Investigadores de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) han logrado manipular genéticamente tomate de la región para incorporarle una proteína de amaranto que ha comprobado que reduce la hipertensión en personas, de manera que quien consuma el fruto vea en su salud efectos como los del fármaco más popular en el tratamiento de la enfermedad.
El trabajo transgénico realizado por científicos mexicanos destaca a nivel internacional por ser el único que modifica la genética del tomate para prevenir y enfrentar la hipertensión, enfermedad que afecta a 30 por ciento de la población del orbe, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.
“Hicimos revisiones de la literatura científica y encontramos algunas proteínas y en ellas péptidos bioactivos que ayudan a disminuir la hipertensión. Uno de estos está compuesto por dos aminoácidos (valina y tirosina) que ha demostrado en ratas que disminuye la hipertensión”, declara la doctora Lourdes Janeth Germán Báez, quien encabeza al equipo científico del Laboratorio de Biotecnología e Ingeniería Genética de la UAS.
La especialista en genética vegetal agrega que purificar y producir la proteína sola para consumo puede ser caro, por ello se pensó en un modelo que pudiera incorporarlo al tomate, producto ampliamente consumido por la población mundial.
Fue así que una vez identificada la proteína amarantina, se extrajo del amaranto, se purifico, aisló y secuenció para poder ser expresada en tomate. Lo siguiente fue trabajar por un mes con ratas hipertensas en laboratorio, en las que se probaron diferentes dosis, como se hizo con un grupo de control al que se administró captopril en las mismas proporciones. Se hicieron evaluaciones a diferentes horas y se comprobó que en ambos grupos se lograba el mismo efecto a las cuatro horas de consumido.
Sobre cómo actúa la amarantina en el organismo humano, la doctora Germán Báez explica que en los pulmones y otros órganos se encuentra la llamada enzima convertidora de angiotensina (ECA), la cual hidroliza el decapeptido Angiotensina I convirtiéndolo en Angiotensina II, péptido que eleva la presión arterial.
“La característica que tiene la proteína es que actúa como inhibidor de ECA, impide su función. Esa actividad la realiza el tomate si hay una sobreactividad de la enzima y la normaliza, de manera que si la persona que consume el fruto no es hipertensa no le hace daño”, puntualiza la biotecnóloga sinaloense y añade que lo que sigue es probarlo en humanos, sobre todo para determinar las dosis adecuadas.
El equipo científico de la UAS comprobó que con la incorporación de la amarantina en el tomate aumenta 20 por ciento la presencia de proteína en comparación de uno no transformado, así como de aminoácidos esenciales, que se eleva en 40 por ciento. Además incrementa 13 veces su potencial antihipertensivo, por lo que compite con soya, garbanzo y frijol que han comprobado ese efecto en humanos.
“Al transformar genéticamente al tomate le damos más valor nutrimental, por la incorporación de aminoácidos y proteínas, y nutracéutico porque el péptido reduce la hipertensión.
“El método para manipular genéticamente al fruto no implica gran inversión, ni en insumos ni en materia prima; no requiere condiciones especiales para su cultivo, de manera que para generar la semilla el costo en muy bajo”, concluye la científica sinaloense, quien en mayo del 2015 obtuvo mención honorífica por su trabajo de tesis de doctorado por parte del Instituto de Apoyo a la Investigación e Innovación (INAPI): “Expresión de la subunidad ácida de la amarantina en el fruto de tomate transgénico y evaluación in vitro de su actividad antihipertensiva”.
Fuente: Agencia ID