El riesgo de las modas es precisamente ese, quedarse en una simple moda.Blockchain irrumpió con la etiqueta de ser la tecnología que iba a asaltar los cielos, romper con todo lo conocido hasta el momento gracias a que, como aseguran los expertos, tiene la capacidad de descentralizar la información y controlar lo que se hace con ella. Basándose en esta aplicación, poco a poco surgen proyectos que dan sentido a lo prometido por la cadena de bloques. Este es el caso del Gobierno de Aragón. Después de casi un año de trabajo, tendrá a punto su nuevo sistema de licitación electrónica antes de junio.
La corrupción política ha lastrado el trabajo de la administración pública. Sin enumerar los centenares de casos existentes, decenas de millones de dinero público han regado las cuentas de particulares y no los servicios previstos para la ciudadanía. Como explica Miguel Ángel Bernal, director general de contratación y patrimonio del Gobierno de Aragón, con esta iniciativa eliminan los intermediarios y permiten tanto que los licitadores manden sus ofertas como el respeto por la integridad de la información proporcionada. “Podemos evaluar las ofertas sin tener que pasar por un tercero de confianza que las encripte. Si hay cualquier modificación, lo comprobamos inmediatamente”, argumenta.
Bernal reconoce que las instituciones públicas no son nada permeables a la tecnología. Les cuesta mucho sacar proyectos innovadores adelante. En su caso, ha apostado por acotar la aplicación de blockchain a los procedimientos abiertos simplificados. Es decir, aquellos evaluables por una fórmula y no por un juicio de valor. La cadena de bloques en la que trabaja el Gobierno regional contará con dos fases. En la primera se registrarán las huellas de las ofertas; y una segunda en la que programar contratos inteligentes para alimentarlos con los datos de los licitadores y evaluar automáticamente sus propuestas. “Garantizamos la integridad de la información que manejamos en la contratación pública, aporta mayor transparencia y mejora la eficiencia de los proyectos”, zanja.
Como el poder político no llega a todos los lados, menos aún si de disrupción hablamos, Aragón ha contado con la ayuda de la unión entre Open Canarias y Oesía para alicatar por completo la blockchain. “Queremos mejorar la transparencia y asegurar la privacidad de los datos en los procesos de licitación pública. Por suerte, esta lógica está en la propia cadena de bloques. En este caso, la huella digital se genera en Ethereum”, apunta Carlos Rodríguez, director de estrategia de Open Canarias. Si el proyecto funciona correctamente, no descarta pulirlo para unificar plataformas y procesos de contratación en España. Y es que, según los datos que maneja, solo el año pasado se firmaron más de 220.000 contratos con la Administración.
Ucrania, el modelo a seguir
Un espejo en el que mirarse para evitar corruptelas con el uso del dinero público es Ucrania. Por paradójico que resulte, después de 2014, tras la llamada revolución de la dignidad, diferentes ONG crearon el sistema de licitación electrónica ProZorro –cuyo significado en castellano es todos pueden verlo todo–. Cansados de ver cómo el Estado lapidaba los recursos, diferentes voluntarios comenzaron a supervisar las subastas públicas con la ayuda de blockchain. Tal y como comenta Volodymyr Flonts, impulsor del proyecto, cualquiera puede acceder a los datos en bruto de los licitadores. “Los nombres de los proveedores se ocultan antes de la subasta y, una vez adjudicada, se revelan”, apunta.
ProZorro se ha convertido en el mejor sistema de licitación electrónica, según el Banco Mundial. El funcionamiento resulta bastante sencillo, al menos en palabras de Flonts. El Estado tiene una base de datos y facilita diferentes API a las empresas que compiten por un contrato. El tejido empresarial ucranio se encarga de ofrecer servicios como búsqueda, soporte técnico o garantías bancarias. “Como todos comparten los mismos datos, la competición se centra en ofrecer el mejor servicio al mejor precio. Toda la información está abierta y licenciada por Apache License”, sostiene Flonts, quien asegura que, desde el lanzamiento de la plataforma, el Gobierno ha ahorrado cerca de dos mil millones de euros en ineficiencias y corrupción.
La sencillez de construir desde cero
Si en la Unión Europea no han surgido más modelos como el ProZorro ucranio es porque sus sistemas de licitación pública, aunque imperfectos, gozaban de cierto control.
“Ucrania carecía de cualquier estructura de base y tenía un marco idóneo tras la crisis para apostar blockchain. En el entorno comunitario nos cuesta dar el salto porque ya tenemos algo sobre lo que basarnos”, explica Alex Preukschat, de Blockchain España, como una de las principales razones por las que la Administración española no apuesta más por la innovación.
Aparte del proyecto de Aragón, el Ayuntamiento de Bilbao también se ha fijado en la cadena de bloques, pero para su registro de apoderamientos, nada de contratos con la Administración.
Fruto del escrutinio social, varias ONG, como TI Ukraine, han lanzado herramientas digitales para que cualquier ciudadano identifique violaciones en los procesos de licitación pública. “Con ProZorro es muy sencillo acceder a todos los datos y supervisar las compras del Estado”, sugiere Flonts.
Tanto en Ucrania como en Aragón, por el momento en una versión más modesta, blockchain comienza a mostrar que no solo surgió para poner de moda las criptomonedas. Pocas excusas quedan en el tintero para evitar el control del dinero de la Administración. “Como todos los códigos son abiertos y la mayoría de los formatos de la información se basa en el estándar de datos OCDS, ProZorro y sus principios pueden exportarse fácilmente”, concluye Flonts.
Fuente: Retina El Pais