La cantidad de información que Google tiene de sus usuarios es enorme. Pero hay datos más sensibles que otros. Entre los más delicados se encuentra la información sobre localización. Esta se obtiene mediante el sensor GPS en nuestros teléfonos o a través de otras fórmulas, como la captación de señales WiFi (asociadas a una ubicación fija).
Evidentemente, estos datos pueden ser muy útiles para resolver delitos. Así lo ha considerado repetidas veces la policía del estado de Minnesota, en el norte de Estados Unidos. Las autoridades han pedido a Google que les proporcione la información de localización de los usuarios que se encontraban presentes en un área donde se había cometido un delito, a cierta hora.
Para resolver un allanamiento de morada ocurrido el pasado mes de octubre, la policía pidió a Google que identificara a todos los dispositivos móviles en el área donde había tenido lugar el delito en una ventana de seis horas. Además, también pidió a la compañía toda la información sobre localización de los terminales que había en una ventana de 33 horas en una extensa área urbana, que englobaba la escena del delito.
Los datos de cualquiera que hubiera pasado en ese momento por el área delimitada cayeron en manos de la policía. Un juez aprobó la petición de la policía. Aunque este concepto de búsqueda es poco ortodoxo. Normalmente las autoridades investigan el caso y piden datos –a Google o a quien corresponda– sobre elementos sospechosos. Aquí se pide información de toda la gente para determinar después quiénes son los sospechosos. Hay que tener en cuenta que el requerimiento no solo reúne a los dispositivos Android, cualquier iPhone que use aplicaciones como Google Maps también aparecerá en los registros.
La policía de Minnesota, concretamente de la ciudad de Eden Prairie, donde tuvieron lugar los sucesos, afirma que la privacidad de los usuarios se salvaguarda. Al principio Google solo envía datos anónimos sobre la localización de los terminales. Y solo una vez que la policía ha determinado que hay comportamientos sospechosos, pide a la compañía que identifique quién está detrás de esos teléfonos.
En este caso los investigadores comprobaron que había un dispositivo móvil en la parte trasera de la casa asaltada. Permaneció allí moviéndose en distancias de 13 a 20 metros del punto WiFi del hogar y desapareció del mapa tras la llamada de aviso policial. Se pidió a Google que identificara al sujeto. Pero para ese momento la policía ya tenía sospechosos en base a la descripción del vehículo y otras fuentes de información más tradicionales.
Para lo que sí parece que servirá la información de Google es para rastrear las acciones pasadas de los ladrones. Se sospecha que estas personas fueron responsables de una cadena de robos en la zona. Con la cantidad de datos de localización que se le puede pedir a Google sobre sus móviles no resultará difícil asociar su ubicación con los delitos.
En los términos de servicio de Google se especifica que cualquier información que Google almacena se podrá proporcionar a la policía bajo una orden judicial. El problema es que el consentimiento –incluso en la UE con la nueva normativa de protección de datos– del usuario para procesar todo ese enorme volumen de información no siempre está claro.
Fuente: Tecnoxplora