Decía Hume que “quien tiene la información tiene el poder”. Una máxima que para las empresas es una realidad palpable a la hora de proyectar sus estrategias de crecimiento. El acceso a la información y su análisis se ha convertido en uno de los insumos más valiosos del mercado; lo que se conoce como big data o macrodatos.
Las nuevas tecnologías, junto con la cantidad ingente de datos que generan las personas a través del uso de sus celulares –que puede ser en la búsqueda de series de televisión, al escuchar canciones o la interacción en redes sociales—, permiten que las empresas puedan establecer parámetros de comportamiento en los mercados y predecir cambios en las principales variables económicas.
De acuerdo con Carlos Yanes, profesor de Economía de Uninorte, la información que proporcionan los consumidores es de suma importancia para muchas empresas. “Cuando se tiene acceso y se hace un muy buen uso de la información, las ventajas competitivas se mejoran y se hace un mejor uso de los recursos para satisfacer necesidades de bienes y servicios en el mundo”, dice.
Sin embargo, manejar cantidades tan inmensas de información no es nada fácil. A diferencia de las encuestas, donde la información responde a esquemas y preguntas claras, los datos que dejan las personas en cualquier acción que hacen en la red son desestructurados e involuntarios. En este contexto, gana valor la gestión y análisis de millones de datos para encontrarle sentido sobre gustos, necesidades, consumo o hábitos.
Desde el análisis económico también hay ejemplos de lo que se podría hacer, como el del economista Raj Chetty, hasta hace poco profesor de la Universidad de Harvard, quien construyó un mapa de la desigualdad en Estados Unidos, barrio a barrio, utilizando grandes volúmenes de datos fiscales del Servicio de Rentas Internas (IRS), entidad estadounidense encargada de la recaudación fiscal.
Si un economista puede llegar a este tipo de resultados, del mismo modo el análisis de información puede ser beneficioso para las empresas, hasta el punto de convertirla en conocimiento aplicado a su gestión operativa, administrativa y financiera,
“En algunos casos, las empresas logran posiciones de liderazgo en el mercado gracias a conocimientos específicos. Por ejemplo, en la manera de organizar su distribución, lo cual genera ventajas competitivas. Adicionalmente, la información es pilar fundamental en temas de riesgo moral, asociado a los contratos y en temas tan sensibles como los salarios de eficiencia”, señala María Esperanza Cuenca, profesora de Economía de Uninorte.
Riesgos y costos del big data
Obviamente, el manejo de tanta información conlleva riesgos. A nivel mundial se han visto casos de grandes multinacionales que utilizan de forma indebida los datos que recogen de sus clientes para sacar provecho económico. Del mismo modo, cada vez más frecuentemente se discuten episodios de manipulación premeditada en decisiones políticas, a través de redes sociales (el brexit o las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016). La situación ha llevado a que se alerte sobre la necesidad de establecer marcos regulatorios adecuados para las empresas que obtienen macrodatos de sus clientes.
Cuenca considera que existen varios tipos de riesgos, pero que los más importantes están relacionados con la privacidad. “La privacidad está protegida por leyes en algunos países pero, al ser entregada de manera voluntaria en encuestas y redes sociales, termina a disposición de los más interesados, y esto está relacionado con uno de los riesgos más altos: la seguridad”. Lo anterior no solo puede influir en la inducción de publicidad engañosa o la presencia de hackers, sino en la capacidad de muchos por aprovecharse de personas débiles —niños y adolescentes, por ejemplo— en determinados contextos.
A pesar del auge que vive el big data, en los últimos años persisten factores económicos que limitan la expansión del análisis de datos. Uno está relacionado con los costos de la infraestructura: tener una plataforma digital implica que los procesos de recopilación, almacenamiento, clasificación y análisis de datos se hagan de manera rápida, en muchos casos en tiempo real. Algunas de las plataformas que facilitan este procesamiento tienen costos altísimos para las pequeñas y medianas empresas. Además, muchos de estos procesos se ven afectados por las diferencias de formatos en muchos datos que existen en la red.
“Si estos macrodatos son mal interpretados puede generar costos a las empresas por mala interpretación o uso de ellos. Es fundamental estar invirtiendo en procesos de cualificación para el manejo de la información”, señala Yanes, en relación a otro de los factores que dificultan el procesamiento de datos: la limitación de capital humano, conocimiento y capacidades adquiridas de profesionales especializados.
Este tipo de profesionales son escasos en muchas regiones del mundo, lo que impide identificar de manera más expedita lo que piensan las personas y que las empresas actúen en consecuencia. David García Torres, profesor de Economía de Uninorte, señala que esto está cambiando debido a los fuertes incentivos de utilizar el análisis de datos en la esfera empresarial y estatal. Cada vez hay más interés de profesionalizarse en el análisis de datos y las universidades están ofreciendo cursos de formación en este campo.
Uso del Estado
Al mismo tiempo, desde el sector público también se han diseñado mecanismos para su uso. “Los gobiernos han hecho avances en la promulgación y manejo de datos abiertos. Casos como México o Chile están intentando establecer modelos que sirvan para factores de decisión en políticas públicas. Sin embargo, pese a que en Colombia existen datos abiertos, aún estamos atrasados en implementar y manejar información masiva en sector público”, agrega García.
Para el Estado, el análisis de datos puede ser un mecanismo que aumente la eficiencia de las políticas públicas, mejore las intervenciones o que permita plantear políticas basadas en evidencia, tal como sucede en muchos países del mundo. Yanes señala que cuando se hace un buen uso de la información, se reducen las asimetrías e impactos negativos de la política pública en los participantes de los programas y proyectos que se ejecutan con algún propósito de mejora del bienestar. Además, agrega que tener información a la mano e importante también minimiza las limitaciones y alcances de las políticas.
En el caso de Colombia, ha habido progresos significativos en los últimos años. La última reforma tributaria introdujo una modernización tecnológica para la DIAN con vistas a aumentar la capacidad de recaudo y fiscalización. Sin embargo, en términos regionales, el país se encuentra rezagado en el manejo de información. Pese a que existen datos abiertos, aún falta implementar y manejar sistemas de información masiva en el sector público.
Análisis | El valor de la información
Es importante que todas las empresas e instituciones sepan hacer buen uso y manejo de la información generada por todos los medios, tanto sociales como personales. Se hace necesario un ajuste e incentivos por parte de los gobiernos en el manejo, gestión y organización de los datos. De esto, más adelante se permitirá no solo generar buenos negocios sino también de optimizar el uso de los recursos naturales y mejorar la eficiencia y productividad de las personas y empresas.
Fuente:
EL HERALDO. (2019, 26 agosto). Los riesgos y beneficios del big data en economía. Recuperado 28 agosto, 2019, de https://www.elheraldo.co/economia/los-riesgos-y-beneficios-del-big-data-en-economia-660417