Por: Roberto Morales Estrella
En esta navidad la reflexión tiene matices de dolor, preocupación, frustración e incertidumbre, ante las crisis sanitaria y económica, que no son nuevas, ni tampoco serán las últimas, a lo largo de la historia se han superado, claro a través de la ciencia y la tecnología y una amplia participación social.
En torno a la pandemia, se observa la desobediencia civil, donde numerosas personas, desbordando inconciencia salen a torear al covid, poniendo en riesgo su vida y las de los demas.
Pensamos que la vacuna vendrá a solucionar la pandemia, pero la
problemática no acaba ahí, también está la complejidad de la mutación del virus y de su aplicación, porque vacunar a todos los habitantes del planeta, no será ni fácil ni rápido, se vislumbra que los últimos serán lo pobres, tanto a nivel nacional como internacional.
Para hacer frente a la pandemia se pensó en una respuesta con base a la
solidaridad internacional, considerando que hay naciones en condiciones de una dolorosa desigualdad, por ello se planteó construir un esfuerzo cooperativo para disponer de millones de dosis sin costo.
Sin embargo, las vacunas se convirtieron en un negocio global para las
trasnacionales que dominan el mercado, están recibiendo recursos públicos.
Para la vacuna la Moderna, se destinaron 2 mil 500 mdd de fondos públicos en apoyo a la investigación y por pedidos anticipados.
A Pfizer se le donaron 455 mdd, por compromisos de compra los EU y la Unión Europea les entregaron 6 mil mdd. México con el porpósito de vacunar a 116 millones de mexicanos está destinando mil 659 mdd, para compras anticipadas a Pfizer, Cancino, Covax y AstraZeneca. Sin lugar a dudas se muestra la falta de infraestructura y de investigación por parte de nuestro país en este sector, que es por demás estratégico.
Lo que no se ha mencionado es la falta de medicamentos, como de insumos y equipo, para el tratamiento de los contagiados, ¿quien los está produciendo o quien los producirá?, seguramente las trasnacionales. Superar la pandemia está en manos de éstas grandes empresas.
Las fallas estructurales de la economía mexicana heredadas de la era
neoliberal, se han venido a profundizar con la pandemia, buscar la
recuperación para regresar a las condiciones prepandemicas en nada
solucionarán la desigualdad y la pobreza, que crónicamente ha estado
flagelando a los mexicanos.
Para la banca comercial, no hay bases para la recuperación a menos que la banca de desarrollo, y no ellos, apoyen a las mipymes, y no se pongan topes a las tasas de interés ni a las comisiones de las afores, eso, dicen, atenta a la libertad mercado.
La respuesta a la crisis sanitaria-económica, no es regresando al modelo neoliberal de bajos salarios y altas rentabilidades, negando las prestaciones sociales, privatizando todo, principalmente los servicios de salud y de educación.
No se trata de recuperar la economía para regresar a un modelo económico que solo ha generado pobreza y desigualdad, sino de construir uno nuevo que tenga como fundamento estratégico a la ciencia a la tecnología y a la innovación. Como dice Rolando Cordera, “una cirugía mayor en la economía” donde todos los agentes económicos se comprometan en la construcción de un Estado de Bienestar Social, teniendo como pilares al conocimiento, la
investigación y la innovación.
Es imprescindible desarrollar las capacidades tecnológicas y organizacionales de todas las unidades empresariales, principalmente las mipymes, e integrarlas en ecosistemas regionales de innovación, ambientalmente sustentables.
Mientras que otras naciones han puesto al desarrollo tecnológico en el centro de su economía, como China, que ya lleva la delantera a EU en Inteligencia Artificial, 5G y 6G, sobre todo en el cómputo cuántico dado que su super computadora que es 100 billones de veces más veloz que la llamada Sycamore de Google.
El nuevo esquema económico y social que aplique México debe contemplar un fortalecimiento de la capacidad recaudatoria y distributiva del gobierno, para fortalecer el gasto social, así como una mayor participación de las Universidades, para que intensifiquen su transferencia tecnológica y de conocimientos a los sectores productivos. Sin investigación, ni desarrollo tecnológico, no habrá ni competitividad, ni crecimiento, ni bienestar social en el futuro.