multifactoriales destacándose, los conflictos políticos y las disputas comerciales que alteran las cadenas industriales y la de suministros, como la intensidad tecnológica en los procesos y productos, que deriva de la I+D como de las estrategias de apropiación de la propiedad intelectual en su comercialización.
Las naciones desarrolladas están, incrementando su gasto en I+D, o por lo menos lo mantienen, dado que la columna vertebral del crecimiento y del desarrollo, ha sido y será la fortaleza tecnológica, que deriva de la capacidad y velocidad de aprender para innovar.
Para enfrentar la recesión del 1929-33 en los EU, el Presidente Roosevelt, apoyándose en la teoría keynesiana, aplicó durante 1933-37 una política intervencionista llamada “New Deal” o “nuevo trato” no solo para recuperar la situación económica, sino para mejorar las condiciones de los más desfavorecidos. El factor decisivo para superar la gran depresión fue la segunda guerra mundial y la creación de una economía de guerra, que llevó al país al pleno empleo.
Los EU no han dejado de sustentar su economía en su poderío militar, como en la producción, comercialización de armas y en sostener una gran fuerza militar. De ahí su carácter hegemónico, aunado a su intenso desarrollo tecnológico que inició con la creación en 1950, de la Fundación Nacional para la Ciencia, desde entonces destinan entre el 2% y 3% de su PIB a I+D.
Registramos el tránsito de la transformación tecnológica de la 1ª, 2ª y 3ª revoluciones industriales, a la revoluciones 4.0 y 5.0; las tres primeras pasaron de la mecanización y la máquina de vapor, a la producción en cadena, la electricidad a la automatización y el automóvil.
La 4.0 se caracterizó por la velocidad de los cambios disruptivos, de los sistemas ciber-físicos, la industria inteligente, el conocimiento automático, el conocimiento profundo, el big-data y el internet de las cosas.
La revolución 5.0 se está detonando, siendo Japón el principal exponente, es un cambio exponencial y trepidante, que se caracteriza por crear una sociedad súper inteligente que fusione el ciberespacio con el mundo físico, donde la robótica es el eje principal, y la conectividad total, con una infra-estructura social, en la que nadie se quede atrás, la revolución 5.0 estará centrada en las personas.
Este concepto lo hace diferente al de otras naciones como el alemán, el coreano y el chino sobre todo al de EU, los cuales están orientados a la eficiencia, a la elevada rentabilidad y a la hegemonía en los mercados, teniendo como estrategia la propiedad intelectual.
La 4ªT hasta donde se alcanza ver en los discursos, como en el paquete económico y en el Plan Nacional de Desarrollo, está orientada a la eliminación de la corrupción, en lo económico la política energética, el tren maya, Inversión Extranjera Directa, y los jóvenes construyendo el futuro, pero el gran ausente es la ciencia y la tecnología, a pesar de los discursos no superaremos el 0.4% del PIB en Investigación y Desarrollo en el 2020, lo que denota que el rezago en la generación y aplicación de patentes persistirá, el 98% de la estructura productiva que son las pymes continuarán sin un soporte tecnológico, por lo que su productividad continuará descendiendo, en una situación de recesión, es sumamente grave.
La convergencia entre la 4ªT y la Revolución 5.0 es el sentido social, lo cual no está mal, pero lo que no está bien es que se siga profundizando el rezago científico-tecnológico, talento en México lo hay y mucho, lo que falta es una política que contemple los tres órdenes de gobierno, más allá de la espectacularidad y la numeralia, con lo que se disfraza los seudo avances, hace falta fortalecer la ciencia y la tecnología, empezando por dignificar a los investigadores. ¿no lo cree usted?