El hipercomplejo contexto global, nos exige una definición en materia de los valores humanos, ¿que tan humanos somos actualmente? en comparación a nuestros ancestros y ¿qué tan humanos queremos ser en el futuro? cuando tenemos que superar o adaptarnos a las transformaciones que se están derivando de fenómenos naturales y los generados por los humanos, como el Cambio Climático, las nuevas enfermedades, la pobreza, el hambre, la desigualdad, el racismo, los conflictos como el de Ucrania-Rusia en ruta hacia la tercera guerra mundial, la geopolítica del petróleo, la crisis alimentaria, la energética, la inflación, y la migración. En paralelo está el paradigma científico-tecnológico que surge como racional, pudiendo ser catalizador de soluciones, pero también factor de profundización de las crisis.
En 1933 Ortega y Gasset expresó “sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca” sin embargo la historia registra que los humanos hemos padecido la aplicación de tecnologías como la bomba atómica, el gas mostaza, y hoy las armas autónomas, sin faltar la identificación biométrica aplicada por robots y drones.
La comunicación, por habla e imagen, no se reduce a transmisión de información, puesto que ninguno de los llamados medios y redes sociales que usamos, funciona sin internet, satelital, antenas y guías de onda, instaladas y operadas en beneficio de organizaciones públicas y privadas, incluso de criminales, para la comunicación, operaciones financieras y de mercado, publicidad y espionaje. La ciencia-tecnología puede usarse para bien y/o para mal.
Fernando Broncano, resalta que el futuro de la humanidad que queramos construir, no depende tanto de lo que hagamos con las tecnologías que hoy tenemos disponibles, sino que, dado el punto de inflexión donde las tecnologías al crearse se amplifican mutuamente, superando cualquier tipo de regulación y contención ético-moral, quedando al libre albedrío de los intereses de mercado, del poder político, incluso de la alta criminalidad, lo que limita, lo que se puede hacer ahora; el futuro de la humanidad está en proporción directa de lo que decidamos hacer.
Desde los orígenes de la humanidad la tecnología es consustancial a su sobrevivencia, en la actualidad y sobre todo para el futuro debe ser un valor humano, por lo que “educación y cultura tecnológica” debieran ser el centro de los programas educativos, la formación profesional no debe estar desarticulada de la formación humana, debemos humanizar la formación profesional, incentivando el respeto a la libertad y eliminar el racismo, buscando la construcción de una sociedad sostenible, incluyente e igualitaria.
Pasar del homo economicus al homo behaviouralis, significaría pasar de una visión determinista a una visión probabilística, por la incertidumbre epistemológica, dado que no podemos conocer todo nuestro entorno en un momento, pero sí podemos construir una sociedad en constante ejercicio de su creatividad, para convertir lo inesperado en una ventaja y la incertidumbre en una oportunidad.
Las tendencias cambian constantemente, son diversas y develan impactos profundos, por ejemplo el mundo enfrenta el mega-problema de la contaminación plástica, ya existe más plástico que seres vivos en los océanos, también se han localizado microplásticos en la sangre evidenciando que las partículas de plástico, pueden viajar por el cuerpo y alojarse en los órganos destruyéndolos; pero utilizando Inteligencia Artificial se descubrió la enzima Fast-PETase capaz de descomponer 51 tipos de diferentes plásticos en 8 días, cuando a nivel general los plásticos tardan en degradarse más de 100 años.
Hay otras tendencias como en el big data, se desarrolló la mecánica de intercambio de datos entre organizaciones preservando la privacidad, la nube vertical que impulsa la innovación, el Blockchain como plataforma de contabilidad distribuida, para administrar bienes tangibles como intangibles, la Inteligencia Artificial Cibernética posibilitará que las organizaciones se anticipen y respondan a los ciberataques, y las macrofuerzas como el cómputo cuántico, la inteligencia exponencial, y la experiencia ambiental.
No cabe duda que la tecnología se escala ininterrumpidamente, en lo que si hay duda es en los efectos que tendrán en el futuro, la disyuntiva está en el modelo económico y social a construir, uno corporativo trasnacional que solo beneficie a las élites empresariales o un modelo con sentido social incluyente. La existencia de la humanidad está en juego.