Si la tecnología queda obsoleta en segundos, ¿por qué comprarla? Esta pregunta taladra los cerebros de muchos departamentos de informática de diferentes organizaciones –sobre todo si de pymesse trata–. Invierten bastante dinero en el software y hardware que necesitan, pero bien distinto es que consigan amortizarlo cuando en pocos meses surgen innovaciones más adecuadas para sus negocios. El desarrollo del cloud intenta corregir esta situación. Como si fuera un suministro más, al igual que el agua, ofrece capacidades informáticas inmediatas. Telefónica Empresas, el área de la compañía que agrupa los servicios para el sector empresarial, para facilitar su contratación, ha puesto en marcha un portal multicloud con el que olvidarse de las dificultades técnicas e innovar con la mayor agilidad posible.Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de una multicloud? José María Cuéllar, director global de Cloud de Telefónica, resume las diferencias entre los diferentes tipos que podemos encontrar. En palabras suyas, las privadas son las que desarrollan las propias empresas y las públicas las provistas por un tercero, como Google y Amazon. “Pero los clientes demandan una unión de las dos, llamada híbrida, y es lo que nosotros les damos. También añadimos una serie de servicios de valor añadido, como las migraciones y la gestión del entorno”, añade. Pese a la relevancia que ha adquirido esta tecnología, las cifras todavía no respaldan su implantación masiva. Como recuerda Cuéllar, la penetración del cloud mundial sobre el gasto en tecnologías de la información (TI) solo llega al 9%.
Una organización en la que han comprendido a la perfección todo lo que les aporta la nube es Ibercra. Se definen a sí mismos como una central receptora de alarmas independiente que ofrece servicios de monitoreo. Por alejado que parezca su negocio de la tecnología, el cloud les ha abierto un abanico de posibilidades para ampliar el servicio que ofrecen a 21.000 clientes. Tal y como argumenta Ángel Borrego, CEO de Ibercra, la nube híbrida de Acens, el proveedor de servicios en la nube perteneciente a Telefónica Empresas, los ha posicionado como una central de referencia en el sector. “Con esta herramienta, llegamos a cualquier instalador para que acceda a contratos, programas y manuales sin necesidad de ningún tipo de programa informático, porque esto ya se lo ofrecemos con nuestra cloud”, detalla.
Al abordar algunas de las principales ventajas de esta tecnología, surgen algunos conceptos importantes para cualquier organización. Uno es el de mejora en la capacidad empresarial. La computación en la nube es tan elástica que poco importa la cantidad de picos de tráfico que tenga la web. “Antes del cloud, los diseños de páginas requerían de una planificación anual de máximos, pero eso era solo para un momento determinado. El resto del año, esta capacidad estaba ociosa y perdíamos recursos”, señala Cuéllar. La escalabilidad también es importante. Los procesos se aceleran y pasan a realizarse en minutos en lugar de meses gracias a dejar de pensar en invertir en todo lo relacionado con la informática. “Las compañías se centran en lo importante”, zanja Cuéllar.
Mayor agilidad innovadora
Una traducción inmediata de la llegada de la nube a nuestro negocio es la velocidad que adquiere la innovación. Como si de un motor nuevo se tratara, todo se acelera. Cualquier prueba de un producto no llevará más de una tarde. “Hemos reforzado los sistemas de seguridad que teníamos implantados y hemos conseguido un entorno más seguro. Esto hace más sencillo dar continuidad a un negocio en el que llevamos desde 2008”, afirma Borrego. Algo previsible, al menos si atendemos a la advertencia que lanza el director global de Cloud de Telefónica: “Las empresas que no dispongan de esta agilidad en el futuro contarán con una enorme desventaja competitiva”.
Cada organización debe elegir qué de cloud le conviene más a su negocio, aunque Cuéllar aporta algunas razones de por qué apostar por un entorno híbrido. Una de las más importantes es que, si apostamos por la pública, habría una gran dependencia con el proveedor. Y si hablamos de las privadas, el desembolso económico sería tan grande que las compañías más modestas quedarían rápidamente fuera de juego. Telefónica, al comprender que la mezcla es lo más favorable, no ha dudado en ofrecer esta solución –junto con más servicios como el mantenimiento o la seguridad–. “Construimos tu cloud privada y, al mismo tiempo, Amazon, Microsoft y Google son nuestros proveedores”, precisa Cuéllar.
Sin haber llegado a una batalla por la nube, como es el caso de Telefónica, han apostado decididamente por bajar a la tierra esta tecnología. Cuéllar estima que todo parte de que el cloud se encuentra en medio de los negocios digitales, como la inteligencia artificial y el big data, las redes de comunicación y los servicios digitales avanzados. “El nuevo core digital lo componen las comunicaciones, el cloud y la seguridad”, concluye. Parece más sencillo que nunca el que las empresas puedan olvidarse de la informática para centrarse en su negocio, pero todavía queda un largo recorrido para que las compañías la hagan desaparecer casi por arte de magia; o, en este caso, que la manden a la nube.
Fuente: Retina El Pais