México, al ser un país con gran diversidad de especies vegetales, también lo es en plagas, por lo cual se recurre al uso de plaguicidas en los cultivos para poder controlarlas. Desafortunadamente, esto se ha convertido un problema de gran seriedad, pues su toxicidad pone en riesgo la salud de las personas que llegan a ingerir alimentos contaminados con estas sustancias.
Ante esta problemática, Tania Santiago García, estudiante de ingeniería bioquímica del Instituto Tecnológico de Tehuacán (ITT) —perteneciente al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, en Puebla, ha logrado fabricar, junto con sus compañeros, un plaguicida orgánico a base de dos plantas: el gigantón (también conocido como palán palán) y la ruda, que ayudan a controlar dos de las plagas más comunes en México: el pulgón y la palomilla blanca.
“Actualmente en México se usan 29 plaguicidas, 12 de ellos están prohibidos en otros países por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, declaró Tania Santiago.
Este producto está diseñado para repeler las plagas de una manera natural, sin que llegue a ser tóxico o afecte las propiedades de las plantas. Además, se logra que los organismos invasores no mueran, pues esto puede llegar a causar un desequilibrio dentro del ecosistema.
Las pruebas que se han llevado a cabo para probar su eficacia han sido en plantas como rosales, frijol, habas y jitomates, y se ha determinado que este producto tiene propiedades insecticidas y fungicidas moderadas, evitando así que las plagas y las enfermedades que afectan a las plantas desarrollen resistencia y, por consiguiente, sean más difíciles de combatir.
Para la creación de esta fórmula se tuvo como objetivo encontrar recursos naturales disponibles en México que no fueran explotados, tal es el caso de la planta llamada gigantón, de manera que su aprovechamiento no genera un impacto importante en el medio ambiente.
“Nuestro país nos dota de la planta gigantón y Tehuacán cuenta con esta planta. En nuestro equipo somos de diferentes comunidades y nos encargamos de recolectar esa materia prima en nuestros lugares de residencia”, apuntó la estudiante.
Rudalan se presenta como una alternativa viable para su utilización en la agricultura mexicana, pues su aplicación en los campos de cultivo no representa un riesgo de contaminación y, por ende, es seguro para la salud humana.
Actualmente este producto se elabora en las instalaciones del ITT, y uno de los retos más significativos para producir este plaguicida es conseguir la maquinaria necesaria para extraer las sustancias de la materia prima, así como el equipo de envasado del producto final, que puede ser encontrado en polvo o concentrado líquido.
Fuente: CONACYT