No hay nación que logre mejores niveles de desempeño y de bienestar social, que no tenga como soporte a la investigación, al desarrollo científico-tecnológico y un sistema de patentes que favorezca a sus pequeños productores; desde 1994 los EU ubicaron a la propiedad intelectual como factor estratégico para dominar los mercados, convertiendo al conocimiento en mercancía, pasándo de una ciencia abierta a una ciencia cerrada.
La economía nacional, a pesar del optimismo oficial, muestra que todos los sectores productivos arrastran debilidades estructurales, no superadas, pero si agravadas con la pandemia.
La recuperación económica se iniciará, cuando se supere la incapacidad estructural para generar empleo formal, tarea no sencilla por que de los 63 millones de personas económicamente activas, 8 millones no estan ocupadas, de los 55 millones que están ocupadas el 55.8% está en la informalidad, cuya tasa de desocupación es del 28%, muy superior a la de 3% de desocupación en actividades formales.
Para que la recuperación tenga impacto en el bienestar, es necesario incrementar la productividad de las mipymes, poniendo coto a las empresas monopolistas que tienen secuestrados a los mercados, con procesos y productos con mayor intensidad tecnológica y menor generación de empleos, por su tendencia a la automatización y dígitalización.
Cobra relevancia la investigación aplicada como soporte a la productividad de las mipymes, con tecnologías que faciliten la absorción de mano de obra, la cual debe tener una intensa capacitación y formación, acorde a las necesidades de los pequeños productores manufactureros y del campo, para ello es urgente e imprescindible una política de transferencia tecnológica y de conocimientos a través de las Instituciones de Educacion Superior Públicas y Centros Públicos de Investigación.
Así como de organismos que impulsen la cultura tecnológica como el Premio Nacional de Tecnología, el cual está en proceso de inhabilitación o eliminación, limitandose la promoción y difusión del desarrollo tecnológico nacional.
Los premios de tecnología datan desde 1714 cuando el gobierno Británico lanzó su convocatoria “Longitude Prize”, actualmente el “Millenium Technology Prize” es uno de los premios más representativos en el mundo, que entrega la Académia de Tecnología de Finlandia, equivalente al premio nobel de la Tecnología.
En nuestro caso el Premio Nacional de Tecnología (PNTi) fue creado por mandato presidencial en 1998, a partir de 2006 el PNTi contó con el soporte de la Fundación Premio Nacional de Tecnología e Innovación, A.C. cuyo Consejo Directivo se integró con la participación de la Secretaría de Economía, CONACyT, CANACINTRA, ADIAT, FUMEC y FUNTEC.
El propósito es reconocer logros y resultados sobresalientes de las personas físicas y morales que realizan desarrollo tecnológico y gestión de la tecnología e innovación en el país. Identificar a organizaciones que con o sin apoyo de instituciones públicas, han logrado desarrollar tecnologías para crear nuevos o mejorar sustancialmente, procesos productivos, prototipos, productos, servicios y formas de organización, que propicien la gestión tecnológica y modelos de negocio innovadores, que por su alto contenido tecnológico y de conocimientos logren escalar su productividad, mejorando su posicionamiento en los mercados locales y globales. Esto es lo que necesita el país ¿o no?
El PNTi ha entregado el reconocimiento a 117 empresas, después de haber analizado a mil 500 participantes en sus 20 convocatorias, bajo un Modelo Nacional de Gestión de Tecnología, generado con la participación de investigadores, docentes, consultores y ejecutivos, con conocimientos y experiencia probada; más de 50 expertos evaluadores, en un ejercicio transdisciplinario y sinérgico, convergiendo la academia y la empresa, con ética y transparencia, valores que han garantizado la imparcialidad en la evaluación; cabe señalar que la participación de los evaluadores es gratuita, motivada solo por el interés de compartir y adquirir conocimiento y ser parte de una política de fomento a la cultura tecnológica que tanto le hace falta al país.
Las empresas ganadoras en su edición XX no se les ha entregado el Premio porque el gobierno federal no ha dado su anuencia, y lo peor no hay presupuesto para su operación para el presente año, desaparecer una organización de este tipo significa profundizar el rezago y la dependencia tecnológica del país, claro sin tecnología no habrá ni recuperación ni bienestar social.