Agricultores de plátano del archipiélago de las Islas Canarias, España, vieron mermada su producción en millones de euros debido al ataque de un insecto (Chrysodeixis chalcites) conocido como lagarta, el cual forma cicatrices en la cáscara con lo que el fruto deja de ser apetecible para el público.
El problema orilló a los productores a buscar un método efectivo de control de esta plaga sin dejar residuos químicos en los frutos, por lo que acudieron a investigadores de la región, quienes a su vez solicitaron la colaboración del Instituto de Ecología A. C. (Inecol) de México y en trabajo conjunto desarrollaron un insecticida en base a virus que controló la lagarta platanera con una eficiencia igual o mejor a la de los insecticidas químicos. El producto ha sido patentado en varios países.
Por parte de la institución mexicana participó el doctor Trevor Williams, investigador coordinador de la Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores del Inecol, quien explica en entrevista que la lagarta vuela en primavera y verano, y pone sus huevos sobre las plantas donde las orugas emergen y se alimentan del cultivo.
Cuando éstas son maduras, las orugas se trasladan a la superficie de los frutos y dejan “cicatrices” en la cáscara produciendo daño estético, es decir, no se puede vender los plátanos porque dejan de ser atractivos y acaban en la basura. Por esta razón, la pérdida para los agricultores es de casi tres millones de euros anualmente.
“Todos los organismos sufren de infecciones de virus, probablemente evolucionaron junto con sus huéspedes. Los insectos no son la excepción, tanto escarabajos como mariposas y las palomillas, todos son vulnerables a los virus”, puntualiza el científico de origen inglés.
Parte de su labor como investigador lo ha dedicado al estudio de baculovirus, mismos que tienen la capacidad de persistir dentro del insecto y al morir por la infección viral libera enzimas que degradan el tegumento (piel) de la oruga. Cuando esto sucede se liberan millones de partículas de virus al medio ambiente, las cuales contaminan el follaje del cultivo hasta que otras orugas se alimentan de las hojas contaminadas y así inician un nuevo ciclo de infección en el intestino del insecto.
Como enemigo natural del Chrysodeixis chalcites se conoce el virus ChchNPV que no afecta a otros organismos y es totalmente seguro para el hombre. Durante la investigación, una estudiante española encontró que había muchos genotipos del virus, y cada uno tiene un fenotipo distinto capaz de infectar a la oruga y de acabar con ella.
La estudiante realizó experimentos para combinaciones nuevas de diferentes genotipos y una de esas demostró una capacidad insecticida mayor. El resultado, por ser una mezcla artificial de genotipos se pudo patentar.
Fuente: ID