Algo de sobra conocido que se convierte en una realidad latente al crearse la primera competición deportiva basada en el análisis de datos.
El Big Data se ha convertido en una fuente de ingresos, una nueva línea de negocio, que no deja de crecer en el deporte, se analizan todo tipo de factores y parámetros de cara a plantear estrategias y técnicas, datos que alimentarán otros negocios como los eSports o las apuestas deportivas. Desde velocidad, trayectoria, pulsaciones, distancias, rendimiento en función de superficies… todo lo mide el Big Data y se analiza para extraer conclusiones.
Tal es el punto que en el fútbol americano ha surgido una nueva competición, fuera del calendario regular de la NFL, por parte de la AAF (Alliance of American Football), conocida como La Liga del Big Data. Un torneo de doce semanas que apenas acaba de terminar su primera edición y en la que el juego será mucho más fluido y ha sido un escaparate para los talentos locales.
Pero muchos son los que opinan que no es una liga más, sino que este nuevo evento se ha convertido por sí mismo en una empresa de tecnología en la que la principal fuente de ingresos surge del manejo de datos y las apuestas deportivas. Se implantan chips en los balones, también se miden los movimientos de los jugadores, se obtiene datos en tiempo real… una experiencia deportiva 100% interactiva. De hecho, existe una app tanto para Android como para iOS mediante la cual los fans podrán medir el juego en tiempo real y a su vez apostar.
Ha sido tal el boom de esta nueva competición que ha atraído a cientos de patrocinadores y medios de comunicación además de los fans. Por ejemplo, la cadena nacional de televisión CBS adquirió los derechos televisivos y retransmitió los partidos para todo Estados Unidos, un hecho que irremediablemente colabora en la difusión y crecimiento de este evento.
Pero ¿Hasta qué punto es positivo este auge tecnológico y del Big Data en el deporte? Los más románticos sugieren que esta incorporación tecnológica en el deporte conlleva, en cierta manera, la pérdida de valores y espíritu deportivo. Lo que es innegable es que el espectáculo es cada vez mayor y el rendimiento de los deportistas igual. La posibilidad de analizar todo tipo de métricas está permitiendo desarrollar al máximo las técnicas de entrenamiento y competición, motivo por el cual no dejan, año tras año, de superarse récords en todas las disciplinas deportivas. Eso sí, habrá un límite, por mucho que la tecnología mejore el rendimiento, jamás se podrán alcanzar (sin dopaje de por medio) resultados sobrenaturales, lógicamente.
El debate está servido, habrá quien defienda un deporte sin tecnología y aquel que sea fan de las incorporaciones que esta conlleva. El punto de encuentro es un deporte ecléctico, desarrollado por implementos tecnológicos que en ningún momento alteren el ritmo ni el espíritu de las competiciones deportivas. Hace deporte y disfrutar con ello y, si el Big Data permite desarrollar nuevos talentos, bienvenido sea.
Fuente: Diario de Almeria