¿Se imagina cuántos datos pueden estar generándose mientras lee este artículo? Déjeme que le eche una mano: cada día circulan 2,5 millones de bytes en todo el mundo. Podemos irnos a unas cifras más aterrizadas, pero que siguen siendo apabullantes: según un estudio de Domo, cada minuto que pasa los usuarios de YouTube ven 4,3 millones de vídeos, los de Twitter mandan 473.000 tuits, los de Tinder realizan 6.940 ‘matches’, los de Instagram publican 49.000 fotos, Amazon procesa 1.111 pedidos y Netflix emite 97.000 horas de contenidos. Y todo eso en apenas 60 segundos.
Y lo más alucinante de todo es que estos datos, lejos de decrecer o estabilizarse, van a crecer muchísimo más en un periodo de tiempo muy corto. El crecimiento es tan rápido que el 90% de los datos actuales se ha creado en los últimos dos años y, según la última ‘Guía mundial de gasto semestral en ‘big data’ y analítica’, elaborada por IDC, el sector crecerá cada año un 11,9% y en 2022 generará unos ingresos de 260.000 millones de dólares.
Transversal a todos los sectores
Si acudimos a las estimaciones de OBS, en 2020 habrá 8,2 millones de dispositivos portátiles o móviles personales y 3,2 mil millones de conexiones M2M, y está claro que todos estos crecimientos no pueden deberse solo al funcionamiento y tratamiento de datos dentro del sector tecnológico, sino que también se insertan en sectores más tradicionales.
Y es que el mantenimiento industrial, las ofertas personalizadas, la eficiencia energética, la medicina preventiva y los automóviles sin conductor son solo algunos ejemplos de cómo se puede integrar el ‘big data’, con amplias repercusiones en la economía en general. Pero hay muchos más ejemplos: el sector de telecomunicaciones, el inmobiliario, el de seguros, el de salud o el financiero también se verán afectados por la irrupción del ‘big data’.
El caso financiero es especialmente paradigmático, ya que, según IDC, será el que tire de la inversión en ‘big data’ junto a las industrias de fabricación discreta y de procesos, los servicios profesionales y los gobiernos federales y centrales. Estos sectores podrían aportar 129.000 millones de dólares de los 266.000 previstos para 2022.
Por ejemplo, a los bancos y las aseguradoras se les invita a replantear su estrategia en profundidad y, poco a poco, se irá creando una brecha entre los diferentes actores. JP Morgan en Estados Unidos o Axa en Europa cuentan con millones de datos sobre varios ciclos en diversos sectores y distintas zonas geográficas, una verdadera mina de oro en cuanto a generación de valor. Si tienen la agilidad, la cultura corporativa, la capacidad de inversión y el talento necesarios para explotar adecuadamente el tesoro que albergan, podrán articular con éxito el giro estratégico que representa el ‘big data’.
Las empresas que aprovechen esta tendencia crearán nuevos productos y servicios, superando a la competencia y aportando nuevo valor
Otro sector más que interesante será el sanitario. Según nuestras estimaciones, hasta el 70% del sector de la salud se va a ver afectado por la tecnología ‘big data’ a medio plazo, lo que nos da una dimensión de hasta qué punto esta tecnología, hasta ahora limitada a sectores puramente tecnológicos, va a acabar por adentrarse en todos los sectores y ser una pieza clave dentro de su funcionamiento. Por tanto, las empresas que logren aprovechar esta tendencia podrán crear nuevos productos y servicios a largo plazo, superando a la competencia y representando un gran potencial en la creación de valor.
De hecho, la terminología propia del ‘big data’ es generacional, porque dentro de unos años ni siquiera deberíamos seguir refiriéndonos a este concepto, ya que la explotación de los datos a gran escala se habrá convertido en la norma dentro de cualquier actividad.
Por qué y dónde invertir en ‘big data’
¿Por qué alguien debería invertir en ‘big data’? Hay cuatro factores fundamentales que nos invitan a hacerlo:
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Reducción de riesgos. El ‘big data’ ayuda a anlizar los datos de manera rigurosa y nada temperamental, con lo que ayuda a reducir riesgos y apoya a las empresas en la toma de decisiones.
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Ventaja competitiva. Si una empresa cuenta con servicios de ‘big data’, se colocará en una posición claramente ventajosa frente a su competencia.
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Nuevos servicios. El ‘big data’ dará entrada a nuevos modelos de negocio que acabarán repercutiendo positivamente en los clientes.
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Transformación digital. Las empresas deben transformarse digitalmente quieran o no. Parte de esa transformación pasa por aportar valor con tecnologías disruptivas.
En Edmond de Rothschild Asset Management contamos con EdR Fund Big Data, un fondo que busca aprovechar la revolución del ‘big data’ invirtiendo en compañías que están directamente involucradas en el tema o que probablemente verán transformado su modelo de negocio. Partimos de un enfoque de inversión basado en la investigación fundamental de las empresas que han adoptado las ideas del ‘big data’, elaborando una inversión activa que se dirige al crecimiento del capital durante un ciclo económico completo a cambio de un riesgo de pérdida de capital.
Se trata de un fondo temático. Desde el principio hemos querido adoptar una visión transversal que distingue tres segmentos en nuestro universo de inversión: las empresas que proporcionan infraestructuras de ‘big data’ y que, de este modo, permiten la puesta a disposición de los datos; las que editan los programas informáticos que permiten el análisis de datos, y, por último, los usuarios, es decir, las empresas no tecnológicas que han recurrido a la explotación de datos para obtener una ventaja competitiva.
Hemos identificado alrededor de 15 factores que nos permiten hacernos una idea del esfuerzo que debe realizar una empresa para poner en marcha su transformación digital. Se trata, por ejemplo, del importe de las inversiones en TI, del mensaje del equipo directivo acerca de esta temática a nivel interno, de la presencia de competencias específicas en el seno del consejo de administración o de la adquisición de participaciones en firmas no cotizadas o cotizadas. Sobre las inversiones en TI, diferenciamos entre los gastos de transformación y los gastos de mantenimiento, porque mantener un sistema de TI obsoleto puede resultar muy caro y realizar un abultado gasto en TI no es necesariamente algo bueno si no va encaminado a la modernización. En cualquier caso, el análisis fundamental es crucial.
El EdRF Big Data registra una rentabilidad a tres años del 23,34% frente al 14,16% del índice MSCI World (cifras a cierre de diciembre de 2018 para la clase A – ‘retail’). Desde su lanzamiento, el fondo EdRF Big Data arroja una rentabilidad del 31% frente al 20% del MSCI World NR, es decir, un promedio de rentabilidad anual del 8,5%.
A largo plazo, estamos convencidos de que la calidad del entorno económico continuará siendo buena y de que la dinámica de los beneficios empresariales todavía tendrá recorrido, máxime cuando los valores seleccionados en nuestra cartera nos parecen estar bien posicionados para aprovechar el potencial de la temática al tiempo que se adaptan a un contexto político y geopolítico más complejo.
* Jacques-Aurélien Marcireau es ‘lead portfolio manager’ de Edmond de Rothschild Asset Management
Fuente: El Confidencial