Cuando salimos de vacaciones, podemos cometer imprudencias que, aprovechadas por los ciberdelincuentes, nos hagan llevarnos las manos a la cabeza. En relación a nuestro uso del smartphone, si bien nos facilita mucho la vida (y más aún en los viajes), también puede suponer un escaparate para aquellos que quieren delinquir y apoderarse de información muy valiosa para sus fines.
5 CONSEJOS PARA NO EXPONERNOS
Ahora bien, ¿qué medidas podemos tomar para minimizar esos riesgos al máximo? Hemos hablado con Josep Albors, responsable de Investigación y Concienciación de ESET España, y nos ha desgranado cinco claves para evitar que nuestros hábitos puedan afectar a nuestra seguridad:
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En primer lugar, debemos tener cuidado con las redes inalámbricas que no son de confianza. Conectarnos a una red que no conocemos puede traernos problemas. Además, hoy en día es mucho más económico (y seguro) contratar una tarifa de dato si allá donde vayamos no tenemos roaming.
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Otro de los errores que podemos cometer es cargar nuestro dispositivo en el primer puerto USB que vemos. Lo mejor es hacerlo a través de cables o puertos que no transmiten datos. Es decir, limitarnos exclusivamente a la carga de electricidad.
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Compartir fotografías en las redes de billetes de avión o festivales, aunque pueda parecer insignificante, también puede comprometer nuestra seguridad, por los datos que se pueden extraer de esas instantáneas.
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Vigilar con quién compartimos nuestra información es vital, y no siempre tomamos las medidas oportunas. Por ello, debemos estar seguros que es solo con personas de gran confianza con quien lo hacemos.
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Tener cuidado con la pérdida o robo de nuestros dispositivos móviles y asegurarnos que tenemos configurado el sistema de detección remota, para poder bloquearlo si es necesario.
TODA LA INFORMACIÓN CUENTA
Albors resalta que, por encima de todo, debemos facilitar únicamente la información que sea estrictamente necesaria. Y nada más, porque existe un riesgo real: “Con nuestro nombre, apellidos, DNI, lugar de residencia y fecha de nacimiento, de manera combinada, se puede llegar a solicitar, por ejemplo, un clonado de nuestra tarjeta SIM”, sostiene Albors, con el peligro que conlleva con vistas a información de especial sensibilidad, “por ejemplo cuando nuestro banco nos envía un sms al hacer una transferencia. Esto es algo que se está dando y en algunos países está causando estragos”, explica.
LA CONECTIVIDAD Y SUS RIESGOS
Nuestro móvil no es la única puerta de entrada a nuestra información y que, mal utilizada, nos puede arruinar las vacaciones. El Internet de las cosas (IoT) está abriendo un abanico de posibilidades fantástico en numerosos campos, pero también comprende algunos puntos que hay que mejorar de cara al presente y futuro. Y el de la seguridad es primordial.
Algunos de estos dispositivos pueden monitorizarse, pero otros no, y ahí radica el problema: “Se conectan, puedes ver lo que hacen, pero no permiten actualizaciones o cambiar algunos parámetros. Estás a merced de lo que haga el fabricante. Y eso es un peligro que está ocasionando problemas desde hace años. Hasta que no se pongan las pilas los fabricantes y se conciencien los usuarios, este asunto irá a más”, advierte Albors.
Los dispositivos que más ataques están sufriendo son, según el especialista, las cámaras IP, los routers o los sistemas de grabación de esas cámaras. Además, aunque en proporciones menores, también se aprecian ataques en smart tv o electrodomésticos conectados. “Una cafetera te puede servir de entrada a una red que puede ser local o, lo que es peor, corporativa. Es como la impresora. Y esa red sí puede tener datos interesantes, que se roban desde el ordenador que está conectado a la misma red que la cafetera”, apunta Albors. Con el ritmo de crecimiento del IoT, y el concepto de conectividad, tendremos que prestar atención a todo lo que nos rodea, y protegernos.
CUIDADO CON LA SMART TV
Como decíamos, las televisiones inteligentes comienzan también a ser objeto de ciberataques. “De momento, todavía hay pocos, son casos muy concretos”, afirma Albors, que destaca la minería de criptomoneda o algún caso de ransomware como las prácticas más detectadas. Tener mucho cuidado a la hora de descargar aplicaciones y la precaución en el uso del USB es fundamental. Y también existen ya antivirus que protegen nuestro televisor.
Ahora bien, la cuestión está en que estos ataques pueden ir en aumento y hay que concienciarse de esto. “Más allá del PC, no existe la concienciación. Cualquier dispositivo que se conecta a Internet tiene que tener unas medidas de seguridad en base a su composición, conectividad y uso que le damos. Como usuarios, sabemos que un PC se puede actualizar, poner un antivirus… En el smartphone esto se empieza a asimilar ahora, pero en una Smart TV no se acaba de ver y en los dispositivos IoT ni se contempla”, concluye Albors.
Fuente: Byness