Aunque todos llevamos en el bolsillo un smartphone en el que pueden entrar amenazas de todo tipo, el auténtico foco de problemas nos suele llegar a través del correo electrónico, que es la vía a través de la que nos cuelan el acceso a páginas fraudulentas y, en el peor de los casos, malware, virus y toda clase de archivos que inician ataques letales contra nuestros ordenadores.
Con eso en mente, es lógico pensar que deberíamos tratar la bandeja de entrada de nuestro correo como si fuera un campo de minas donde, en muchas ocasiones, eso que estamos viendo no es lo que dice ser. Ni la Dirección General de Tráfico, ni el Ministerio de Hacienda, ni la Policía ni ningún otro organismo o empresa importante (como bancos) que jamás utilizaría un medio de comunicación así para pedirnos datos personales.
Recomendaciones para evitar problemas con los archivos adjuntos
Es evidente que cuando hablamos de correo electrónico y amenazas nos estamos refiriendo, en la mayoría de ocasiones, a los archivos adjuntos que nos remiten dentro de un mensaje y que, al pulsar sobre ellos para abrirlos, inician el ataque hacker, infectando nuestro ordenador y todos los dispositivos conectados a él en cuestión de segundos. Con lo anterior en mente, ¿sabéis cómo hay que actuar para evitar situaciones así? El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) nos ofrece algunas pautas realmente interesantes.
La primera y más importante tiene que ver con el remitente, si le conocéis o no y, sobre todo, si la dirección de correo proviene de un servidor de confianza o pertenece a algún dominio que se quiere hacer pasar por alguna empresa, institución u organismo público. Como ya sabéis, eso del dominio es lo que podéis leer a continuación de la “@”. Si os escriben desde un banco, ese dominio tiene que ser el mismo que el de su página web oficial, cosa que podéis verificar sin problemas accediendo a Chrome para cotejarlo. ¿Que no coincide? Peligro. ¿Que coincide? Pues entonces se trata de una comunicación oficial.
Ahora bien, existen formas de camuflar una dirección de email fake debajo de otra con apariencia de ser real, por lo que os recomendamos que en caso de dudas, enviéis el correo a la papelera directamente. Nadie utilizará esa vía de comunicación para gestiones o temas importantes por lo que si alguien os tiene que reclamar o pedir algún dato o información, esperad a que os llamen por teléfono o recibáis una carta en el buzón.
Otro detalle que delata que el archivo adjunto de un email puede ser peligroso es el tipo de redacción utilizado en el mensaje. Si hay evidentes faltas de ortografía, un exceso de expresiones torpes o que parecen sacadas del traductor de Google, así como una falta de coherencia entre géneros y números en las palabras, entonces toca volver al punto anterior: borradlo sin mirar más qué nos ofrecen. Seguro que se trata, en el mejor de los casos, de SPAM.
Finalmente, el último detalle que nos puede señalar que estamos ante un mensaje de correo peligroso y, por tanto, ante un adjunto que podría esconder malware: la urgencia con la que nos piden que hagamos algo. Los hackers, si algo quieren, es que no pensemos, que reaccionemos de forma instintiva porque saben que es en esas situaciones cuando dejamos la lógica a un lado y nos movemos por impulso. Es en ese instante cuando tendremos que mantenernos lo más fríos posible y recordar que un email nunca nos marcará un plazo de aviso sobre cualquier gestión de un minuto para el siguiente. Leed, analizad todo lo que os hemos dicho hasta ahora y actuad. Así evitaréis peligros por culpa del correo electrónico.
Fuente:
Cómo evitar situaciones de riesgo al abrir archivos adjuntos en tu email. (2020, 29 octubre). Recuperado 29 de octubre de 2020, de https://www.lasexta.com/tecnologia-tecnoxplora/internet/como-evitar-situaciones-riesgo-abrir-archivos-adjuntos-email_202010295f9ab6ec9a1c4e00015d69be.html