Aunque solo sea por la cantidad de veces que hemos visto sus calles en las películas, todos somos un poco de Nueva York. Hay pocos lugares en el planeta que hayan sido tan fotografiados y filmados, hasta el punto de convertirse en espacios reconocibles, casi familiares, para cientos de millones de personas. La gran urbe de la costa Este de los Estados Unidos es, sin duda, la ciudad emblemática de Occidente, algo así como la capital del mundo. Para lo bueno y para lo malo; para la vanguardia y para los problemas que sufren los más de ocho millones de seres humanos que la habitan y hacen de ella la ciudad más poblada del país. Durante varios años, entre el 2007 y el 2013, Janette Sadik-Khan fue la máxima responsable de que esas calles fuesen un espacio habitable. Como comisionada del Departamento de Transportes, aplicó sus teorías y conocimientos en la mejora de la ciudad, hasta el punto de que su jefe, el alcalde Michael Bloomberg, dijo de ella que era “una visionaria urbana decidida a remodelar las calles de Nueva York, pero con una preocupación constante por la salud de los vecindarios y la seguridad de sus residentes”.
“Nuestras calles están congeladas en el tiempo, exagera Sadik-Khan, es como si a nuestras calles les sucediera lo mismo que pasa en Parque Jurásico, están congeladas en ámbar”. Las excusas del tiempo necesario y la falta de presupuesto utilizadas en demasiadas ocasiones por los diferentes gobiernos para argumentar su falta de soluciones a la movilidad urbana, no son válidas para Sadik-Khan. Su visión es mucho más práctica: “si quieres cambiar una ciudad, empieza por construir un carril bici”. Después, claro, llega todo lo demás. Pero para comenzar es necesario tener en cuenta que no se necesitan miles de millones de euros (“basta pintura y jardineras”) ni un par de décadas para ver los cambios en la ciudad. Y puesto que esto lo dice alguien que ha gestionado con éxito la movilidad de una de las mayores urbes del planeta, habrá que tenerlo en cuenta.
Pasado el tiempo de la fascinación por el motor, parece que ha llegado la hora de devolver las ciudades a las personas. Y no se trata únicamente de una mirada romántica o de un ecologismo hipster e ingenuo: una ciudad con menos coches, más peatonalizada y organizada alrededor del transporte público y la bicicleta no sólo es una ciudad más limpia y saludable, sino también más favorable al comercio. De ahí que Sadik-Khan asegure que uno de los grandes motivos por los que hay que priorizar a los peatones sobre los coches en las ciudades es económico. Durante su etapa al frente del Departamento de Transportes de Nueva York, Sadik-Khan la ciudad agregó más de 600 kilómetros de carriles para bicicletas, creo más de 60 plazas (incluidas algunas históricas que cerraron Broadway a través de Times Square, lo que generó una recuperación económica en toda la zona), lanzó las primeras seis líneas rápidas de autobús de la ciudad y supervisó cientos de intersecciones y rediseños de calles que contribuyeron a una disminución de las muertes por accidentes de tráfico sin precedentes. Supervisó, además, el lanzamiento de Citi Bike, el sistema de bicicletas compartidas más grande de Estados Unidos.
Para Sadik-Khan la ciudad del futuro tiene que ser eficiente y sostenible, y para ello es necesaria una gestión inteligente de los datos. El big data por sí mismo no garantiza nada, pero bien interpretado y compartiendo la gran cantidad de información que recogen las compañías dedicadas a la movilidad que operan las ciudades, puede ser una fabulosa herramienta para hacer mejores nuestras calles.
Fuente: El Paìs